Las imágenes que a lo largo del tiempo plasman momentos importantes son las que sirven para, en cierta medida, cincelar la vida de su protagonista. En ese álbum de recuerdos no siempre se adopta el papel principal y ni siquiera algunas de las fotografías cuentan con la presencia del dueño de esa existencia.

Este fin de semana, Alberto Núñez Feijóo cierra (no definitivamente, porque sus acólitos creen que lo hará si llega a la Moncloa) una etapa importante de su vida personal y su carrera política. En su caso, como en el de otros muchos que deciden dedicarse a la res publica, llegan a estar tan unidas que se entremezclan hasta ser imposible distinguirlas.

Muchas instantáneas se han capturado y tomarán en estas escasas horas para que los diferentes medios de comunicación fabriquen el perfil del futuro presidente del Gobierno de España, para unos, o de otro aspirante que, por las razones que sean, se queda en el camino, para otros.

Pero Feijóo ya sabe lo que es depender de las fotos, porque dos imágenes subrayan con colores vivos de donde viene, lo que ahora es, también el lugar al que ha llegado y cuál es su meta.

En la primera de ellas no aparece el protagonista, es decir, el aún presidente de la Xunta de Galicia. Es como esas instantáneas en las que el autor trata de convertirse en artista capturando la Torre Eiffel de París como nunca antes nadie, el Empire State neoyorquino desde la base de su alargada sombra o la iglesia de la Peregrina en Pontevedra con una perspectiva desconocida.

El actor principal de esa imagen era otro: Anxo Quintana, entonces vicepresidente del Gobierno gallego y hombre fuerte del BNG. En ella aparecía con el empresario Jacinto Rey (Constructora San José) en el yate de este último.

En realidad, había sido tomada el verano anterior, pero se publicó en los últimos días de febrero de 2009. Todos los medios se hicieron eco de ella y los de derechas realizaron los correspondientes 'comentarios de texto'. La última encuesta del CIS (entonces no de Tezanos) correspondiente a enero y febrero de ese año auguraba que el bipartito presidido por Emilio Pérez Touriño (PSdeG y Bloque Nacionalista Galego) volvería a repetir al frente de la Xunta. El resto de sondeos (se puede comprobar en este enlace) seguía esta tendencia.

La primera, le aúpa a la Xunta

La fotografía era el perfecto ejemplo para influir en un cambio de Gobierno desde lo que empezaba a ser el 'nuevo periodismo de investigación' (a distancia, no muy nítida, político y constructor, en un yate, verano...).

Aunque se había tomado seis meses antes, se publicó el 25 (digital) y el 26 de febrero (en papel) distribuida por EFE tras hacerla pública un medio poco conocido y ya desaparecido. Las elecciones se celebraron el 1 de marzo. Feijóo ganó, como estaba previsto, pero lo hizo con mayoría absoluta, en contra de lo que auguraban casi todas las encuestas.

Esa imagen, de la que siempre se ha dicho que también había de otros dirigentes regionales y nacionales, es la que empieza a marcar la trayectoria del de Os Peares. Es el principio de una carrera política que se afianzará a lo largo de los años en el plano regional a golpe de mayorías absolutas.

Imagen de la noticia recogida en El Mundo y la portada del diario ABC del 26 de febrero de 2009.

Los réditos de Feijóo con esa foto siguieron en el tiempo. A raíz de ella (y del mal hacer del resto de formaciones gallegas) quedaron muy tocados el PSdeG y, sobre todo, los nacionalistas que iniciaron una travesía por el desierto que casi les lleva a desaparecer hasta la recuperación de esta legislatura con Ana Pontón. Los socialistas, ahí siguen en el pozo. Para el ya líder nacional del PP, su poder autonómico le sirve para empezar a abrirse su camino nacional, su regreso a Madrid.

Esa vuelta se fraguó mucho antes de ahora. Hace años, incluso. Sin embargo, otra imagen frustró todo. De nuevo, aunque él sí aparece, no es el protagonista principal, sino que ese rol lo adopta, nada más y nada menos que un narcotraficante o “contrabandista” como tituló El País: Marcial Dorado.

Era el último día de marzo de 2013. Un domingo. Feijóo disfrutaba desde octubre (había decidido adelantar las autonómicas) de una mayoría aún más amplia. Con una imagen en portada en el principal periódico aparecía el que ya empezaba a verse como la gran esperanza del PP con un individuo, desconocido en el resto del Estado, pero 'famoso' en Galicia por sus 'negocios', como reconoció entonces Carmen Avendaño, la que era presidenta de la asociación más importante que, desde lo social, luchaba contra el narcotráfico.

La foto que le hace más fuerte

Feijóo tuvo que hacer frente a unas fotografías, en particular una en la que aparece con Dorado y crema solar en la espalda, que siempre se ha dicho que partieron hacia El País desde su propia formación, el famoso 'fuego amigo'. Los que apuntan a ese origen señalan que era la respuesta contundente a las primeras intenciones que mostraba en privado de dar el salto.

Le costó recuperarse de ese golpe, pero lo logró. Se armó de paciencia, aguantó otros procesos electorales con más éxito y fue fraguando su salto a Madrid. De ahí la importancia de esa imagen (y del resto con Dorado).

portada de El País del 31 de marzo de 2013

Sin duda alguna, en todo este tiempo y antes incluso -quien no recuerda aquella con manguera en ristre en plena oleada de incendios en época del bipartito- ha habido más fotos destacadas, pero esas han marcado un antes y un después que han conducido hasta Madrid, vía Sevilla.

A partir de aquí otras imágenes se sumarán a las ya conocidas. La gran mayoría, como en los álbumes personales, de poca trascendencia; otras, las menos, con un telón de fondo mucho más poderoso. Ahí podría estar alguna con Sánchez (probablemente sea la primera o de las primeras de este apartado de destacadas), con Ayuso en plena Puerta del Sol. Incluso no se puede descartar para hacer daño al actual inquilino de la Moncloa otra con Felipe González, al que, según ha dicho, llegó a votar y con el que, tal y como comentó el ex presidente, mantiene una relación más personal (pero sin fotos conocidas).

Sin embargo, y sin restarle importancia a las anteriores, hay una instantánea que muchos empiezan ya a vislumbrar a pesar de que él trate de pararla con justificaciones injustificables. A tenor de cómo se desarrollen los acontecimientos se va a producir porque a su rival a la derecha le interesa: la foto con Abascal.

El líder de la extrema derecha, del fascismo patrio y de la radicalidad camuflada en populismo quiere esa foto con Alberto Núñez Feijóo y después de lo ocurrido en Castilla y León. Esa imagen también marcará el futuro del todavía presidente de todos los gallegos.