En Galicia hay quien empieza a pensar que los incendios de las últimas semanas que han arrasado, sobre todo, amplias zonas de las provincias de Pontevedra y Ourense, son el principio de una segunda parte del verano que puede ser muy complicada en este sentido.

Los daños en materia forestal están fuera de toda duda, con varias miles de hectáreas de terreno quemadas, con zonas arbóreas y de agrícolas. Las altas temperaturas registradas en el último mes -julio ha sido el más calido en décadas- y la ausencia de mantenimiento forestal, tal y como denuncian repetidamente sindicatos de trabajadores forestales y organizaciones ecologistas, han sido factores determinantes para que el fuego se haya propagado con gran facilidad. Estos elementos son perfectos para que actúen los pirómanos, a quienes tanto las autoridades, como distintas entidades atribuyen la autoría de la gran mayoría de estos incendios

Ahora, a la catástrofe ecologista en forma de superficie quemada, se suma una cifra espectacular y dramática que ha denunciado la Asociación Animalista Libera. Según esta organización, el número de animales silvestres muertos como consecuencia del fuego en este período en Galicia ascendería a "22.000, sin contar con aquellos que habrían quedado heridos y pueden fallecer días más tarde".

Así lo han hecho público a través de un comunicado en el que explican que realizan esta estimación tomando como referencia "los terribles incendios que sufrió Australia a finales del pasado año y cuya investigación se basó a su vez en un cálculo sobre deforestación, acelerado en el tiempo al nivel de destrucción de un fuego forestal en pocos días".

Al margen de lo anterior, también llaman la atención acerca de la derivada de los fuegos en los propios ecosistemas de las zonas gallegas donde se han registrado estos incidentes. Con su acción, según denuncia Libera, los pirómanos provocan el desplazamiento de los animales "a otros espacios en donde existe actividad humana", lo que incrementa "los conflictos en cultivos y las colisiones con vehículos".

Frente a esto, para buscar la recuperación proponen que la actual prohibición de la caza durante 3 años en terrenos quemados debe pasar a 10 años, porque el tiempo marcado actualmente "es insuficiente para una correcta reactivación natural" porque "el monte está poco regenerado y la fauna es una diana fácil para los escopeteros".

Asimismo, los animalistas instan a crear un "consorcio investigador formado por las tres universidadea gallegas y la Xunta de Galicia para realizar un gran estudio sobre el impacto de los pirómanos en los montes que pueda facilitar también la elaboración de nuevas políticas preventivas".

Además de esto, apuestan por las nuevas tecnologías, para lo cual proponen el uso generalizado de cámaras termográficas, "imprescindibles para detectar focos incipientes".