Sevilla despidió el pasado sábado a Antonio Muñoz y dio paso a la era del popular José Luis Sanz. El anterior alcalde pasaba por ser el primer alcalde hispalense manifiestamente gay que compaginó los desfiles de solemnidad del Corpus Christi con los más festivos del Orgullo, sin que la sociedad sevillana viviera polémica alguna.

Sin embargo, ahora la piel fina hacia la homosexualidad y las reivindicaciones están a la orden del día. En la mesa de debate de Sevilla está el cartel del día del Orgullo. No por sus aportaciones artísticas o belleza, sino por el hecho de que, en ciertos círculos conservadores, incomoda que se haya representado a dos emblemas de la ciudad: Santa Justa y Rufina, sujetando la Giralda y ataviadas con un mantoncillo con los colores arcoíris del orgullo.   

La polémica la levanta Vox que señala al cartel como un acto “irresponsable” y como una “provocación del PSOE”, ya que el cartel se presentó durante el mandato del socialista Antonio Muñoz.

“Utilizan la provocación como arma propagandística y dividir a la sociedad”, ha dicho la portavoz del Grupo Municipal Vox, Cristina Peláez, en el Ayuntamiento de Sevilla donde, por cierto, no tienen sitio en el gobierno. Para la edil de ultraderecha, el cartel del orgullo manipula “las sagradas imágenes de las patronas de Sevilla”.

La polémica de Vox está, para sorpresa de pocos, respaldada por la recolecta de firmas de la asociación Abogados Cristianos. También reaparece la cuestión de los fondos públicos para atacar al colectivo LGTBIQ+, con un cartel pagado con “el dinero de todos los sevillanos”.

Peláez posiciona su polémica en la agenda del Ayuntamiento al emplazar al nuevo alcalde, el popular José Luis Sanz, a corregir lo que entienden como un desmán del anterior alcalde, para así no tener que “soportar ver todos los días, en las farolas, en las marquesinas, en vehículos oficiales, en las redes sociales y en los medios de comunicación las imágenes de nuestras patronas vinculadas a la homosexualidad”.

Ante el envite de Vox, el regidor popular mantiene silencio, por ahora. Pero las reacciones a esta sensibilidad cristiana de la ultraderecha no se han hecho esperar. En redes sociales hay una campaña paralela para dar la mayor visibilidad posible al cartel. La obra ha sido realizada por el artista sevillano Daniel Dalopo.

“Viendo como han actuado en otras ocasiones, no me sorprende. Quizás es su manera de darse publicidad creando confrontación”, explica a El Plural el joven artista de Casariche, cuya obra bebe del cubismo, el pop y el arte urbano. No cree que el cartel sea una obra provocadora o molesta, “me han escrito por redes mucha gente religiosa, incluso votantes de su partido, dándome la enhorabuena y diciéndome que no están de acuerdo”.

La obra multidisciplinar de Dalopo es uno de los componentes visuales que componen la nueva reivindicación de género, transexualidad o cuerpos no normativos. Sus obras se exponen en Berlín o Londres, asegura que las obras “tienen que contar algo. Independientemente de que sea LGTBI o no. El arte provoca emociones positivas, pero también negativas, ambas necesarias.”

El Ayuntamiento saliente presentó el 15 de junio la programación del Mes de la Diversidad Sexual, también conocido como Orgullo LGTBIQ+. El programador cultural Paco Cerrejón dice que “no hay polémica social con el cartel; la polémica está en el hecho de que haya personas que creen que la religión les pertenece”.

Cerrejón ha sido uno de los responsables de la proyección cultural y selección artística del anterior equipo municipal, señala la existencia de numerosos ejemplos en la ciudad de colectivos homosexuales que expresan plenamente su cristiandad “sin ningún conflicto”.

A pesar de considerar el cartel como una obra realizada “con decoro” y sin intención provocadora, Cerrejón cree que hace falta mantener el pulso reivindicativo en el arte, “se ha avanzado mucho en derechos, pero el discurso de Vox es el mejor ejemplo de que la igualdad no es plena, aún queda mucho por hacer”.

Un Orgullo más vivo que nunca

La celebración del Orgullo en Sevilla lleva años convirtiéndose en una cita clásica de la agenda sevillana con conciertos y eventos que generan un impacto social complementario a la otra Sevilla más tradicional, la de Semana Santa y Feria. Sin embargo, Vox aboga por mantener solo una de las dos caras de la moneda, lo que exacerba más la necesidad de celebrar en varios colectivos.

Otros hechos recientes hacen palpable la necesidad de seguir afianzando la normalización de la diversidad de género y sexual. El polémico abucheo a un beso homosexual en la ópera del Teatro Maestranza de Sevilla, o la reciente aparición de cartelería homófoba en una residencia de estudiantes de Málaga en la que apremian contra la “Epidemia homosexual” en el “Mes de caza”, con “20 euros por cada enfermo capturado”, evidencian la necesidad del activismo más combativo a favor de la igualdad.