La vulnerabilidad de las residencias de ancianos frente al coronavirus hace replantearse el modelo general de los centros para mayores. La cercanía de los trabajadores y la difícil tarea de aislarse de cualquier posible contagio exterior, dificultan la tarea.

Los centros de mayores reúnen a gran cantidad de ancianos que, en muchos casos, cuentan con problemas de salud o degenerativos. Todos ellos necesitan cuidados constantes y tal trabajo obliga al profesional sanitario a estrechar su contacto con el paciente.

La primera ola del coronavirus afectó a las residencias de ancianos por encima de cualquier otro ámbito. Los mayores sufrieron las consecuencias del nuevo virus y miles de ellos perdieron la vida.

La fácil propagación de la Covid-19 en los centros especializados hace que su control sea casi imposible. Las visitas recibidas de los familiares, sobre todo durante el mes de febrero y marzo, y la vida social de algunos de los empleados exponen a los residentes a contraer el virus.

En estas últimas semanas, se ha confirmado el positivo en coronavirus de 1.200 mayores. Algo que se debe a la falsa idea de las residencias según explica a El País, Susana Ruiz, miembro de la junta directiva de la Federación Lares, patronal que engloba a un millar de centro de entidades sin ánimo de lucro.

Las residencias no son hospitales, en ellas se vive de manera social. Y por mucho que se mantengan las distancias, la higiene y se lleven mascarillas, no todos los residentes la aguantan, hay enfermedades respiratorias que las hacen incompatibles”, señala.

“Si el virus entra, es una mecha, por eso es importante la rapidez al comunicar un caso y hacer pruebas a todo el centro”, razona Susana.

Manel Cervantes, jefe del servicio de enfermedades infecciosas del hospital Parc Taulí de Sabadell, aconseja en El País que la única manera de ir por delante es buscando “el virus en mayores con pocos síntomas en las poblaciones donde crece mucho la incidencia”.

“La posibilidad de encontrar asintomáticos con PCR no es muy alta, pero con hallar la mitad, tiene sentido. Ya les proteges”, asegura.

Gracias al aumento de pruebas se están detectando los positivos de una manera más rápida a cuando se confirmaron durante la primera oleada. Ahora se registran más casos leves y asintomáticos y las residencias cuentan con un mayor número de equipos de protección.

El presidente de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, José Manuel Ramirez, ha pedido un aumento de las medidas tras la situación vivida anteriormente en las residencias.

“Habrá menos muertes si se habilitan centros a los que trasladar a los mayores leves o asintomáticos; si hay buena coordinación con el sistema de salud para garantizar la atención médica, y con la monitorización de las residencias que prepara el Ministerio de Derechos Sociales, que llega tarde, pero es buena noticia”, explica Ramirez.

Los sindicatos también han reclamado, como ya lo hicieron desde antes de la pandemia, un aumento de las ratios e inspecciones. A ello habría que sumarle un incremento de los recursos y la contratación de personal.