Mientras los montes del norte extremeño ardían sin control, el consejero de Interior y Presidencia, Abel Bautista, se encontraba en una plaza de toros entre aplausos y pasodobles. El martes 12 de agosto, con el incendio de Jarilla avanzando con fuerza y declarado ya de nivel 2, el consejero decidió no modificar su esperada agenda festiva y acudió como tenía previsto a los festejos taurinos en Jaraíz de la Vera. No fue hasta la una de la madrugada cuando apareció en el puesto del mando avanzado del CECOPI, horas después de que se activara el dispositivo de emergencia más importante de la región.

A las 21:30 horas se declaró el nivel 2, y poco después, a las 22:10, se solicitó la activación de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que fue aprobada por el Ministerio a las 22:49. Mientras tanto, Bautista no se presentó en el puesto de mando hasta ya haber pasado unas tres horas cruciales de gestión y toma de decisiones, abandonando de cierta manera a los habitantes y especialistas que se encontraban en la zona.

Y es que, como si no fuera poco con la ausencia de Bautista, a escasos kilómetros del foco activo se lanzaron fuegos artificiales durante la feria local. El desconcierto fue generalizado entre los equipos de emergencia que luchaban contra las llamas.

Adrián, técnico de Protección Civil y bombero en la zona, lo expresó con crudeza en redes sociales: "Horas currando y, de repente, el pueblo de al lado, que se supone que estás intentando proteger, se pone a tirar cohetes con el riesgo de incendio que conlleva. Nuestra cara de gilipollas era para enmarcar". El mensaje se viralizó rápidamente, provocando miles de reacciones de apoyo y denunciando la falta de responsabilidad institucional.

El vídeo de los fuegos fue difundido por la portavoz socialista Cristina López, quien calificó la escena de “vergüenza” y “falta de respeto total” hacia quienes estaban perdiéndolo todo por el avance de las llamas y a los que estaban luchando contra el fuego.

Una gestión ausente entre cohetes y llamas

La crítica no solo ha sido hacia el ayuntamiento, sino también dirigido a la gestión regional. El propio Bautista, ya desde el puesto de mando, admitió que el incendio de Jarilla seguía “totalmente descontrolado”, mientras él mismo había estado horas antes en una plaza de toros, sin justificar su ausencia durante las horas clave del operativo.

Y es que, efectivamente, resulta difícil argumentar una agenda lúdica en pleno avance de un incendio que ha arrasado miles de hectáreas y ha puesto en riesgo a numerosos pobladores y visitantes.

Las imágenes del propio Bautista disfrutando de las fiestas, mientras los operativos notaban su ausencia en el centro de mando, han circulado por redes sociales con fuerza, generando aún más indignación. Una escena que, para muchos, ha ardido más que el propio fuego.

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