La jornada laboral de cuatro días, una idea revolucionaria que ya ha cobrado vida en distintos puntos del mundo, empieza a ser una realidad que, poco a poco, va tomando forma en España. Para abordar en profundidad los detalles del proyecto que ya se empieza a fraguar desde el ámbito político y empresarial, hablamos con Joan Sanchis, asesor de la Conselleria de Economía Sostenible de la Generalitat Valenciana, profesor de Economía Aplicada en la Universitat de València y autor del libro Quatre dies: Treballar menys per viure en un món millor. 

P: La jornada laboral de 32 horas, a pesar de que ya se ha aplicado en distintas empresas europeas y en otros puntos del mundo, hasta hace poco no se planteaba aquí en España. ¿Por qué ahora?

Es un momento donde coinciden varios factores: venimos de una crisis económica del año 2008 y una pandemia y tenemos serios problemas de productividad, España tiene una media de productividad por debajo de la media europea y los países de la OCDE. Son factores por los que nos deberíamos plantear el modelo productivo.

Por otro lado, desde el ámbito social, venimos de un momento en el que nos hemos dado cuenta de que el tiempo es un factor determinante para poder desarrollar nuestras vidas en condiciones. La conciliación familiar ha tomado mucha relevancia, así como los problemas de salud mental por el acceso al trabajo. La pandemia ha ayudado a que la gente busque alternativas para organizar mejor su tiempo y poder mantener un cierto nivel de bienestar.

Por último, también ha influido la preocupación medioambiental, buscamos maneras de reducir desplazamientos y trabajar de una forma más efectiva. Estas son las tres grandes crisis que hacen que sea un momento adecuado para hablar de esta medida.  

Además, se ha producido una alianza entre empresas y trabajadores, entre administraciones públicas y partidos políticos para poner el tema en la agenda pública. Con ello se pretende mejorar el talento, la productividad y el trabajador así tiene más tiempo libre. Los poderes públicos se benefician de este círculo virtuoso como reduciendo las bajas laborales.

P:  En su libro, Quatre dies: Treballar menys per viure en un món millor, habla sobre lo sucedido en la huelga de La Canadenca en 1919, cuando los trabajadores se alzaron y consiguieron la jornada laboral de 40 horas.

Sí, es un momento particular. La idea de la reducción del trabajo no nace ahora, sino que tiene una historia detrás vinculada a la industrialización y codificación del trabajo como un elemento legal y económico regulado. Fue un primer momento en el que la demanda vino de la clase obrera, que tenían sus intereses muy marcados y que consiguen a través de esta huelga y otras acciones en todo el mundo.

La idea de la reducción del trabajo se ha ido olvidando un poco, en especial en el periodo de las Guerras Mundiales. Pero reapareció en los casos de Francia con la reducción de la jornada a 35 horas, y en Alemania con la negociación productiva, en la que se han conseguido avances para la distribución del trabajo, abordan esta cuestión.

Ahora vivimos otro momento en el que el contexto es muy diferente. En estos inicios del siglo XX, era una lucha de trabajadores contra empresas y el sector público como espectador; ahora son las empresas las que están tomando la delantera en muchos aspectos, los trabajadores y sindicatos han ido un poco con cierto retraso, mientras que los poderes públicos empiezan a interesarse por estas medidas.

P: Al fin, este debate ha llegado a la mesa política del Congreso de los Diputados de la mano de Más País y Compromís. Además, el Gobierno central pretende lanzar un proyecto destinado a 150 empresas. ¿Cómo lo valora?

Hay una valoración muy positiva, se tiene que reconocer el valor de experimentar con ideas como esta por parte de las administraciones públicas poniéndose en valor la realización de estos proyectos piloto en el Estado como en la Comunidad Valenciana. Son proyectos muy positivos y pretenden estudiar el impacto de estas medidas.

P: ¿En qué consiste el proyecto que Compromís está llevando a cabo en la Conselleria de Economía de la Generalitat Valenciana?

El proyecto consiste en dar ayudas directas a las empresas que, voluntariamente, reducen el tiempo de trabajo a cuatro días. La subvención se dará con un margen de tres años de duración, es decreciente en intensidad, y va dirigida a compensar el incremento del coste salarial por hora hasta que la productividad lo ajuste.

Apoyándonos en la teoría empírica, la empresa que se ajusta a ello es capaz de mejorar su productividad adoptando diferentes mecanismos, pero se produce en un término medio de adaptación. La administración valenciana pretende incentivar que este tipo de experiencias puedan desarrollarse asumiendo que se puede haber riesgos. Por cada persona trabajadora que se acoja al plan con una empresa, el primer año tendrá una subvención aproximada a 6.000 euros, luego bajará al 50% y el tercer año al 25%.

La clave está en aumentar la productividad, porque la subvención está orientada a mantener el salario. Además, se pide a las empresas que elaboren un plan de mejora de la productividad.

El plazo de solicitud se abre antes de verano, aunque ya ha habido interés y contacto por parte de algunas empresas.

P: ¿Cuáles son los principales obstáculos de las empresas que les impidan dar el paso definitivo? Las que ya la han aplicado, como La Francachela o el software Delsol, solo hablan de beneficios.

Las dificultades son muchas. Se trata de buscar medidas de innovación organizativa, que es la más efectiva y barata, es decir, cambiar la forma en la que hacemos las cosas. Para desarrollarlas, hace falta formación y predisposición, estrategias empresariales que no estén solo focalizadas en los costes, que miren más a largo plazo, pero en la economía española tenemos muchos problemas de este tipo como las medidas de competencia cortoplacistas fijadas en los precios.

Joan Sanchis: "El derecho al tiempo tomará relevancia en los próximos años".

P: Además, esta medida supone también beneficios a título personal a los trabajadores. ¿Considera que es un incentivo para mejorar la calidad de vida?

Nuestra calidad de vida está muy vinculada al tiempo. El derecho al tiempo tomará relevancia en los próximos años, porque sin tiempo no puedes hacer nada: no puedes ejercer tus derechos democráticos, sin tiempo no se puede desarrollar una vida familiar sin condiciones, no se puede hacer prácticamente nada. La gente es consciente de que ha surgido una nueva precariedad: la falta de tiempo. Esto es muy importante, que se mejore la disponibilidad de tiempo.

P: En este sentido, en el ámbito laboral se diagnostican muchos problemas de salud mental. El exceso de trabajo es una de las causas.

Sí, un tercio de las bajas laborales en España están vinculadas a problemas de salud mental que están vinculadas al exceso de trabajo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calculado que un 4% de las muertes anuales en el mundo están vinculadas al exceso de trabajo.

El exceso de trabajo mata y es perjudicial para las personas. En algunos países como Corea del Sur y Japón es un problema de salud pública muy importante. Es otra de las cuestiones que está sobre la mesa, abordar esta situación para reducir el impacto de este tipo de enfermedades.

P: Hay culturas en las que se predica con el “vivir para trabajar” en vez de “trabajar para vivir”.

Este tipo de sociedades tienen un problema con los valores que se le otorgan al trabajo. Si no tienes éxito en el trabajo parece que no tienes éxito en la vida, en las culturas asiáticas se llevan a un extremo en el que las personas no se quieren ir a casa al terminar porque parece que queda mal.

Pero esta dinámica negativa también puede verse aquí con una intensidad diferente, pero somos más conscientes de la toxicidad de estas culturas, que centran todo en el trabajo remunerado, en el que se considera importante, por ejemplo, los cuidados no entran dentro de esta valoración.

P: ¿La puesta en marcha de la jornada reducida sería posible en todos los sectores?

Cada sector tiene sus particularidades. Por ejemplo, en el sector turístico es más complicado, pero tiene una ventaja: puede ser uno de los más beneficiados por la reducción porque, al tener más tiempo, se puede consumir más cultura, ocio o turismo.

P: ¿Cree que este modelo puede llegar a ser el futuro del sistema laboral en España?

El futuro sí que pasa por reducir el tiempo de trabajo y aumentar la flexibilidad, es una evidencia empírica e histórica. A lo largo del tiempo hemos sido capaces de mejorar mucho la productividad con la tecnología y esto tendría que facilitar que trabajásemos menos horas al día y que liberáramos tiempo para aquello que importa.

Nada parece indicar que esto no pueda ser así en los próximos años. Iremos viendo movimientos en esta dirección, más lentos o rápidos, influenciados por el contexto general económico que vayamos viviendo.