Valencia ha encabezado durante los últimos meses un proyecto piloto que podría revolucionar la vida laboral de los trabajadores españoles: la jornada de cuatro días. El Gobierno municipal de la anterior legislatura, liderado por Joan Ribó, puso en marcha esta innovación el pasado mes de abril y, seis meses después, los primeros resultados arrojan luces y sombras.

La razón de ser para aplicar la jornada laboral reducida en España, de manera escalonada y empezando por las pequeñas empresas y comercios, se centra en la conciliación. Prueba de ello, según consta en el Informe ‘Experiencia piloto sobre la jornada de cuatro días desarrollada en Valencia’, esta metodología “ha mejorado la salud y el bienestar de los trabajadores”, comprobándose así que el tiempo libre que han aprovechado “se ha invertido en el desarrollo de hábitos que resultan beneficiosos para la salud”, como hacer deporte.

Salud mental, descanso personal o emplear el tiempo extra en otras actividades de ocio son algunas de los puntos que destaca el documento oficial del proyecto; a la contra, el aumento del consumo de tabaco o alcohol también manchan levemente el plan piloto. No obstante, y desgranando punto por punto cada unas de las conclusiones que se han derivado de su aplicación, son más los pros que los contras.

Aspectos positivos

Los trabajadores que han participado en este proyecto piloto han visto reducidos “los niveles de estrés y mejores sensaciones con respecto al cansancio, la felicidad, el estado de ánimo y la satisfacción personal”, a la par que “la conciliación y el equilibrio entre la vida laboral, personal y familiar”, extendiendo así el tiempo dedicado a familiares y seres queridos.

Concretamente, el 34,9% de los encuestados ha tenido menos estrés durante la duración de la jornada de cuatro días laborables, una diferencia del 30% con los que no participaron. Las mejoras en la salud mental y física también han sido notables, ya que cerca del 65% han señalado que han tenido mejor conciliación del sueño.

La cultura y la educación, con actividades como ir al cine (27,7%), ver películas (66,6%) o leer libros (46,1%), son otro de los aspectos que se han incrementado con creces por parte de estos trabajadores. Al igual que el empleo de este mismo tiempo libre para ir con los más pequeños de la casa a los parques o visitar espacios naturales cercanos.

La infancia ha sido el sector poblacional más beneficiado por esta medida, ya que los padres o las personas del entorno familiar que han participado en el proyecto piloto “han pasado más tiempo en casa”, lo que repercute en señal positiva en la educación los menores y ayuda a la “interacción familiar”. No obstante, sí se han hecho de notar las diferencias de género en la aplicación de este tiempo libre: “Las mujeres han cuidado más; mientras que los hombres han hecho más deporte”, señala el informe.

Otra puntualización positiva y que puede pasar desapercibida, pero que tendría un gran impacto de aplicarse a gran escala, son los beneficios que esta reducción de jornada tiene para la mejora del medioambiente. El informe recoge que los datos analizados muestran cómo se han contribuido en “la pacificación del tráfico en la ciudad al reducirse el uso de vehículos a motor” o en “la calidad del aire” con “un menor porcentaje de presencia de NO2”. En el mismo sentido, aún “no se puede concluir que se haya reducido el consumo energético” debido a que es necesario un estudio más exhaustivo para esclarecer conclusiones.

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El comercio y el consumo de alcohol y tabaco como puntos negativos

Pese a las mejoras evidentes para el trabajador a título individual, lo cierto es que sí hay algunas claves a tener en cuenta que, de cara a futuro, pueden mejorarse.

El sector comercial ha sido uno de los grandes afectados en clave menos positiva. Según el informe, se ha producido un 20% menos de ventas en los pequeños comercios en el periodo de aplicación de la reducción de la jornada laboral. Una medida que, en este ámbito, ha generado importantes pérdidas en materia económica, incluso el 11,7% de los encuestados lo califican como la peor parte de la experiencia.

En paralelo, el sector sociosanitario también ha visto cómo se ha agravado el problema de saturación “en los servicios de urgencias médicas debido al cierre de los centros de atención primaria” durante este periodo.  A la contra, tanto la hostelería como el turismo han sido los más beneficiados con una mayor cuantía de clientes.

Uno de los aspectos que más debate ha generado en torno a la aplicación de la jornada reducida es el aumento tanto de tabaco como de alcohol. Debido a que ambos se entienden dentro de un marco social, su consumo se ha visto incrementado por aquellas personas que han contado con más tiempo libre. En ambos casos, quienes ya lo consumían previamente, han sufrido un aumento durante este tiempo.

Recomendaciones a tener en cuenta

Como su nombre indicado, proyecto piloto, y debido a su corta duración del mismo aplicado en Valencia, aún quedan varios matices por aplicarse y errores por corregir. Al final del informe, se ofrecen algunas pinceladas sobre cómo orientar la jornada reducida.

El punto que no debe fallar en ningún caso son las características de cada caso, es decir, se advierte en todo momento que este modelo “debe adaptarse a las especificidades de cada empresa”, por lo que se insta a que su aplicación sea “objeto de negociación colectiva a partir de un marco normativo de carácter nacional que establezca límite de horas” que se pueden trabajar a la semana.

En paralelo, se debería adecuar “el actual marco legal” para que las entidades que lo deseen puedan hacerlo “sin tener que mermar las contribuciones a la seguridad social de su personal”. A la par, la aplicación de la jornada de cuatro días ayudará a disminuir los contratos a tiempo parcial que, en su mayoría, según el informe, recaen en las mujeres.

En otro orden de ideas, también se llama a poner el foco en los efectos y consecuencias de su planificación, especialmente, en el sector primario debido a que su actividad “no puede parar”; además, también podría suponer un impulso de innovación para el sector tecnológico.

En cualquier caso, la reducción de la jornada laboral incentiva, sin lugar a dudas, con el tiempo extra para los trabajadores, la cultura y todas las actividades sociales que emanan de ella, por lo que podría suponer una oportunidad clave para “mejorar y ampliar su oferta” y, al tiempo, “diseñar planes y programas orientados al fomenta de la igualdad entre hombres y mujeres”.