Desde Más País y Compromís tomaron la iniciativa de implementar la jornada laboral de cuatro días en España que, paso a paso, continúa construyendo sus cimientos para, el día de mañana, ser una realidad.
El proyecto, que ya se ha llevado a cabo en varios países, e incluso en algunas empresas españolas, se ha puesto sobre la mesa política para discutir las bases de lo que podría ser una revolución del mercado laboral y de cómo se entiende la vida en el trabajo desde una perspectiva que mira más por el bienestar de los empleados y su vida personal, sin dejar de pensar en la productividad y los beneficios de la propia entidad.
P: Desde Más País han puesto sobre la mesa el proyecto de la jornada laboral de cuatro días o la reducción a 32 horas semanales. ¿Por qué es necesario este giro?
R: Para que la gente viva mejor. La principal ventaja que va a tener la reducción del trabajo es que en momentos en los que tenemos muchos problemas abiertos como la crisis de los cuidados, la salud mental o el estrés va a ayudar a solucionarlos. La segunda derivada es que ayudará a cambiar el modelo productivo del país porque va a fomentar e incentivar que las empresas aumenten su productividad, bien porque vemos que la reducción de la jornada de trabajo la aumenta y porque obliga a las empresas a adaptarse.
P: El principal objetivo es incrementar el bienestar de los trabajadores en el ámbito laboral, ¿en qué aspectos puede mejorar la conciliación familiar?
R: Lo que primero mejora es la salud mental y la física, está estudiado y en nuestro proyecto no esperamos otra cosa diferente. A nivel de conciliación, no está claro si se reparten mejor las tareas entre hombres y mujeres, cabe una posibilidad de que, al tener más tiempo disponible se dé un mejor reparto de tareas, pero es cierto que hacen falta cambios culturales.
Una reducción del trabajo que no comporte reducción del salario va a mejorar la calidad de vida
P: La salud mental es uno de los principales problemas que tienen los trabajadores, de que dispongan más tiempo con la reducción de la jornada esto ayudará a que puedan acceder mejor a la atención psicológica.
R: Sí, hay una cantidad enorme de bajas laborales que se producen por el burnout, la gente “que se quema”, lo que está muy asociado con el estrés y trabajar demasiado tiempo. Antes incluso de poder buscar atención psicológica, que también es una cuestión de falta de tiempo, dinero y recursos, el propio hecho de trabajar menos va a hacer que la gente pueda tener más tiempo libre y dedicarse a otras cosas.
P: Y también mejora la calidad de vida.
R: Sí, hicimos una encuesta para saber cuál era el principal motivo que tenía la gente para trabajar menos y todo se reducía a descansar, estar con los amigos y hacer más hobbies. Una reducción del trabajo que no comporte reducción del salario va a mejorar la calidad de vida.
P: El Ministerio de Industria es el encargado de llevar la puesta en práctica del proyecto. ¿Cómo se va a hacer?
R: Estamos negociando los detalles finales de cómo se va a implementar. Se va a hacer como una subvención a la innovación, condicionada con la reducción de la jornada laboral, es decir, las empresas que estén interesadas van a presentar un plan de aumento de productividad e innovación tecnológica y, a cambio, se les financiará una buena parte de esa transformación.
La idea del proyecto es simular lo que hacen las empresas que ya lo hacen por sí mismas con otras que pueden tener más dudas. Nosotros ayudamos a 150 empresas de diferentes sectores, en las cuales podemos ver cómo mejorar la salud mental, qué pasa con la conciliación y qué pasa con la productividad de los trabajadores, pudiendo ver así qué problemas se encuentran a la hora de implementar la jornada reducida con trabajadores y empresarios. Se va a financiar una transformación de empresas a cambio de que produzcan la reducción de la jornada laboral.
P: Como se han producido algunas modificaciones dentro del Gobierno, ¿por el momento cumple las expectativas de Más País?
R: Ha tardado un poco más, pero están pasando últimamente muchas cosas y no es sencillo sacar todos los temas adelante, pero para el último trimestre de este año estará dispuesto el proyecto y las ayudas llegarán a las empresas.
P: Dentro de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) del Gobierno se han destinado 10 millones de euros para el plan, pero en principio iban a ser 50 millones. ¿Cómo ha sido la negociación?
R: Pedimos 50 millones al hacer el acuerdo a principios de 2021 gracias a los fondos europeos, luego en el Ministerio de Industria pensaron que lo mejor era hacerlo con los PGE, lo que explica una parte del retraso.
En cuanto a la reducción de la dotación, los 50 millones eran para varios años, en torno a dos o tres años, empezamos con 10 millones con el compromiso de que si era necesario poner más dinero este año se pondría y si era necesario poner más en la partida del año que viene se aumentaría. Vimos que empezar con 10 millones y ver cuántas empresas se sumaban no era una mala idea, nos lo plantearon desde el Ministerio y nos pareció razonable. Industria está interesado en el proyecto y si hiciese falta más dinero para el año que viene se pondría, no nos preocupa.
P: El plan se pondrá en práctica en 150 empresas y que afectará a 3.000 trabajadores, ¿han recibido ya solicitudes de algunas de ellas?
R: No, porque hasta que no salga la orden no se pueden presentar las empresas. En septiembre se abrirá el plazo de presentación y veremos. Sí que nos han estado siguiendo algunas empresas, desde que presentamos el plan han estado pidiendo información y nos han acompañado en el proceso y se podrán presentar en cuanto se abra.
P: Antes ha mencionado que se podrían tocar hasta 10 o 15 sectores distintos de empresas. ¿Cómo se podría hacer un reparto equitativo?
R: Eso se va a hacer durante el proceso de evaluación. Nosotros estamos trabajando para que en la orden de las ayudas son por concurrencia competitiva, el que se ha exigido una serie de criterios, pero queremos introducir que una parte se pueda modificar parte esos criterios para que sea una muestra representativa de los sectores, no que todas las empresas sean del mismo tipo.
Al hacerla, debemos ranquear las empresas, no vamos a poner las que produzcan más trabajadores que tengan más posibilidades de conseguir la ayuda que las que reduzcan más horas. También hay que incluir que se puedan modificar unos resultados para que haya diferentes sectores.
P: Hay algunos sectores que presentan más dificultades, como es el sector servicios.
R: Hay bastante discusión porque una de las empresas más conocidas de España que la ha hecho es precisamente un restaurante, La Francachela. Ahí hay más reticencias por parte del empresariado, ellos creen que no pueden innovar en sus centros de trabajo. Es verdad que hay una serie de limitaciones como es estar cara al público, que es la principal, pero tampoco hace falta contratar demasiada gente, puedes reducir la jornada de trabajo y contratar una persona más.
En general, lo que están viendo es que las mejoras que tienes a nivel de la calidad de los trabajadores, de la identificación con la empresa o de la permanencia te compensan de sobra el hecho de tener que contratar a otra persona.
La reducción de jornada no es un salto al vacío
P: Hay algunas empresas que ya lo han puesto en práctica, como La Francachela, que desde El Plural ya nos hemos puesto en contacto con ellos. ¿Han tenido desde Más País contacto con estas empresas personalmente para ver cómo están llevando?
R: Sí, nosotros antes de plantear el proyecto y antes de negociar, nos reunimos con La Francachela y con Delsol. Estuvimos mirando estudios de otros países donde se había hecho para entender cómo lo estaban haciendo y cómo se podría trasladar eso a nuestro proyecto piloto. Las experiencias y el feedback que nos dan es siempre el mismo: están muy contentas, han mejorado en casi todos los parámetros, no han perdido en la atención al cliente, que es una cosa que les preocupaba a una de las empresas.
Es una cuestión de que, si se tiene una cultura empresarial buena, de estar bien con los trabajadores y que quieras tener el talento que tienes, se debe de cuidar. La reducción de jornada es casi un paso más, nunca es un premio para las empresas que lo hacen bien. La reducción de jornada no es un salto al vacío, es simplemente un paso más de una serie de medidas que tienen.
P: Por otro lado, la mesa de diálogo entre los agentes sociales parece un poco dividida porque los sindicatos sí que dan su apoyo a la iniciativa, pero la patronal ha dado su negativa. ¿En qué punto se encuentra el diálogo ahora mismo?
R: Hay conversaciones informales. Ahora mismo, la reducción de jornada la estamos impulsando desde Más País y Compromís, por un lado; por otro, una serie de empresas modernas y punteras que quieren ponerlo en marcha. También UGT, que está haciendo mucho llamamiento.
Falta un paso, y es que los sindicatos, no sólo los laboral a nivel de grandes centrales y también a nivel de las diferentes empresas de las secciones sindicales, asuman la reducción de jornada como un objetivo de futuro de cara a las relaciones laborales. Hay una parte de la patronal que claramente está en contra, más porque lo ven como una cosa utópica que por los motivos, pero también hay empresarios que están a favor.
Una encuesta que hizo Adecco salía que el 70% de las empresas están en contra, pero un 12% está a favor. Es que un 12% de las empresas son 400.000 empresas, son un montón. En este país, por comparar empresas que tengan innovación, son un 20%. Es un nivel alto de empresas que está dispuesta a aprobar la reducción de jornada como una forma de mejorar su productividad y de aumentar su competitividad.
La patronal, eventualmente, cuando su propia gente no tire para adelante con la reducción de jornada, irá cambiando de opinión.
P: De hacerse realidad el proyecto piloto, caben destacar como dos factores que pueden verse beneficiados el aumento de las contrataciones también podría rejuvenecer el mercado laboral y combatir el empobrecimiento juvenil, que es uno de los parámetros que está también trabajando el Gobierno, y también podría solucionar de alguna manera el problema de las pensiones. ¿Han tenido en cuenta estas estar derivadas?
R: El tema de cuánto empleo se genera con la reducción de jornada es una de las cuestiones que queremos estudiar y saber con el proyecto piloto. Se sabe de seguro que no se contrata a tanta gente como las horas que se reducen, porque precisamente se reduce el aumento de productividad, pero sí que genera empleo en promedio.
Esto cambia mucho en los sectores que en otros. Por ejemplo, en Delsol, que es la empresa que lo puso en la sección de software, no contrata más gente, reducen un día de jornada y el aumento de productividad te permite contratar a nadie, pero sí tiene que contratar gente en atención al cliente, porque, aunque tengas cuatro días tienes que atender a tus clientes cinco días a la semana, hacerlo rotatorio. Por lo tanto, no se produce tanto empleo como el que las horas que se reducen.
Uno de los motivos en los cuales sí que parece que tiene mucho interés, que puede ser una buena solución, es sobre el desempleo tecnológico. Empresas de automoción, hablamos con gente del sector que empiezan a tener como la automatización, la robotización, la digitalización y el miedo que tienen es que se traduzca en desempleo, en despido y en reducciones de plantilla. La reducción de jornada es una manera sencilla de repartir esos momentos de productividad y no tener que despedir, sino aumentar el desempleo, mantener los salarios. Además, los trabajadores que en muchos sectores pueden ser jóvenes o en torno a los 30 o 50 años o que está llegando a la jubilación, trabajen menos.
P: Fijando la mirada en el ámbito internacional, esta medida ya se ha aplicado en varios puntos de Europa. Por ejemplo, en Bélgica ya está aplicada, pero tienen la reducción del salario, que es algo que ustedes no quieren aplicar.
R: En Bélgica creo que es compresión de jornada, ellos trabajan cuatro días, pero con la opción de hacerlo diez horas al día, que es una cosa que se ha probado otras veces en situaciones de crisis, pero no es nuestro modelo.
Sí tienen también la reducción de trabajo con reducción salarial, aunque no es novedoso. Lo que nosotros proponemos es, y lo que produce mejoras para los trabajadores y para las empresas aumentando la productividad, reducir la jornada sin reducir el salario. Si a la gente le quitas horas y dinero, no hay ni más implicación, ni más captación de talento, ni más identificación con la empresa.
Lo que está pasado a nivel internacional es que, en varios países como en Reino Unido, Escocia, Estados Unidos o Irlanda, se está empezando a poner en marcha proyectos pilotos privados hay un montón de iniciativas para ver cómo pasa realmente. Hay una corriente internacional que apuesta por la reducción de jornada, tardará el tiempo que tarden en instalarse, pero que no tiene marcha atrás a corto plazo.
P: Me gustaría que me hablase un poco de los apoyos que han recibido en Europa de algunos partidos el Partido Laborista de Reino Unido y los Verdes.
Sí, el Partido Laborista de Reino Unido tenía la reducción de jornada en su programa cuando estaba Jeremy Corbyn, pero en Inglaterra el vector principal está siendo las propias empresas. Sobre todo, el tercer sector, fundaciones, ONG y sector servicios que están empujando muchísimo en la reducción de jornada. Hay una encuesta que dice que en el 6% de las empresas del Reino Unido ya lo aplican y hasta un 25% se han planteado aplicarlo, una auténtica barbaridad.
Los verdes europeos están muy interesados, han tomado esta medida y la han llevado en el programa de las últimas elecciones alemanas por los verdes alemanes. Mientras que en el Consejo de los Verdes a nivel europeo también se ha aprobado la reducción de jornada como uno de los puntos del programa para defender.
Es un valor de país y no nos hace de menos
P: Volviendo al ámbito nacional, cabe recordar que España fue ya pionera a principios del siglo XX con la reducción con la jornada de ocho horas por las huelgas que se dieron en Barcelona. ¿Cree que ahora en la situación actual se podría revivir esa historia?
R: Sí, sin duda. España está siendo el país puntero a nivel de reducción de la jornada laboral. Cuando se aprobó el proyecto piloto, tuvo una enorme repercusión a nivel global, hasta que salió en The Guardian y en The Washington Post, incluso en la prensa económica, en el Financial Times, que podría estar radicalmente en contra, lo ve como algo razonable, que se puede plantear.
Creo que el Gobierno durante mucho tiempo no vio el potencial que tenía para España el ser realmente vanguardia, como fuimos en su momento en derechos civiles, con la ley del matrimonio igualitario. Ahora, por fin se está dando cuenta de que es un valor de país y que no nos hace de menos. Tanto la gente normal como a nivel de periódicos y mainstream, ven esto como una oportunidad y con interés. España haría bien en hacer bandera de ello.
P: ¿Cree que el Gobierno de Pedro Sánchez tendría la valentía para tomar las riendas de este proyecto y poder cambiar el mercado laboral español?
Hay que ir por pasos. Creemos que el Gobierno tiene que hacer bandera de la reducción de jornada, tiene que apoyar este proyecto, tiene que ver hacia dónde va. La reducción de jornada no se puede hacer por decreto de un día para otro, es una cuestión que tiene que ir por hacer historia a fondo poco a poco. Somos partidarios de incentivar a las empresas, poner medidas que ayuden, hacer mucha publicidad de ello y, eventualmente, eso se codifica en una ley. La ley que reduce la jornada laboral es el final de un camino, no un principio.
Lo interesante es que cada vez más empresas vayan sumando, que el Gobierno las ayude, las empuje, las incentive y que, al final, por ley, se reduzca la jornada, sea 32 horas, seis horas al día o un fin de semana de tres días.
P: Tal y como comentábamos al principio, es el Ministerio de Industria el que está ultimando los detalles del proyecto pero, ¿podría adelantarnos una fecha exacta en la que puede salir adelante?
No, el proyecto ya está en marcha porque es el primer paso, la apertura a consulta pública. Ahora estamos recogiendo alegaciones, cualquier persona puede meterse en la web y dar su opinión sobre cómo quiere que sea ese proyecto.
No puedo hablar de unas fechas, pero estoy convencido de que después del verano estará el proyecto y antes de fin de año, por los plazos que estamos manejando en el diseño de la orden, estarán las empresas seleccionadas que van a recibir las ayudas.