El pico de la sexta ola será a finales de enero. En este diagnóstico coinciden todos los expertos, incluidos los del Gobierno, tal y como ha ratificado este lunes el propio presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez. Sin embargo, la diferencia en la virulencia con la que afecta ómicron respecto a otras variantes hace presagiar que el fin del coronavirus como epidemia destructiva está más cerca, por lo que es el momento de dar cierto aire al tejido empresarial, sanitario y social.

Aquello de que la covid-19 es como una simple gripe hace tiempo que se demostró falso, pero, con un 90% de población vacunada y una variante menos peligrosa capaz de producir anticuerpos naturales de forma masiva -como demuestra cada informe del Ministerio de Sanidad con su actualización de datos-, es posible elaborar un plan detallado para empezar a tratar este virus de una forma diferente, más natural, menos hipocondríaca.

En estos términos es en los que se ha expresado el propio Sánchez en una entrevista concedida a Cadena Ser. El presidente del Gobierno ha reconocido que existe un plan detallado para pasar del actual estado de pandemia a uno de endemia o ‘gripalización’ del coronavirus: "España ha respondido de una manera muy positiva a la vacunación y tenemos que responder con nuevos instrumentos", ha manifestado, añadiendo que es “necesario” abrir un debate en el que los parámetros sean diferentes.

Por el momento, este nuevo escenario genera dudas lógicas: no sabemos cuándo empezará, aunque sí podemos afirmar que será después de que pase esta sexta ola; tampoco conocemos qué pasará si a ómicron le sucede otra variante más peligrosa, aunque la lógica apuntaría a la vuelta a los orígenes; ni tampoco si la Atención Primaria, primer muro de contención para la pandemia y el conteo de los casos, se verá reforzada para que los nuevos ‘centinelas’ no provoquen una pérdida de posibilidades asistenciales en el resto de pacientes a tratar.

Lo que sí conocemos es que este nuevo escenario vendrá apoyado de cuatro certezas ya puestas sobre la mesa. La primera de ellas es el cambio en las cuarentenas obligatorias anunciado después de Navidad. Los positivos, ahora, solo deben estar siete días confinados siempre que no sean sintomáticos –y no 10, como hasta ahora, ni 14, como antes-, mientras que los contactos vacunados que no presenten síntomas no deberán quedarse en casa. Esta medida, ya presente en nuestro país, generó muchas dudas entre los epidemiólogos y la ciudadanía en general, que observaba atónita un cambio de criterio que no compaginaba con otras de las normas que imponía Sanidad en su nuevo decálogo, tales como el uso obligatorio de mascarilla.

Las otras tres certezas han sido anunciadas este mismo lunes. No se trata de medidas concretas para el ciudadano, como la previamente expuesta, sino de gasto público para invertir en los nuevos antivirales en los que trabaja la farmacéutica Pfizer; tope al precio de venta de los test de antígenos, tal y como ya sucediera previamente con las mascarillas una vez España contó con abastecimiento suficiente; y cambio en el modus operandi en el conteo de casos positivos en el sistema sanitario, a fin de ‘gripalizar’ la epidemia y convertir las actuales cifras exactas en una especie de predicción más o menos fiable realizada por los sanitarios centinelas desplegados en centros de salud y hospitales para dar una muestra aproximada de la incidencia real de la endemia.

¿En qué consiste la red centinela?

España se dirige a un cambio de la metodología en la notificación de los casos. Tal y como indica en declaraciones a ElPlural.com Joan Carles March, investigador del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada, profesor y exdirector de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), “la notificación exhaustiva de casos dará paso a una red de médicos y centros sanitarios centinelas”. “Sería un sistema de no contar cada caso, sin hacer pruebas ante el menor síntoma. Pasaríamos a observar los casos como una enfermedad respiratoria más”, sostiene, añadiendo que, pese a la premura del anuncio, “se lleva meses trabajando en esta transición para un plan para abandonar paulatinamente la vigilancia universal de la covid”.

“Ello conlleva crear una muestra estadísticamente significativa y repartida en sitios y espacios clave, como se hace con las encuestas, que permite calcular cómo se expande la enfermedad, la más leve y la más grave, pero no ya mediante el conteo exhaustivo, sino con extrapolaciones de los casos que se hayan identificado”, explica.

“La red centinela de infección respiratoria aguda se medirá si es leve en atención primaria y si es grave en hospitales. Lo que cambia es el sistema de vigilancia, no cambia el tratamiento de la enfermedad. Será pasar a tratar la covid como una enfermedad más, de manera que podamos convivir de una forma cada vez más natural con el virus, más allá de la vigilancia, y siempre alerta ante nuevas variantes que puedan dar giros de guion”, añade. El experto, además, advierte del riesgo de normalizar la situación y que “disminuya la sensación de riesgo que genera ómicron ante la población”.

¿Cuándo se pondrá en marcha?

Es la gran pregunta. Por el momento solo se sabe que será después de que pase lo peor de la sexta ola, cuyo pico el Gobierno prevé alcanzar en breves semanas. Sin embargo, esta decisión no puede tomarse de forma única, puesto que la Unión Europea, en su centralización de los datos, exige a los Estados miembros una notificación exhaustiva.

En declaraciones a este medio, Amparo Larrauri, responsable del grupo de vigilancia de gripe y otros virus respiratorios del CNE, avanza que se está trabajando en la transición: “No se puede cambiar de la noche a la mañana. Tenemos compromisos internacionales, de notificación de todos los casos, y hay que consolidar los sistemas centinela”. Esta estrategia, como ha contado ElPlural.com en el artículo Sanidad estudia medir la pandemia “con otros parámetros, pero de la mano de la UE y las comunidades", ya se estaría probando en proyectos pilotos en cinco comunidades autónomas en Atención Primaria y nueve hospitales.

¿Es necesario reforzar el tejido sanitario?

El coronavirus llegará para quedarse. El tejido sanitario deberá asumir una nueva endemia y hacerle frente, por lo que no es de extrañar la preocupación de los sindicatos y organizaciones médicas por la escasez de recursos humanos que ya presentan los centros de salud y otros estratos del sistema.

Los sindicatos consultados por ElPlural.com coinciden en que todo pasa por el refuerzo de plantillas, y ejemplifican esta necesidad con la falta de sanitarios que presenta el sistema cada invierno con la llegada de la gripe: “Hasta la fecha todos los inviernos los sistemas de salud se ven obligados a reforzar con plantilla por los periodos de gripe y aún así no llega a ser suficiente, encontrando en los picos de incidencia las urgencias saturadas, como ocurre muchas veces en Madrid, por ejemplo. Por eso, la experiencia nos dice que, llegado el momento de gripalizar el covid de manera estacional, sería necesario un plan efectivo que fortalezca la Atención Primaria, que será la encargada de vacunar y de gestionar en cualquier caso las incidencias de pacientes leves, si fuera necesario seguir con pruebas y test diagnósticos”, explica Jesús Jordán, responsable de Empleo y Políticas Públicas de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO (FSS-CCOO).

“También es necesario un fortalecimiento de los recursos humanos en los hospitales, que deben ser capaces de soportar los picos de incidencia que seguro van a traer los periodos covid, aunque se pueda convertir en una situación de gripe normalizada”, añade el responsable sindical. Además, Jordán advierte de que “a pesar de que la situación económica es la que está primando ahora en los gobiernos, es todavía muy pronto para tratar de hacer pasar al covid por una gripe estacional”.

Desde la Asociación Madrileña de Enfermería (AME) también se muestran tajantes al respecto: “Nuestra opinión es clara. Evidentemente hay que reforzar y aumentar la capacidad que tienen los centros de Atención Primaria para atender a todos los problemas de salud, y no solo, ya que hay muchos programas de prevención y control de los crónicos que han quedado abandonados por la pandemia”.

“Los centros de salud se han tenido que volcar con el coronavirus, no se han reforzado con profesionales y muchas cuestiones han quedado olvidadas. Es necesario reforzar los ambulatorios con profesionales que puedan atender a los ciudadanos, cuyos niveles de salud han caído en picado tanto por el covid directamente como por la merma de la capacidad resolutiva que ha causado la pandemia indirectamente”, sentencia su presidente, Víctor Jiménez.