Tal día como hoy, los sindicatos se legalizaron en nuestro país. El hito, que culminó entre el 27 y el 28 de abril de 1977, no fue fácil de alcanzar. Las organizaciones sindicales tuvieron que actuar movilizándose, negociando e impulsando una actividad política e institucional muy intensa. Previamente, como es de sobra sabido, muchas personas de Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT) fueron represaliadas y encarceladas en las prisiones franquistas, razón de más para que su “vuelta a la legalización” -término que emplea el secretario general de CCOO, Unai Sordo, al tratar de “ilegítima” la calificación que les otorgaba el Régimen- cobre una mayor relevancia.

“El hecho que se conmemora hoy habitualmente pasa más desapercibido; y esto es verdaderamente notable e injusto, dado que fueron las organizaciones sindicales -en concreto las clandestinas de CCOO- las que más contribuyeron durante los últimos lustros del franquismo a combatir y luchar contra el autoritarismo”, explica en declaraciones a este medio.

“Hemos vivido dictaduras, persecuciones, cárcel, exilio, ejecuciones, también la República y muchas conquistas de derechos”, expresa a ElPlural.com el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, quien insiste también en la necesidad de “instaurar una memoria histórica”  que permita “no solo recordar a todas las personas represaliadas y asesinadas, sino también ayudar a aclarar los hechos acaecidos”.

"Debemos recordar que UGT sufrió en primera persona las consecuencias del franquismo, y que muchos compañeros y compañeras aún siguen olvidados en las cunetas de nuestro país", añade; para mantener a renglón seguido que, precisamente por eso  "es importante recordar no solo esta hazaña, sino también que es imprescindible que el sindicalismo de clase siga trabajando por los derechos y libertades de todas las personas trabajadoras".

“Nada nos van a regalar”

Sobre el momento concreto de la legalización, la situación requería entonces de “inteligencia y firmeza”, dado que era imprescindible “hacerlo real”, pero también “garantizar una democracia plena, sin exclusiones”, tal y como explica la propia UGT.

Y es que los finales de los 70 estuvieron marcados por una contradicción política muy clara entre quienes estaban todavía vinculados a la dictadura y querían que el paso a ‘su democracia’ tuviera que ver con una relación directa con el Régimen en muchos sentidos, y quienes defendían un país completamente nuevo. “Hubo que actuar en todos los frentes. Movilizando, negociando e impulsando una intensa actividad política e institucional para hacerlo realidad”, define UGT.

Cabe recordar, además, que el momento llegó apenas tres meses después de la matanza de Atocha, cuando varias personas de extrema derecha en el marco del denominado terrorismo tardofranquista terminaron con la vida de cinco abogados laboristas del Partido Comunista de España (PCE) y CCOO. “Todo esto es una muestra del papel decisivo que jugamos en aquel contexto y de que los movimientos reaccionarios nos situaron, junto al Partido Comunista, como principal enemigo a batir”, relata el secretario general de Comisiones Obreras.

Otro aspecto a destacar es que, a pesar de los derechos conquistados, las organizaciones aseguran que no hay que bajar la guardia ante las continuas amenazas de la extrema derecha, a quien mandan un mensaje. “Seguimos trabajando en un momento histórico, donde no solo recuperamos derechos, sino que estamos ganándolos”, asevera Pepe Álvarez. Por su parte, CCOO considera igualmente que a los sindicatos se les ha atribuido a veces una relevancia institucional “de segunda”.

Funeral de Marcelino Camacho
Capilla ardiente de Marcelino Camacho. EP
 

Tanto Marcelino Camacho como Nicolás Redondo, figuras claves de entonces y en las anteriores y posteriores luchas sindicales, defendieron que “la legalización no es la libertad sindical, pero sí una conquista importante en el camino hacia ella”. En ese sentido, los que han sido históricamente dos de los máximos exponentes sindicales de nuestro país dieron a entender que todavía quedaba mucho por avanzar en cuanto a derechos laborales se refiere. También quisieron con ello recordar lo fácil que es retroceder respecta de esta cuestión.

Nada nos van a regalar, tendremos que seguir presionando y negociando con energía, como hemos hecho siempre, ahora con la ventaja de actuar como organizaciones legales y representativas de las trabajadoras y trabajadores”, sentenciaba por aquel entonces el primero.

Fallecido en 2010 y considerado padre del sindicalismo en nuestro país llegó a calificar a este como el “pariente pobre de la Transición y la democracia”.

De la Transición a la reforma laboral pasando por huelgas generales

De esta manera, seguramente los actos más inmediatos que tienen en su retina las generaciones más jóvenes pasan por las últimas huelgas generales (la de 2010 y 2012) y, por supuesto, la reciente aprobación de la reforma laboral; una medida que consiguió poner de acuerdo, a cada uno desde la posición de sus intereses, a patronal y sindicatos.

Sin embargo, las organizaciones sindicales fueron trascendentales en la Constitución del 78 y para nuestra democracia. De hecho, figuran en el título preliminar de la primera al igual que los partidos políticos. “En el proceso constituyente se nos recompensa, aunque nunca se nos otorgó la misma legitimidad”; sostiene el secretario general de CCOO, respaldando lo indicado anteriormente. "Y todavía hoy seguimos notando las consecuencias en la función representativa de los sindicatos respecto a los partidos políticos,  por ejemplo, que van en el mismo apartado".

Aún y con esto, Sordo celebra el papel que CCOO jugó entonces en pos de los derechos democráticos: "España tenía un aparato productivo terriblemente obsoleto, y por tanto las reconversiones que se sucedieron fueron de enorme intensidad. Además había que facilitar desde determinados acuerdos la transición definitiva a la democracia".

 “Tuvimos que afrontar, después de dar la pelea por la democracia, afrontar una crisis económica de enorme trascendencia”, relata a la vez que expone cómo trabajaron a favor de un acuerdo político. “Precisamente los Pactos de la Moncloa se dieron en ese contexto, en el de facilitar una Transición real, que se diera un pacto político más que social (…) Nos negamos a llevar a cabo un pacto social sin tener en cuenta a los partidos ni la legalidad de todos ellos”, apostilla

Yolanda Díaz, Pepe  Álvarez y Unai Sordo

Los secretarios generales de CCOO, Unai Sordo (i) y de UGT, Pepe Álvarez (d), negociando con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, sobre la reforma laboral. EP

Por tanto, los sindicatos de nuestro país son un pilar fundamental para entender el día a día social; pero también el pasado en blanco y negro de España por su lucha incansable, así como su papel ya cuando nuestro país comenzó a adquirir un color democrático.