Mientras ayer el diputado Toni Roldán ponía punto final a su trayectoria dentro de Ciudadanos por discrepancias con Albert Rivera y el rumbo que estaban llevando el partido, su Ejecutiva Nacional se reunía en la sede de Alcalá.

La encrucijada sobre si facilitar o no la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno fue la discusión protagonista, teniendo dos bandos: quienes consideran que no habría que negarse a un acuerdo con los socialistas, y los que no quieren ni oír hablar de abstención ni pactos. Entre medias, los acuerdos directos o indirectos con la extrema derecha de Santiago Abascal, y la ruptura en Barcelona con Manuel Valls.

Luis Garicano, el diputado europeo que ahora lidera la idea de un Ciudadanos más liberal, también planteaba fallos en los pactos autonómicos y municipales del partido: “¿Cómo vamos a ser creíbles en nuestro compromiso con la regeneración si vamos a apoyar a gobiernos que llevan más de veinte años en el poder?”, dijo durante la reunión, tal y como recoge Libertad Digital. Esta pregunta al aire hacía referencia al apoyo que la formación podría dar al Partido Popular en Castilla y León, Murcia y la Comunidad de Madrid.

En el otro lado, Inés Arrimadas respaldaba las ideas del dirigente naranja y durante las cuatro horas que duró la reunión se enfrentó a quienes decían lo contrario. Según informa El País, la disputa entre Garicano y Arrimadas fue brusca y subida de tono, hasta el punto de que el líder de Ciudadanos en Europa le recriminó a la portavoz en el Congreso que no repitiera el argumentario del partido como lo hacía delante de las cámaras: “¡Esto no es un plató de televisión, Inés!”.

Además, conforme el medio anteriormente citado, Garicano aseguraba que “nadie está aquí intentando blanquear a Pedro Sánchez”, pero “el hecho de que Sánchez esté cerrando puertas no justifica que Ciudadanos no haga lo posible para tender puentes”.

Pero la cosa no quedó ahí. Arrimadas y Garicano siguieron confrontados al hablar de la investidura en el Ayuntamiento de Barcelona, donde la formación naranja se decantó por no apoyar a Ada Colau como alcaldesa, aunque eso conllevara el tener a un dirigente independentista, Ernest Maragall, en la capital catalana. “¡No insultes a mi inteligencia, había solo dos opciones!”, le lanzó Garicano a la diputada.

Por mucho que hayan quedado claras las diferencias internas y los críticos hayan abierto un debate que será difícil de cerrar, el eurodiputado tenía muy complicado ser escuchado y conseguir que se llegaran a plantear sus posiciones. Y así se reflejó en las votaciones, llegada la hora de la verdad la propuesta de abrir un diálogo con Sánchez tan solo consiguió cuatro votos a favor de Francisco Igea y Fernando Maura, además de los propios Garicano y Javier Nart, y tres abstenciones (Nacho Prendes, Marta Martín y Orlena de Miguel), frente a 24 votos que favorecían la negativa de la dirección de Ciudadanos.

Aunque todavía no se sabe qué futuro tendrán estas discrepancias y dónde acabará el partido, sí que es cierto que nunca Ciudadanos había tenido tantas diferencias.