Mariano Rajoy es ya expresidente de España. Le sustituirá al frente del Gobierno Pedro Sánchez, después de sacar adelante la moción de censura gracias a los votos a favor de Podemos, PNV, PDeCAT, ERC, Compromís, EH Bildu y Nueva Canarias –y por supuesto del PSOE-.

Esto supone que Rajoy ha tenido que abandonar La Moncloa tras seis años hospedándose en este palacio. Sánchez y su familia serán los nuevos inquilinos del codiciado inmueble.

Reencuentro con un viejo conocido

De esta manera, el político gallego vuelve a su antiguo hogar: una urbanización de Aravaca. Allí, haciendo bueno el dicho de que el mundo es un pañuelo, Mariano se volverá a encontrar a un viejo conocido: José Mariano Benítez de Lugo, más popular por ser el hombre que provocó su caída.

Nos remontamos al 18 de abril de 2017. Ese día, la Audiencia Nacional accedió a la petición de De Lugo –la tercera vez que lo demandaba- de que Mariano Rajoy fuera llamado a declarar como testigo del caso Gürtel. Entonces, en una entrevista concedida a ‘El Plural’ y realizada por Natalia Castro, este abogado de la Asociación de Abogados demócratas por Europa (ADADE) ya daba algunas de las claves de lo que sucedería más de un año después. “Creemos que Rajoy puede aportar algún dato, alguna información”, nos señalaba.


El abogado de ADADE: “Se ha demostrado que la Justicia, cuando quiere, es independiente”


Inmediatamente, el Partido Popular se movilizó para censurar a De Lugo. Le acusaron de trabajar para el PSOE y de buscar un beneficio propio. Sin embargo, tanto él como la ADADE siguieron adelante como acusación popular en todo el juicio.

Ahora, después de todo el cruce de declaraciones y la sucesión de los acontecimientos que se han llevado por delante a Rajoy, los dos Marianos, víctima y verdugo, serán vecinos. Quizá hasta logren limar asperezas.