El presidente de Estados Unidos, Donald Trump ha anunciado este domingo un nuevo giro en la política exterior de Estados Unidos respecto a la guerra en Ucrania. El presidente norteamericano ha confirmado que su Gobierno volverá a enviar ayuda militar a Kiev, concretamente sistemas de defensa antiaérea Patriot, aunque dejó claro que Washington no asumirá el coste: será la Unión Europea quien deberá hacerse cargo del pago.

La declaración llegó desde la base aérea de Andrews, en las afueras de Washington, a donde Trump regresó tras asistir a la final del Mundial de Clubes en Nueva Jersey. “La Unión Europea pagará por ello”, aseguró, en referencia al sofisticado armamento que se destinará a reforzar el escudo antimisiles ucraniano. Aunque no especificó la cantidad de baterías que se entregarán, sí subrayó que la operación será “un negocio” para Estados Unidos, y que no supondrá “ni un dólar” de gasto para los contribuyentes norteamericanos.

Este anuncio se produce apenas dos semanas después de que el Pentágono detuviera abruptamente el suministro de ayuda militar a Ucrania, en un movimiento interpretado como señal de descontento con la falta de avances en el conflicto. Ahora, Trump parece dar un paso más, con una estrategia en la que intenta combinar presión diplomática, gestos de firmeza y cálculo económico.

Críticas a Putin y ultimátum comercial

Durante sus declaraciones, Trump volvió a referirse al presidente ruso, Vladímir Putin, con una mezcla de escepticismo y desaprobación. “Habla bonito, pero luego bombardea a todo el mundo por la noche”, lamentó el presidente estadounidense, añadiendo: “Eso no me gusta”.

La relación entre ambos líderes, que durante años fue presentada como cordial, atraviesa ahora un momento de tensión. Trump ha reiterado en varias ocasiones que podría poner fin a la guerra en apenas un día, una promesa de campaña que sigue sin materializarse casi medio año después de su regreso al Despacho Oval.

En ese contexto, la Casa Blanca ha lanzado una nueva amenaza económica como fórmula de presión: si no hay acuerdo de paz en los próximos 50 días, Estados Unidos impondrá aranceles del 100% a Rusia. Así lo comunicó Trump durante su comparecencia, en la que expresó su creciente frustración con Moscú: “Estoy muy, muy, muy descontento con Putin”.

Los nuevos gravámenes, explicó, serán “secundarios”, una fórmula habitual en la diplomacia estadounidense para castigar a terceros países que mantengan relaciones comerciales con naciones sancionadas. En este caso, los aranceles estarían dirigidos a productos como el petróleo o el uranio que Rusia sigue exportando a través de aliados económicos.

El endurecimiento de la postura estadounidense coincidió con la visita a la Casa Blanca del nuevo secretario general de la OTAN, Mark Rutte. La guerra en Ucrania centró buena parte del encuentro, en el que Trump trasladó su preocupación por el estancamiento del conflicto y la falta de voluntad negociadora del Kremlin.

“Mis conversaciones con él son muy agradables, y luego los misiles explotan por la noche”, dijo Trump sobre Putin, en un tono que reflejaba tanto decepción como desconfianza. Desde la Administración norteamericana se interpreta que Rusia ha intensificado sus ataques en las últimas semanas, pese a los contactos diplomáticos entre ambos líderes.

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