Decía el escritor estadounidense Mark Twain que “la guerra es lo que ocurre cuando falla el lenguaje”, una frase que explica con toda claridad lo que ocurrió hace exactamente un mes atrás entre Rusia y Ucrania, cuando Vladimir Putin decidió dar la espalda a la vía diplomática para aceptar la independencia de las regiones de Donetsk y Lugansk, hecho que desencadenó la serie de acontecimientos catastróficos que a día de hoy continúan sucediéndose.

Desde entonces, las imágenes que han dado la vuelta al mundo no han dejado más que conmoción, preocupación y un estado de alerta constante: hospitales, escuelas y edificios civiles en ruinas, así como ciudadanos huyendo del país hacia las fronteras de Polonia, Rumanía o Moldavia y portando las armas para defender la patria. Todo ello con la justificación de “desnazificar” al país, según argumentaba el Kremlin.  

Mariúpol, ciudad borrada por Putin

La invasión rusa se ha traducido en el ataque a las principales ciudades ucranianas, en las que se ha implantado la ley del terror con bombardeos indiscriminados. Mariúpol se convirtió en pocos días en la zona cero del conflicto, una ciudad borrada por Putin. Un hospital materno y el teatro de la ciudad, donde se refugiaban más de 1.000 personas, fueron los principales objetivos del ejército ruso, a pesar de las “promesas” de Putin de no atacar a la población.

Hacerse con la “perla” del Mar Negro sería tomo un premio, tanto político como cultural, para Putin. Odesa es la tercera ciudad más grande de Ucrania, conocida por su gran patrimonio cultural con su arquitectura decimonónica y su ópera y ballet, todo ello reconocido por la UNESCO. Durante los últimos días, los buques rusos se acercan cada vez más por el puerto para entrar a la capital del sur, aunque los civiles y los soldados ucranianos han construido barricadas y han protegido los monumentos en un intento de retrasar el asedio.

Barricadas contra las tropas rusas en Odesa (Ucrania)

Barricadas en Odesa. EP

Otras ciudades como Járkov, Jerson e incluso Kiev también están siendo clave en el conflicto. En el caso de la capital ucraniana, ya se ha atacado un centro comercial y una estación de tren, donde se han producido varias muertes y cientos de heridos. Sin embargo, la resistencia del Gobierno de Volodímir Zelenski y los millones de habitantes que se mantienen en la ciudad está siendo alabada a nivel internacional y no parece debilitarse con el paso de los días.

Éxodo histórico de refugiados

En cuestión de horas, las vidas de los ucranianos se paralizaron. Sin previsiones de futuro y aferrándose al presente, ya son 3,5 millones las personas que han escapado del terror de Putin hacia territorio europeo. Polonia, Moldavia, Rumanía y Eslovaquia son los países que están acogiendo al mayor flujo, aunque la UE está trabajando en un plan de reparto equitativo entre todos los países del continente.

Teniendo en cuenta los migrantes dentro del país como los que salen del mismo, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha estimado que se han movilizado diez millones de desplazados cuando se cumple un mes de guerra.

Mapa de refugiados en Ucrania y las fronteras europeas. EP

Mapa de los refugiados ucranianos. EP

Los testimonios e historias que llegan desde Ucrania son desoladores, vidas que han quedado en paralizadas hasta nueva orden. La periodista y escritora Margaryta Yakovenko, desde el inicio de la guerra, ha ido informando a través de sus redes sociales la situación de su familia residente en Mariúpol.

 

Zelenski, rostro de la resistencia

Las figuras políticas son clave en un conflicto de tal magnitud. Mientras que Putin ha recibido el rechazo total en términos globales, Zelenski se ha alzado con el apoyo de los principales mandatarios mundiales, además de convertirse en el líder de la esperanza y la resistencia para su pueblo.

Su estrategia comunicativa pasará a la historia gracias a su gran visibilidad en redes sociales. El presidente ucraniano informa con mensajes de Twitter sobre sus conversaciones telefónicas con los líderes europeos, el estadounidense o canadiense, entre otros, a quienes les ha trasladado en múltiples ocasiones su agradecimiento por el incondicional apoyo, aunque no cesa en sus reclamaciones de más soporte armamentístico, humanitario o el cierre del espacio aéreo de Ucrania.

Zelenski también se ha convertido en una figura de referencia política gracias a su estrategia de comunicación no verbal: pasó de vestir traje y corbata a una indumentaria similar a la de un civil o un soldado a modo de hartazgo y solidaridad para con su pueblo. Un detalle que hasta el presidente francés, Emmanuel Macron, imitó.

Por otro lado, el mandatario ucraniano continúa insistiendo por avanzar en la vía diplomática con Rusia para pedir un alto el fuego y la paz en su país. Incluso ha pedido en más de una ocasión un encuentro cara a cara con Putin aunque, por el momento, solo ha recibido negativas.

Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania. Fuente: Europa Press.

Volodímir Zelenski. EP

 

Cuando se cumple un mes de la guerra, la situación en Ucrania continúa recrudeciéndose, cobrándose más vidas y provocando más destrucción en un país que hasta hace unas semanas era completamente soberano. Las sanciones económicas por parte de la comunidad internacional están haciendo su efecto en la bolsa rusa, aunque está por ver aún cómo avanzarán los próximos días y los acuerdos que se alcanzarán este 24 y 25 de marzo en el Consejo Europeo extraordinario de la UE.