El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha anunciado este lunes que en un "próximo futuro" reconocerá la independencia de Donetsk y Lugansk, las zonas rebeldes al este de Ucrania, una decisión por la que el alto mando del Kremlin ha dado la espalda a la diplomacia y da pie a que se agrave el conflicto internaiconal.

El Gobierno ruso ha difundido un comunicado en el que explica que han recibido la petición de las autodenominadas repúblicas “ante el bombardeo masivo de su población”, y “con todo esto en mente, el presidente de Rusia dijo que tenía la intención de firmar un decreto relevante en un futuro próximo”, por el que se acepte la autonomía de dichas zonas.

Putin adelantó este lunes esta decisión al presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, por teléfono, una conversación en la que ambos dirigentes han mostrado "decepción", debido a que querían continuar por la vía diplomática. Estas figuras europeas que se trasladaron durante estas últimas semanas a Moscú para tratar de calmar las tensiones ante la amenaza de una respuesta militar.

Putin niega cualquier responsabilidad en la actual escalada del conflicto, hasta el punto de que este lunes, durante una reunión del Consejo de Seguridad Nacional, ha reivindicado que su Gobierno ha hecho "todo lo posible" para resolver los problemas por medios pacíficos.

Por contra, ha cuestionado las políticas de Occidente, al tiempo que ha seguido reclamando garantías de seguridad para descartar potenciales amenazas sobre territorio ruso. Moscú no ha recibido por el momento una respuesta satisfactoria a las garantías que reclama y no descarta nuevos enfoques.

Peticiones de Donetsk y Lugansk

Los rebeldes de las administraciones autoproclamadas en Donetsk y Lugansk han pedido abiertamente este lunes a Putin que dé el paso y reconozca la independencia del territorio, tal como planteó la semana pasada la Cámara Baja del Parlamento ruso. Estados Unidos, la OTAN y la UE ya advirtieron de que sería una línea roja en la actual escalada de tensiones.

Los líderes separatistas de Donetsk, Denis Pushilin, y Lugansk, Leonid Pasechnik, creen que es necesario que Moscú les conceda un nuevo estatus para proteger a la población y las infraestructuras civiles de la "agresión" del Ejército ucraniano. Pushilin incluso ha planteado la posibilidad de reforzar la cooperación en materia de Defensa, según la agencia de noticias Sputnik.

Los rebeldes controlan gran parte de la región del Donbás desde 2014, fruto en gran medida del apoyo recibido desde Rusia. Durante estos últimos días, han acusado a Kiev de ordenar nuevos bombardeos indiscriminados, en unas criticas similares a las expresadas, pero en sentido contrario, por el Gobierno de Ucrania.

Moscú ha emplazado a Kiev a dialogar directamente con los rebeldes, algo que las autoridades ucranianas siempre han descartado para apostar, en cambio, por formatos de negociación internacionales como el Cuarteto de Normandía, que además de a Ucrania y a Rusia incluye también a Francia y a Alemania.

Acuerdos de Minsk

Por su parte, el canciller de Alemania, Olaf Scholz, ha advertido de que un eventual reconocimiento de Donetsk y Lugansk sería una "ruptura unilateral" de los Acuerdos de Minsk. Scholz ha trasladado al mandatario ruso que este paso estaría "en total contradicción" con los acuerdos, según ha informado un portavoz de la Cancillería alemana y ha recogido la agencia de noticias alemana DPA.

Los Acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política al conflicto, pero no han derivado hasta ahora en el cese de la violencia. Las hostilidades han dejado hasta la fecha unos 13.000 muertos, según estimaciones de la ONU.