No suele ser habitual que los altos representantes de la Iglesia se pronuncien sobre cuestiones políticas, al menos no más allá de los mantras más tradicionales asociados a la religión como pueden ser el aborto, la homosexualidad o la inmigración. La política parlamentaria pertenece a otro plano que no suele entremezclarse con el Clero. Pero como siempre, hay excepciones: el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello García, ha concedido una entrevista con La Vanguardia en la que ha reflexionado sobre el actual momento político y social, y en la que, en esencia, ha abogado por el adelanto electoral o por la moción de censura a Pedro Sánchez.

En el mes de julio, Argüello hizo un primer pronunciamiento en el que pidió la convocatoria inmediata de elecciones, que ya podía leerse como una petición de dimisión al Gobierno. Al ser preguntado si mantiene ese clamor unos meses después, el arzobispo expone que cuando hizo esa reivindicación nació de que "queríamos impulsar, junto a Cáritas, una iniciativa legislativa popular sobre la regularización de inmigrantes, pero no prosperó". "El grupo socialista nos dijo que la situación está bloqueada y sin perspectiva de que haya presupuesto. Hoy se confirma ese diagnóstico y la situación está más bloqueada aún. Así que reitero lo que dije en julio: cuestión de confianza, moción de censura o dar la palabra a los ciudadanos. Es decir, lo que prevé la Constitución", argumenta el religioso. Esta es la primera vez desde 1977 que un presidente de la Conferencia Episcopal pide la salida de un Gobierno. "El momento actual es singular, con una legislatura sin presupuesto", argumenta Argüello.

Al ser preguntado si ha valorado la posibilidad de trasladar estos pensamientos a los órganos de la Conferencia Episcopal para materializar un pronunciamiento colectivo, el arzobispo desecha la idea, porque no lo considera un asunto de la primera fila de su reflexión. "No es un asunto que haya estado nunca en nuestra primera línea, como sí lo están otras cuestiones como la vivienda o la inmigración", valora.

El estado de las relaciones con el Gobierno

El arzobispo también ha valorado el estado de las relaciones entre el episcopado y el Gobierno central, y para ello, se ha remitido a sus contactos con el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños. "Ya en julio, el ministro Félix Bolaños me expresó su malestar por carta. Luego pudimos hablar y clarificamos las cosas. En los últimos meses, las relaciones con el Gobierno han estado marcadas solo por dos asuntos: el Valle de los Caídos y la reparación a las víctimas de abusos de la pederastia eclesial. Muy a nuestro pesar, no hemos abordado otros asuntos cruciales, como la educación, constantemente desafiada y sobre la que se necesita un pacto de Estado", enumera el religioso, que opina que "toda Europa debería regenerar su democracia" a vista de que haya tantos jóvenes que no tengan como referencia los postulados democráticos.

Sobre la Carta Magna, a la que ha hecho referencia en varias ocasiones durante la entrevista para citar los mecanismos que esta prevé ante situaciones de bloqueo político, asegura que "no hay que sacralizarla" y que sus reformas han de venir por los propios cauces que establece la misma. El religioso pone como ejemplo el artículo 2 de la Constitución, que reza: "La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible, pero a la vez reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran, promoviendo la solidaridad entre ellas". "Lo que queremos decir con nación, nacionalidades y regiones se tendría que clarificar. [...] ¿Cómo conjugamos nación detentadora de la soberanía y nacionalidades? Ahí entonces decimos que hay naciones culturales. Pero, ¿qué significa nación cultural? ¿Qué significa nación política? ¿Quién es el detentador de la soberanía? ¿Cómo articulamos el valor de las lenguas propias y el valor de una lengua común?", se cuestiona.

Por otro lado, al ser cuestionado por la posibilidad de que haya obispos incómodos ante un presidente de la Conferencia Episcopal haciendo esta clase de pronunciamientos, que incurren en zonas grises sobre la neutralidad política, asegura estar tranquilo: "No creo haber roto neutralidad alguna. Estoy respondiendo a las cuestiones remitiéndome a la Constitución y a los mecanismos que esta prevé".

Sobre el nuevo Papa y sobre los abusos en la Iglesia

Por último, y al margen de la actualidad política española, el arzobispo ha tratado cuestiones de propia índole eclesiástica, como los nuevos retos del papa León durante su pontificado. "La paz es su principal desafío, y el diálogo. El sufrimiento de grandes masas de población no solo tiene que ver con una especie de signo ciego del destino, sino con causas de carácter económico y político, sobre las que el cardenal Prevost está ahondando. Creo que León XIV está, todavía hoy, más en una fase de escucha que de propuestas decididas", opina el arzobispo sobre el pontífice. Robert Prevost asumió el pontificado el 8 de mayo de 2025, hace ya 220 días.

Sobre los abusos en la Iglesia, un problema histórico al que no parece haber manera de ponerle coto por mucho que cambien los tiempos, señala que "no puede garantizar" que no vayan a aparecer nuevos casos. "No, no, no, no. Porque el pecado existe, todos pueden mentir, robar o abusar. Por eso hace falta prevención y afrontar las situaciones, pero también misericordia", opina.

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