Un tribunal de París ha declarado culpable a la líder de Agrupación Nacional (AN), Marine Le Pen, y a otros ocho eurodiputados de su partido, por malversación en relación al caso de falsos asistentes parlamentarios a través del cual desviaron fondos de la Unión Europea por valor de 2,9 millones de euros, lo que implica la inhabilitación de la dirigente para ostentar cargos públicos. Asimismo, la líder ultraderechista también ha sido condenada a cuatro años de prisión, dos de ellos en firme y a cumplir bajo libertad vigilada.
Todos los cargos electos acusados han sido inhabilitados. Una medida "necesaria", ha defendido la presidenta del tribunal, Bénédicte de Perthuis, que se aplicará de manera inmediata, lo que echa por tierra las aspiraciones para 2027 de Le Pen, que ha dejado la sala antes de que finalizara la lectura de su sentencia.
Asimismo, los doce asistentes juzgados han sido también declarados culpables por haber recibido estos fondos a través de "contratos ficticios". De Perthuis ha detallado que dicha malversación se llevó a cabo durante "más de once años" con el fin de "reducir la carga del partido".
"Se ha comprobado que todas estas personas trabajaban en realidad para el partido" y que "los diputados no les habían encomendado ninguna tarea", ha explicado la juez, que ha descartado motivaciones políticas en la sentencia, según el periódico 'Le Monde'. "Nadie está siendo juzgado por involucrarse en política, esa no es la cuestión. La pregunta era si los contratos se cumplieron o no", ha señalado, dejando como probada la existencia de un "sistema" dentro del partido que Le Pen había "adoptado con autoridad y determinación" tras la muerte de su padre, Jean-Marie Le Pen.
En noviembre pasado, Marine Le Pen y otros 24 miembros de su partido, Agrupación Nacional, fueron juzgados por presuntamente desviar fondos del Parlamento Europeo mediante una supuesta estafa de contratos laborales fraudulentos. La acusación sostiene que, entre 2004 y 2016, los asistentes parlamentarios asignados a eurodiputados del partido trabajaban en realidad para la formación política en Francia, violando las regulaciones del Parlamento Europeo. La investigación, iniciada por la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) en 2014, se centró en determinar si los asistentes parlamentarios contratados por los eurodiputados del RN realmente desempeñaban funciones en el Parlamento Europeo o si, por el contrario, trabajaban para el partido en Francia, lo que constituiría una violación de las normativas europeas.
El Parlamento Europeo estimó que los fondos malversados ascendían a aproximadamente 7 millones de euros. En el caso específico de Marine Le Pen, se le atribuyó la responsabilidad sobre 474.000 euros correspondientes al salario de dos asistentes: Catherine Griset, su jefa de gabinete, y Thierry Légier, su guardaespaldas. Se alegó que ambos fueron remunerados con fondos europeos sin prestar servicios reales al Parlamento.
Durante el juicio, la Fiscalía solicitó para Le Pen una pena de cinco años de prisión, de los cuales dos serían de cumplimiento efectivo, una multa de 300.000 euros y cinco años de inhabilitación para ejercer cargos públicos, lo que podría impedirle presentarse a las elecciones presidenciales de 2027.
Le Pen ha negado las acusaciones, calificándolas de "atrocidad" y acusando a los fiscales de intentar "arruinar el partido". Argumenta que el juicio tiene implicaciones para la democracia, al privar a millones de franceses de su candidata.
Agrupación Nacional, entre la espada y la pared
La incertidumbre tras la inhabilitación de Marine Le Pen no solo amenaza con alterar el panorama político nacional, sino que también ha provocado un terremoto interno en Agrupación Nacional (AN). El partido, que lleva años cimentando su estrategia electoral y su crecimiento en torno a la figura carismática de Le Pen, se enfrenta ahora al reto de definir su futuro sin su principal referente. Aunque Jordan Bardella, actual presidente de la formación y eurodiputado, es señalado como el heredero político natural, su liderazgo aún despierta recelos tanto dentro como fuera del partido.
Bardella ha sido el rostro visible del RN en diversas campañas y ha conseguido una notable proyección mediática, especialmente entre los votantes más jóvenes. No obstante, su trayectoria todavía carece del peso institucional y del recorrido político de Le Pen, cuya presencia arrastra desde hace más de dos décadas. Además, existe un temor latente entre algunos sectores del partido de que una sucesión apresurada pueda fracturar internamente al AN, dando lugar a tensiones entre las viejas estructuras del partido y los cuadros más jóvenes alineados con Bardella.
A esta fragilidad se suma el hecho de que la marca política de Agrupación Nacional continúa fuertemente ligada a la imagen personal de Marine Le Pen. Las últimas encuestas realizadas antes de su condena la situaban como una de las principales favoritas de cara a las elecciones presidenciales de 2027, capaz incluso de disputar la victoria final a Emmanuel Macron o a su eventual sucesor. Su posible exclusión dejaría a la ultraderecha francesa sin una figura de consenso clara y con el riesgo de perder buena parte del impulso electoral acumulado en los últimos años.