Con todas las miradas centradas en la guerra de Ucrania y sus consecuencias, las tensiones no paran de aumentar entre Israel y Palestina. Después de unas semanas de calma tensa –lo más parecido a la paz que se conoce por estos lares, especialmente en lo que respecta a Cisjordania y la Franja de Gaza-, las hostilidades y los reproches cruzados han vuelto a formar parte del día a día de ambas regiones. Una vuelta a los enfrentamientos en la que nuevamente Israel ha atacado primero al aprobar este domingo una modificación normativa por la que se simplifican los trámites y se reducen los plazos para la aprobación de la construcción de nuevos asentamientos judíos en Cisjordania.

De esta manera, y tras estos cambios, será el ministro de Finanzas, ministro dentro de la cartera de Defensa y líder del partido ultraderechista Sionismo Religioso, Bezalel Smotrich, quien controlará ahora las dos fases necesarias para la aprobación de nuevas construcciones. De hecho, la celeridad para establecer nuevos asentamientos es tal, que se espera que la semana próxima ya se apruebe la construcción de nuevas viviendas en Cisjordania.

Smotrich no es precisamente un recién llegado a la política, ya que es ampliamente conocido por sus posturas ultranacionalistas en relación con el conflicto israelí-palestino. En este sentido, ha llegado a defender la idea de que toda Cisjordania debería estar bajo control israelí, se ha opuesto sistemáticamente a la idea de un Estado palestino independiente coexistiendo junto a Israel, ha argumentado que la tierra de Israel debería ser única y exclusivamente para los judíos y ha promovido y prometido políticas que fomenten el crecimiento de los asentamientos israelíes.

El asunto, tal y como se exponía en las primeras líneas de este reportaje, ya ha provocado protestas por parte de Palestina. Y es que, tras conocerse la noticia del cambio normativo, el nuevo secretario general del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y ministro de Asuntos Civiles de la Autoridad Palestina, Husein al Sheij, ha anunciado que no asistirán a la reunión con el Gobierno israelí de la Comisión Económica Conjunta prevista para este lunes.

Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores palestino ha criticado la "gravedad" del cambio legal que da todo el poder a Smotrich y ha denunciado que es un paso más para facilitar la aprobación "silenciosa" de nuevos asentamientos. Además, han pedido a Estados Unidos –las relaciones entre Palestina y EEUU están volviendo a encauzarse después de muchos años tras la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden- presionar a Israel para que dé marcha atrás a esta iniciativa y “obligue al Gobierno israelí a detener sus acciones ilegales unilaterales” porque perjudican claramente la misión de lograr una solución al conflicto.

El crecimiento de los asentamientos judíos en Palestina

Intentar explicar el origen de este conflicto es un tema complejo y prácticamente imposible, puesto que tiene un sinfín de lecturas debido a las disputas territoriales, políticas y religiosas que están detrás de todo. Las diferencias, lejos de haberse superado, siguen más que vigentes en pleno 2023. Y es que, tanto Israel como Palestina reclaman sus derechos sobre ciertas áreas geográficas, en particular la región histórica de Palestina que incluye Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza. Para ser más precisos, los israelíes consideran a Israel su Estado soberano y han establecido un gobierno y una economía próspera en la región. Por su parte, los palestinos buscan establecer un Estado palestino independiente en los territorios ocupados por Israel desde la Guerra de los Seis Días en 1967, un conflicto armado que tuvo lugar en junio de 1967, que enfrentó a Israel a una coalición de países árabes, compuesta principalmente por Egipto, Jordania y Siria, y en el que las fuerzas armadas israelíes –una de las más poderosas del mundo- lograron una rápida y significativa victoria que supuso que Israel ocupara la Península del Sinaí y la Franja de Gaza (que anteriormente estaban bajo control egipcio), así como Cisjordania (que anteriormente estaba bajo control jordano) y las Alturas del Golán (que anteriormente estaban bajo control sirio).

Tras esta guerra, Israel entró en un nuevo paradigma geopolítico. Fruto de ello, comenzaron a establecerse los primeros asentamientos israelíes en Cisjordania, con la intención de crear comunidades judías permanentes y asegurar el control israelí sobre la región. Sin embargo, pese a que al principio estos asentamientos eran más estratégicos que multitudinarios, con el paso del tiempo, y, sobre todo, bajo los gobiernos de derechas como el de Benjamin Netanyahu, se empezaron a promover unas políticas de expansión mucho más agresivas, llegando incluso a construir carreteras y un sistema de infraestructuras para conectar los asentamientos y facilitar el acceso a Israel.

La triple respuesta de Palestina

Paralelamente a este crecimiento exponencial de los asentamientos israelíes en territorio palestino ocupado, Palestina ha replicado con una combinación de medidas diplomáticas, legales y de resistencia, lo que ha provocado que las tensiones y las hostilidades se hayan acelerado.

Así, respecto a las medidas diplomáticas y de negociaciones, Palestina ha buscado el apoyo internacional de otras potencias, llevando el tema a la atención de la comunidad internacional a través de foros internacionales como la ONU, buscando resoluciones y declaraciones que condenen los asentamientos y demanden su detención. Además, también ha buscado negociaciones directas con Israel y ha participado en varios procesos de paz, como los Acuerdos de Oslo, en un esfuerzo por alcanzar una solución política y detener el crecimiento de los asentamientos. En este sentido, Palestina sigue manteniendo hoy en día que la salida a este conflicto es una solución política basada en la creación de un Estado palestino independiente junto a Israel, con Jerusalén Oriental como su capital.

Asimismo, Palestina ha recurrido a acciones legales y denuncias contra los asentamientos israelíes ante tribunales internacionales y organismos de derechos humanos, buscando que se responsabilice a Israel por sus acciones. Por ejemplo, han presentado varias denuncias ante la Corte Penal Internacional (CPI), ubicada en La Haya, en busca de investigaciones sobre presuntos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad relacionados con los asentamientos.

Por otra parte, también es importante mencionar que a lo largo de todas estas décadas, algunos palestinos también han optado por la resistencia y la protesta en respuesta al crecimiento de los asentamientos. Esto ha incluido manifestaciones pacíficas, resistencia no violenta y movimientos de boicot, desinversión y sanciones (BDS) dirigidos a empresas y productos relacionados con los asentamientos.

La tensa situación en la frontera de Gaza

Y si la situación en Cisjordania es tensa, la de la Franja de Gaza es mucho peor. La zona ha sido (y sigue siendo) constantemente noticia por los conflictos que no cesan y que ya han provocado muchísimos muertos. Una crisis con mucha historia pero en la que el control de Gaza por parte de Hamas, en 2007, después de una violenta lucha interna con la Autoridad Palestina, terminó de situar en un punto de no retorno que se extiende hasta la actualidad. Desde entonces, Israel ha impuesto un bloqueo a la Franja de Gaza con el objetivo de evitar el contrabando de armas y otros materiales peligrosos. Sin embargo, este bloqueo también ha afectado el movimiento de personas y bienes, así como el acceso a servicios básicos en Gaza, lo que ha contribuido a incrementar las dificultades socioeconómicas y humanitarias en la región.

Por si esto no fuera suficiente, los enfrentamientos violentos entre Israel y grupos armados en Gaza, como Hamas y la propia Yihad Islámica, también están a la orden del día. En este sentido, los lanzamientos de cohetes desde Gaza hacia territorio israelí, junto con las respuestas militares israelíes, han llevado a una serie de conflictos, incluidas las operaciones militares en Gaza, como las llevadas a cabo en 2008-2009, 2012, 2014 y 2021.

La extrema violencia entre Israel y grupos armados palestinos en la Franja de Gaza ha provocado una crisis humanitaria máxima y una escalada de las tensiones diplomáticas como en los peores años del siglo XX. En 2014, por ejemplo, se produjo un conflicto de 50 días conocido como la Operación Margen Protector, que generó gran cantidad de muertes y destrucción. Los enfrentamientos más recientes y las escaladas de violencia tuvieron lugar en mayo de 2021, cuando los ataques y contraataques entre ambas partes causaron una alta cifra de víctimas y una intensa respuesta internacional.

Las enormes diferencias económicas entre Israel y Palestina

Por otra parte, también cabe destacar que el conflicto abierto no ha afectado igual a ambos países. Y es que, al desarrollarse la mayor parte de las hostilidades en tierras palestinas, esta se ha llevado, con mucha diferencia, los peores estragos de la guerra, lo que ha provocado enormes diferencias en cuanto al desarrollo económico de ambas regiones.

No obstante, antes de entrar a señalar algunos ejemplos que confirman las siderales diferencias económicas entre Israel y Palestina, hay que apuntar que la economía palestina se ha visto altamente perjudicada, tanto por la ocupación de sus tierras, como por la falta de ayuda internacional, que han provocado una carencia brutal de recursos y mercados.

Así, si miramos al Producto Interior Bruto (PIB) de ambos países, encontramos que el PIB de Israel en el año 2020 era de 42.000 dólares, mientras que en Palestina era aproximadamente de 3.100 dólares. Una diferencia que se explica fundamentalmente porque Israel tiene una economía diversificada y altamente desarrollada, con énfasis en tecnología, innovación, agricultura, industria y servicios financieros, mientras que los sectores claves en Palestina son la agricultura, la construcción, el comercio y los servicios.

En cuanto al desempleo y la pobreza, las diferencias no solo se mantienen, sino que vuelven a evidenciar dos realidades muy distintas. El desempleo en Israel ha sido históricamente más bajo, con una tasa del 5-6% en los últimos años, mientras que en Palestina ha sido significativamente más alto, alcanzando alrededor del 25% en 2020. La pobreza también es mucho más prevalente en Palestina, con un alto porcentaje de la población viviendo por debajo del umbral de pobreza.

Las diferencias se mantienen en lo que respecta al sistema de infraestructuras y el acceso a servicios básicos. En este punto, Israel cuenta con una infraestructura avanzada, que incluye carreteras, puertos, aeropuertos y redes de comunicación modernas, además de un amplio acceso a servicios básicos como la electricidad, el agua potable y una atención médica de calidad. Todo lo contrario que en Palestina, donde las infraestructuras han sido afectadas por las restricciones de movimiento y acceso impuestas por Israel, lo que ha dificultado el desarrollo y el acceso a servicios básicos esenciales.

El relevante papel de EEUU y Occidente en el conflicto

Otro punto a tratar sobre el conflicto es la postura que han mantenido, tanto Estados Unidos como los países occidentales sobre el mismo, y que ha sido objeto de debates y controversia. En primer lugar, y pese a que la Administración Biden ha dado importantes pasos para reconducir las negociaciones con Palestina, lo cierto es que EEUU históricamente ha sido uno de los aliados más cercanos a Israel –por no decir el que más-, brindando un fuerte respaldo, tanto político como económico y militar. Así, EEUU no ha dudado en utilizar su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para bloquear resoluciones críticas hacia Israel y ha proporcionado ayuda financiera y militar significativa al país.

En lo que respecta a los países occidentales, y aunque ha habido estados que se han salido un poco del tiesto –rápidamente catalogados como antisemitas-, Europa también se ha posicionado a favor de Israel, aunque lo ha hecho a la europea, es decir, limitándose a pedir paz y con muchas declaraciones y comunicados. No obstante, más allá de discursos, los países occidentales han mantenido estrechas relaciones con Israel y continúan compartiendo muchos intereses y valores comunes.

Sin embargo, tanto EEUU como Occidente han criticado, aunque tibiamente, la construcción y expansión de los asentamientos israelíes en los territorios ocupados, incluyendo Cisjordania y Jerusalén Oriental. En este sentido, han llamado a Israel a detener y congelar esta expansión, considerándolos un obstáculo para la paz y una violación del derecho internacional.

La alarmante cifra de muertos que no para de aumentar

Por último, es prácticamente un deber moral cerrar estas líneas con la alarmante cifra de víctimas mortales de este conflicto. Datos que cambian según las fuentes y que son aproximadas, pero que sí que sirven para hacerse una idea de la situación que impera.

Así, según datos recopilados por organizaciones como la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) y el Ministerio de Salud de Palestina, se estima que desde el año 2000 hasta septiembre de 2021, alrededor de 9,900 palestinos han sido asesinados en el conflicto, incluyendo civiles, combatientes y presuntos perpetradores de ataques. Durante el mismo período de tiempo, se estima que alrededor de 1,300 israelíes han sido asesinados en ataques palestinos, incluyendo civiles y miembros de las fuerzas de seguridad.

Es importante destacar que estas cifras no incluyen las bajas y víctimas de las operaciones militares y los conflictos más recientes.