España ha reclamado a Estados Unidos que retire las tierras contaminadas con plutonio en Palomares, una petición que los grupos ecologistas solicitaban tras el acuerdo de ambos países en 2015 para trasladar estos restos al desierto de Nevada. Palomares es considerada la zona más radiactiva del país tras el accidente nuclear en 1966 cuando cuatro bombas termonucleares cayeron en las costas del municipio almeriense tras el choque de dos aviones de las tropas estadounidenses en plena Guerra Fría.

Sánchez ha reactivado el expediente de la limpieza de la pedanía de Palomares afectada por este siniestro nuclear, según ha informado el diario El País. “El Ministerio de Asuntos Exteriores ha presentado a Estados Unidos la petición oficial para que se proceda a la retirada de las tierras”, señalan fuentes diplomáticas al periódico. La petición ha sido presentada hace unos meses ante la Secretaría de Estado trasladada al Departamento de Energía de la Administración de Joe Biden, pero todavía no ha habido respuesta por parte de Washington.

El Ejecutivo se muestra preocupado ante la falta de tiempo, pues quedan pocos meses para terminar su legislatura. A pesar de ello, las fuentes consultadas por el diario también se muestran optimistas por la posibilidad de alcanzar un acuerdo con Washington en el plazo indicado al señalar que “están en su mejor momento y que la acogida en un principio “ha sido positiva”. El diario también ha recogido declaraciones del alcalde de Cuevas de Almanzora, Antonio Fernández, quien también ha mostrado esta inquietud sobre los restos en su municipio. “El problema no es la limpieza de la zona, sino dónde se llevan luego las tierras contaminadas”, señalaba Fernández a la redacción del periódico.

Palomares: 57 años de plutonio

El 17 de enero de 1966, Palomares se convertía en el mayor contenedor de plutonio en España cuando cuatro bombas termonucleares cayeron de un bombardero B-52 en sus costas almerienses. Desde entonces, aproximadamente 50.000 metros cúbicos de las tierras de Cueva de Almanzora continúan contaminadas tras medio siglo después con 44 parcelas afectadas de material radiactivo. En su momento, las autoridades estadounidenses solo eliminaron 270 gramos de plutonio.

Sucedió en el operativo Chrome Dome en plena Guerra Fría con el objetivo de que una flota de esta serie se dirigiera a las fronteras soviéticas como respuesta preventiva a un posible ataque de la URSS. A la hora de reabastecer este material, los capitanes del comando explicaban que “algo falló” provocando una gran explosión en el B-52 donde la mayor parte de la tripulación falleció en la misión. Se trata de uno de los accidentes nucleares que podría haber devastado a buena parte del sureste del país y que todavía no tiene solución a pesar de, la buena suerte, de que las bombas no explotaron en su momento.

En la actualidad, hay 50.000 metros cúbicos de plutonio en Almería

Tras la colisión, cuatro bombas cayeron, una pisó suelo en las tierras del municipio almeriense y otra se hundió en las aguas del mar Mediterráneo provocando una explosión interna donde los restos de la Guerra Fría continúan contaminando estas costas almerienses de plutonio radiactivo. No fue hasta que Francisco Orts Simó, más conocido como “Paco el de la bomba”, detectó la localización de estos artefactos en Águilas con una capacidad destructiva superior a las registradas en Hiroshima.

El secretismo particular del franquismo no dio más detalles sobre los protocolos activados para eliminar estas cuatro bombas ni sobre el dispositivo habilitado. Pero para mantener la calma a la población, el gobierno franquista y EEUU emitieron una campaña en conjunto. El momento más recordado de este proceso fue el baño que se dieron el ministro de Turismo, Manuel Fraga y el embajador estadounidense Angier Biddle, un recuerdo que muchos han querido borrar, pero que activistas y periodistas no han olvidado que grabaron este polémico baño de plutonio el 8 de marzo del mismo año.

Conversaciones congeladas

Ahora, tras 57 años después, la radiactividad sigue maleando por las orillas de Palomares. Las últimas novedades para retirar estos restos de las costas españolas se orientan hacia la negativa del Tribunal Supremo. “La sentencia explica de manera suficiente la decisión que adopta y cuando el incidente de nulidad alega infracción del derecho de tutela judicial efectiva no hace, en realidad, sino mostrar su discrepancia con las razones que se exponen en los fundamentos jurídicos”, sentencia el auto.  

Los grupos ecologistas ya han reclamado en varias ocasiones la eliminación de las bombas en Palomares, en la última instaban al órgano judicial que esta retirada es competencia del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), a pesar del fallo emitido a principios de febrero. La respuesta del Supremo acordaba en mayo que esta cuestión de competencias corresponde al Ministerio de Transición Ecológica (MITECO). La organización Ecologistas en Acción ya denunciaba la capacidad del Gobierno por realizar esta limpieza, sin embargo, considera que el Ejecutivo se resguarda en la respuesta de Estados Unidos para proceder a realizar una limpieza definitiva.

En el caso de Washington y Madrid, las esperanzas de conseguir un acuerdo y retomar este proceso de limpieza estaban puestas cuando Joe Biden ganó los comicios hace tres años. Desde entonces, Palomares no ha aparecido en la agenda política del mandatario, a pesar de la visita del ministro de Presidencia, Féliz Bolaños, cuando indicó que estaban trabajando en una solución para descontaminar el terreno.