David Carrick, exagente de policía ha sido detenido por admitir haber cometido más de 80 delitos, incluyendo 48 violaciones, durante los últimos 20 años, terminando de ahondar en la crisis que sufre Scotland Yard. Tristemente, Carrick no es el único agente de la metrópolis británica en ser acusado de cometer delitos. En marzo de 2021, el asesinato de Sarah Everard por parte de Wayne Couzens, por entonces policía de Scotland Yard, conmocionaba a la opinión pública. Hechos que se unen a la reciente detención de dos agentes jubilados encargados de una rede de pedofilia.

Esta ristra de hechos no hace más que ahondar el descrédito de la policía londinense. Lucy D’Orsi, la que en su día fuera segunda responsable de la Policía Metropolitana, denuncia que fuerzas policiales no tienen sistemas que den la alarma cuando uno de sus propios oficiales es arrestado, lo que significa que otros perfiles como los de David Carrick podrían “pasarse por alto y hacer daño”.

El primer ministro, Rishi Sunak, se ha comprometido a tomar medidas para evitar que casos “absolutamente despreciables” como el de Carrick puedan volver a repetirse. En ese sentido, ha pedido a la Policía que aborde los fallos que se han cometido para restablecer “la confianza entre el público” y en especial entre las mujeres y niñas.

Scotland Yard está revisando ahora 1.633 casos que involucran a 1.071 oficiales y miembros del personal (de una plantilla de 45.000) previamente acusados de abuso sexual o violencia doméstica, una cifra que no deja a nadie indiferente.

Ante la crisis desatada por estos hechos, en el seno de la comunidad británica ya se está comenzando a generar el debate de si ha llegado el momento para crear un nuevo servicio que vele por la seguridad de los ciudadanos.

El caso de David ‘el Bastardo’

Sir Arthur Conan Doyle retrataba a la policía de Scotland Yard como inocentes agentes que siempre llegaban a tarde a los casos resueltos por el afamado Sherlock Holmes. Sin embargo, lo que nadie esperaba es que el león estuviera vestido con piel de cordero. La oleada de crímenes y violaciones en serie por parte de agentes de policía acercan más al cuerpo a una suerte de Jack el Destripador que a las novelas victorianas de Doyle.

La gran mayoría de las víctimas del expolicía eran retenidas tras las puertas de un pequeño y angosto armario bajo las escaleras de su casa, ubicada en la localidad de Stevenage, Hertfordshire, cercano al norte de Londres. En ese habitáculo, Carrick mantenía a las mujeres atrapadas durante horas, desnudas y sin comida ni agua.

El que debiera ser el garante de la seguridad ciudadana, violaba y abusaba de las mujeres secuestradas llegando incluso a orinarlas encima. A otras víctimas les hacía limpiar su casa sin ropa y les prohibía entablar conversación con otros hombres, incluidos los hijos.

La tortura no quedaba ahí, el exagente también se dedicaba a mandarlas mensajes amenazantes: “Eres mi esclava” o “eres una puta”. No contento con eso, tras violarlas y degradarlas, Carrick ejercía un claro abuso de su condición asegurando a sus víctimas que no denunciaran porque nadie las iba a creer. “Te puedo matar sin dejar evidencia”, amenazaba el expolicía. Las víctimas se encontraban ante una fuerte indefensión a la hora de interponer una denuncia pues era su palabra contra la de un agente de la policía.

El policía era conocido por sus compañeros como David ‘el Bastardo’, por la manera en la que se comportaba y abusaba de su condición de agente. Las autoridades recibieron hasta 14 quejas a causa de su comportamiento. A pesar de que se pudo actuar hasta en nueve ocasiones, pero no se pudo tomar ninguna medida a causa de la ausencia de denuncias. En su lugar, Carrick fue ascendido y pasó a ser miembro de la unidad de élite policial.

A pesar de haber sido acusado el año anterior de abusos verbales y robo de ropa interior a una expareja, Carrick fue admitido en el cuerpo de policía en 2001, tras haber pasado por el ejército. Tampoco tuvo medidas disciplinarias cuando, en 2021, fue arrestado por los agentes de su localidad por estar bajo sospecha de abusos sexuales. Scotland Yard le limitó sus tareas. Pero las restricciones se levantaron cuando la denunciante decidió no continuar. Sólo fue suspendido meses más tarde, en octubre de 2021, cuando fue acusado de violación.