Se cumple un año del atentado de Hamás, calificado para muchos como el ataque más letal de la historia del país, que derivó en una escalada en Oriente Próximo. Tras ello, el gobierno de Benjamín Netanyahu ha intensificado los bombardeos sobre Palestina y la Franja de Gaza cobrándose la vida de más de 40.000 personas y reduciendo estos territorios a poco más que escombros y cenizas.

El mundo, en su mayoría, pide el alto al fuego y considera que lo que sucedió aquel día no justifica la guerra abierta por Tel-Aviv. Así lo demuestran las numerosas manifestaciones que han llegado a partir de entonces desde todos los puntos del mapa, también en nuestro país, donde especialmente destacables han sido las acciones de los alumnos que -junto a la comunidad internacional de otros estudiantes- han puesto pie en pared contra lo que tachan de genocidio.

En lo político tampoco falta la polémica entre quienes defienden a Israel por lo que consideran una lucha contra el terrorismo y quienes aseguran que lo que está llevando a cabo el primer ejecutivo israelí es una matanza indiscriminada.

En el ámbito internacional, expertos y organizaciones no gubernamentales, entre otros, se explican cómo es posible que no se pueda hacer más contra los misiles que llevan un año cayendo sobre territorio vecino, mientras que hay países que se mantienen fieles a Benjamín Netanyahu (el ejemplo más claro es el de Estados Unidos, que se ha terminado de confirmar como su mejor aliado).

En nuestro país, Oriente Próximo también ha sido objeto de debate. Tanto es así que la situación, de máxima tensión, derivó en el reconocimiento de los dos Estados, una cuestión que se había puesto sobre la mesa, pero para la que no se había terminado de dar el paso hasta que el pasado mes de mayo el Gobierno de Pedro Sánchez lo hizo oficial. La derecha lo respondió con críticas, actuando de la misma manera que lo hace cada vez que alguien exige un alto al fuego.

Líbano e Irán

El escenario en Oriente Próximo no ha hecho más que empeorar, con Israel bombardeando varios países y enfrentándose a más de un grupo armado de la zona.

Es complicado fechar el inicio de los ataques más intensos hacia otros territorios. El pasado 17 de septiembre se produjeron cientos de detonaciones en Líbano de manera casi simultánea. Al menos nueve personas murieron y 2.800 resultaron heridas, según autoridades. El gobierno libanés condenó el ataque como una “agresión israelí criminal” mientras el país sufre la mayor huida de personas del país de su historia.

Un día después se sucedieron más explosiones en Líbano que causaron la muerte de 20 personas y al menos 450 resultaros heridas en lo que desde la ONU calificaron como una “violación al derecho humanitario”.

Entretanto, se han sucedido hechos importantes para el desarrollo del conflicto como la muerte del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, en un ataque de Israel contra Beirut. Como respuesta, el pasado 1 de octubre Irán lanzó 200 misiles balísticos contra objetivos militares israelíes. “Cometió un gran error y lo pagará caro”, respondió Netanyahu.

Estos hechos obedecen a los más recientes en la escalada de tensión a este lado del mapa, y es que hasta ahora participaban en la guerra representantes de Irán, pero en adelante ha pasado a ser un enfrentamiento directo entre dos potencias militares mientras la escalada de tensión se sucede y las muertes y el número de refugiados no hacen sino aumentar.

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