Salvador Illa tomará este lunes posesión de su nuevo cargo como president de la Generalitat. El socialista, pese a las maniobras de distracción de Junts y Carles Puigdemont, salió investido del pleno del pasado jueves, mientras la Operación Jaula caía y se activaba para encontrar al expresidente -de nuevo-fugado. El que fuera ministro de Sanidad ha confeccionado un Govern que manda un mensaje claro a España y a Europa: el procés se ha terminado. Por ello, ha pescado en aguas independentistas -tanto de la antigua Convergència como de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)- para enterrar de una vez por todas el proceso separatista a partir de perfiles moderados.
En la cabeza del flamante president tomaba forma la idea de un gabinete transversal y así está ocurriendo. Illa ha plasmado su perfil de moderación a la estructura del nuevo Govern, que estará edificado sobre 16 consejerías -dos más que en la etapa de Pere Aragonès- y nutrido por un corpúsculo de representantes del PSC, así como por figuras independientes y nacionalistas de corte moderado. Este mismo fin de semana, anunciaba el fichaje de Miquel Sàmper, exconsejero de Junts, como responsable de Empresa y Trabajo; mientras que le concedía la titularidad de Justicia y Calidad Democrática a Ramón Espadaler, que fue consejero de CiU hasta que en 2017 se pasó al flanco socialista. También se incorpora como conseller de Acción Exterior a Jaume Duch, que hasta ahora era portavoz del Parlamento Europeo.
Mensajes a futuro
El socialista manda un doble mensaje cuyo eco espera que llegue hasta Bruselas: Cataluña no sólo ha enterrado los tiempos oscuros del procés y la división, sino que se abre a una nueva época de consolidación del tejido social guiado desde el centro político. Así queda plasmado con esta terna de nombres, que incluso ya han soliviantado a quienes perviven en la trinchera independentista más furibunda. En Junts ha causado estragos el robo de perfiles convergentes -o exconvergentes, para ser más precisos-. Tanto es así que el número dos del partido, Jordi Turull, deslizaba que había políticos que “se mueven al lado de quien cree que cotiza más” y no “por convicciones políticas”. “En este Govern hay más de uno y de dos”, dijo. Uno de los primeros políticos amnistiados, Miquel Buch, también de Junts, abundaba en esta idea publicando una fotografía del cuadro El beso de Judas.
Dos ejemplos que dan la razón a Salvador Illa con la incorporación de estos perfiles de pasado nacionalista. Aunque los casos de Samper y Espadaler son diferentes. El primero, candidato a la alcaldía de Terrasa por CiU en 2015 y titular de Interior en la era Torra. Durante ese tiempo en el gabinete del neoconvergente, trató de restituir a Josep Lluis Trapero, aunque sin éxito. No obstante, hace algunos meses que se dio de baja de la formación secesionista e incluso se dejó ver en algún mitin de campaña del propio Illa, por lo que su incorporación al gabinete del socialista no resulta una sorpresa mayúscula.
Tampoco la de Espadaler, también con pasado convergente. De hecho, formó parte de los gabinetes de Jordi Pujol (conseller de Medio Ambiente) y de Artur Mas (Interior), además de vivir en primera persona la ruptura de Unió durante el proceso separatista. Los democristianos se fracturaron en dos facciones: una de perfil independentista (Demòcrates) y otra de talante confederal (Units per Avançar) que se oponía a la unilateralidad. De ahí emerge el flamante responsable de Interior, después de que Miquel Iceta estableciera una conexión con este sector del soberanismo para apoderarse de ese voto que pululaba por el limbo.
Gestos transversales
Desde que asumió los mandos del PSC, Illa se ha cuidado de proyectar una imagen de transversalidad que ha pulido y perfeccionado con el tiempo. En la pasada campaña electoral, el primer secretario de los socialistas catalanes ha amplificado la sensibilidad de la formación con nombres de Ciudadanos e incluso citas al expresident de la Generalitat Jordi Pujol, al que identificó como responsable de la primera transformación de Cataluña tras la vuelta de la democracia. No ha ocultado nunca asimismo su buena relación con Miquel Roca Junyent, a la postre uno de los padres de la Constitución y exdirigente de Convergéncia i Unió, con el que se fotografió en plena carrera electoral.
Pero los gestos no se han limitado a su flanco diestro, también ha cortejado a altos cargos del tablero izquierdo secesionista. El president siempre se ha desecho en elogios hacia Natàlia Garriga, exconsellera de Cultura en el gabinete de Aragonès. De hecho, fue con ella con quien rubricó un Pacto Nacional por la Lengua en defensa del catalán que quedó en suspenso por el adelanto electoral. En su concepción inicial, Illa pretendía que la agenda lingüística fuera responsabilidad suya, pero los republicanos exigieron en la negociación la creación de una nueva cartera en este ámbito y situó como responsable a Francesc Xavier Vila, secretario de Política Lingüística que hasta ahora estaba bajo el paraguas de Cultura. Ahora será consellero de este nuevo departamento, con Sonia Hernández como nueva responsable de Cultura.
En cualquier caso, la mitad de las 16 consellerias que integran el nuevo Ejecutivo catalán serán de signo socialista. Albert Dalmau abandonará la gerencia del Ayuntamiento de Barcelona para asumir las funciones de Presidencia en el gabinete de Illa, quien también ha premiado a numerosos diputados de su grupo como Sílvia Paneque (portavoz del Govern y consellera de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica), Alicia Romero (Economía y Finanzas), Núria Parlon (Interior y Seguridad Pública), Esther Niubó (Educación y Formación Profesional), Óscar Ordeig (Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación), Eva Menor (Igualdad y Feminismo) y Bernardo Álvarez (Deportes).
Asimismo, Illa ficha también a otros cuatro perfiles independientes. Mónica Martínez, que hasta la fecha encabezaba la Secretaría de Inclusión del Gobierno, asumirá Derechos Sociales e Inclusión. Por su parte, Olga Pané dirigirá la cartera de Salud, mientras que Núria Montserrat hará lo propio con Investigación y Universidades. Por último, situará a un perfil crítico con el procés como Duch al frente de Unión Europea y Acción Exterior, una cartera que se ha mantenido por petición expresa de los republicanos y que Illa utilizará para mandar un mensaje de estabilidad al Viejo Continente.