La historia se repite: otro nombre público atrapado en la telaraña de los títulos inventados. Esta vez es Noelia Núñez, diputada del PP, quien ha tenido que reconocer que su currículum académico era falso. La oposición clama por su dimisión, y Génova se enfrenta a un nuevo dilema moral.

Durante años, Núñez fue presentada como el rostro joven y prometedor del Partido Popular. Licenciada en Derecho, con estudios en Filología Inglesa, diplomada en Ciencias Jurídicas de las Administraciones Públicas, incluso con vínculos docentes con la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Así aparecía en entrevistas, perfiles oficiales e intervenciones públicas. Sin embargo, todo ese barniz académico se ha desmoronado en cuestión de días. La propia diputada ha admitido que no posee ningún título universitario. Ni uno. Ni de la UNED, ni de la Universidad Central de Missouri, ni de la Complutense.

El caso ha estallado tras las revelaciones de medios y las acusaciones del ministro Óscar Puente, que ha hecho públicas las contradicciones entre las versiones de su formación recogidas en el Congreso, en el Ayuntamiento de Fuenlabrada y en la universidad guatemalteca. "Tres versiones distintas. Ninguna verdadera", escribió el socialista, encendiendo una mecha que ya no ha dejado de arder.

Presionada por la evidencia, Núñez se ha visto obligada a recular. En una escueta explicación pública, atribuyó todo a una “equivocación” y alegó que cursó algunas asignaturas de distintas carreras sin llegar a concluir ninguna. Más tarde, se supo que ni siquiera habría terminado el Bachillerato en el centro privado donde estudió en Fuenlabrada. Lo que parecía un leve desliz administrativo ha mutado en un retrato de impostura sostenida durante años, con proyecciones políticas de alto nivel.

Una carrera política precoz y rentable

Noelia Núñez aterrizó en la política institucional con solo 23 años. Fue concejala en Fuenlabrada, luego portavoz municipal, diputada regional en la Asamblea de Madrid y, desde 2023, parlamentaria nacional en el Congreso. Actualmente forma parte del equipo de confianza de Alberto Núñez Feijóo y ostenta la vicesecretaría nacional de Movilización y Reto Digital del PP. Su imagen joven y su presencia mediática la convirtieron en una figura útil para un partido con problemas de conexión con las nuevas generaciones.

En entrevistas recientes se describía a sí misma como una política “distinta”: con tatuajes, piercing en la nariz y un lenguaje que la distanciaba del arquetipo de la “niña pija” del PP. Su perfil estaba cuidadosamente construido para empatizar con una base popular urbana y del sur madrileño. Pero el relato se sostenía, en parte, gracias a un currículum académico que ahora se revela como pura ficción.

Dimisión en el aire, silencio en Génova

El escándalo ha encendido todas las alarmas en la dirección del PP. Mientras desde el PSOE y otras formaciones ya se exige su dimisión inmediata —con especial contundencia desde Fuenlabrada, donde el alcalde Javier Ayala considera que “el problema no es no tener estudios, sino haber mentido”—, en Génova impera el silencio. La dirección nacional evita pronunciarse abiertamente, aunque crecen las voces internas que reclaman una reacción ejemplar.

El caso adquiere especial relevancia porque los estatutos del PP contemplan expresamente como motivo de sanción la “falsedad en la formación académica”. Sin embargo, hasta ahora no se ha activado ninguna investigación interna. Núñez, por su parte, ha asegurado que no piensa dimitir. “He cometido un error, pero no he cometido ningún delito. Estoy dispuesta a seguir trabajando y a retomar mis estudios”, dijo en su primera declaración tras el estallido del escándalo.

Una crisis que recuerda otras

El caso recuerda a otros episodios recientes de política y currículums inflados. El más célebre fue el de Cristina Cifuentes y su máster inexistente en la Universidad Rey Juan Carlos, que acabó con su dimisión. También figuras de otros partidos han sido señaladas por adornar sus trayectorias, aunque no todos los casos han tenido consecuencias políticas. Lo que agrava la situación de Núñez es la acumulación de falsedades y la visibilidad que ha ganado en los últimos años.

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