El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está en alerta ante las próximas maniobras que prepara el Partido Popular. En conversación informal con los periodistas en la tradicional copa de Navidad en el complejo de La Moncloa, el jefe del Ejecutivo sospecha que los conservadores podrían tener información privilegiada sobre decisiones judiciales. “Juegan con las cartas marcadas”, ha precisado el socialista, con un notable tono de preocupación.

Así de contundente se ha expresado el presidente ante los periodistas. La ola reaccionaria, como él mismo bautizó al frente compuesto por la derecha y la ultraderecha que se expande a medios de comunicación y judicatura, “juega con las cartas marcadas”. Especialmente se ha referido al Partido Popular y al influjo de Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso. Ambos, a juicio del presidente del Gobierno, parece que cuentan con información privilegiada de cada proceso judicial al adelantar sus decisiones. Lo cual le induce a pensar que a su gabinete le espera una dura campaña de acoso en estos tres años que restan de legislatura e incluso sospecha que puede afectar a todos y cada uno de los miembros del Consejo de Ministros.

A este clima no sólo ha contribuido el Partido Popular y sus satélites mediáticos, sino que también incluye a una representación de la judicatura. Sánchez no ha ocultado su “preocupación” con respecto a la estrategia de acoso y derribo  “por tierra, mar y aire” que denunciaba hace escasos días. Cree que los conservadores hacen pinza con “algún juez” que contribuye a “esta oposición” que se sale de todo manual. De hecho, este mismo miércoles, afeaba a Núñez Feijóo que su “política para adultos” se base en acusaciones al aire y no en cuestiones troncales para la ciudadanía: “Nunca me ha preguntado sobre vivienda o economía”.

Sánchez no ha ocultado su “preocupación” ante los periodistas que siguen la actualidad del Gobierno. Durante la tradicional copa de Navidad de Moncloa, el presidente ha abundado en la estrategia de la “máquina del fango” porque ha borrado por completo la tarea de “oposición política”. “No existe”, ha resumido el jefe del Ejecutivo, al tiempo que alertaba de que lo que predomina es una ola “mediática y judicial que contribuye” a alimentar este “frentismo”.

Confianza plena

Huyendo del ruido de la oposición, el presidente ha abordado cuestiones de calado parlamentario, como los acuciantes Presupuestos Generales del Estado (PGE). El pasado viernes exhibía su compromiso a aprobarlos a principios de este próximo 2025. Promesa que refrendaba este miércoles ante los periodistas en la copa de Navidad de Moncloa. “Voy a sudar la camiseta para sacarlos”, advertía un Sánchez, que ha dejado la puerta abierta a reunirse tanto con Carles Puigdemont como con Oriol Junqueras si certifica su victoria en el congreso de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Aunque esta fase se mantiene en stand by para no influir en el proceso interno de los soberanistas.

En cualquier caso, el foco mediático se sitúa ahora sobre los neoconvergentes, que este mismo lunes escenificaban su indignación con el Ejecutivo. El expresident de la Generalitat, mientras advertía a Sánchez de que ya no se fía de él, constataba que el acuerdo de investidura “se ha roto” y, por lo tanto, la única salida que le ofrece es la de someterse a una cuestión de confianza que ya rechazaron en Moncloa.

De hecho, en la sesión de control de este miércoles se han reafirmado en su estrategia de presión al Ejecutivo. Su portavoz parlamentaria, Miriam Nogueras, exigía al presidente que cumplieran con todo lo acordado en términos competenciales. “Muevan el culo”, ha espetado. En paralelo, Sánchez trataba de calmar las aguas al asegurarle que todos los acuerdos suscritos con el bloque de la investidura se acometerían.

Para que los Presupuestos salgan adelante, son necesarios los siete votos de Junts. Sin embargo, ahora no sólo están en el aire, sino que hay quien considera que podrían volar hacia el Partido Popular. Máxime después de que conservadores y neoconvergentes torcieran el brazo de los socialistas en la Cámara Baja al pactar la suspensión de un impuesto eléctrico. Sospechas que crecen después del guiño que Feijóo ha regalado a Nogueras en la sesión de control: “Sabe que Sánchez no es de fiar. Les seguirá engañando”.

¿Acercamiento PP-Junts?

Todo apunta a que la tendencia va en esa dirección, sobre todo si se atienen a las advertencias que Gabriel Rufián ha lanzado en los últimos meses. “No hay mayoría de izquierdas”, ha insistido este miércoles en los pasillos del Congreso de los Diputados al ser preguntado por la pinza del martes de PP y Junts. El portavoz republicano es el que ve con más claridad el corrimiento de tierras de sus otrora socios hacia los populares. “Más tarde o más temprano, pactarán”, ha resumido.

La visión de Rufián, sin embargo, contrasta con la que ha ofrecido Sánchez. En un intento por relativizar y normalizar el órdago de Junts, el presidente entiende que les penalizaría en clave electoral en Cataluña. Sostiene que “la sociedad catalana está pidiendo pragmatismo y entendimiento con el Gobierno”, aunque se haga desde posiciones firmes. “No quieren enfrentamiento porque la alternativa es un Gobierno PP y Vox y nadie quiere abrirle la puerta a eso”, subrayaba.

Así, con estas cartas sobre la mesa, el jefe del Ejecutivo no ve factible que los neoconvergentes se echen en brazos de los de Núñez Feijóo. Tampoco a la inversa, pues entiende que un acercamiento a Puigdemont abriría brechas internas y externas en el entorno del Partido Popular. Por lo tanto, ha descartado cambios en el escenario político y menos mediante una moción de censura, pues estima que la legislatura se va a consolidar gracias -en parte- a la buena marcha de la economía.

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