Datos, hechos objetivos y rigurosidad. Sobre estos tres pilares se iba a erigir la comparecencia de Teresa Ribera en el Congreso de los Diputados, la primera de una jornada completa que culminará de igual modo en el Senado. Finalmente, así ha sido. Controlando el tono en todo momento, con regañina incluida durante la sesión de control ante los bulos esparcidos por Miguel Tellado, la todavía vicepresidenta tercera ha sorteado el “ruido” de un Partido Popular al que el PSOE ha calificado como una “brigada de salvajes” comandados por Alberto Núñez Feijóo. La patata caliente de la responsabilidad de la DANA que intentaban colocarle los conservadores, la ha dejado en manos de un Carlos Mazón que se aferra a su crisis de Gobierno como salvoconducto a su supervivencia política; con fecha de caducidad, eso sí.
Ribera ha continuado con su explicación alertando del peligro del cambio climático y la necesidad de abordar este problema desde la política a la menor brevedad de tiempo posible. Admite que la DANA del pasado mes de octubre se sale de todos los pronósticos e incluso registros, habida cuenta de que se alcanzaron topes de precipitaciones récord. “Episodios de esta envergadura tendrán mayor frecuencia y todo dependerá de la prevención, la preparación y de la emergencia. Todos debemos aprender de esta experiencia tan dura para mejorar”, ha explicado.
La vicepresidenta tercera precisa que las competencias de su ministerio en tales escenarios se reducen a “generar avisos y datos meteorológicos e hidrológicos”, así como brindar apoyo a las autoridades pertinentes en la protección civil. Asimismo, tanto la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) como la Conferedación Hidrográfica del Júcar (CHJ) ofrecieron “datos públicos y a tiempo real”. “Estos dos organismos tienen personal técnico, siendo estos los agentes de Protección Civil los responsables de enviar avisos y contactar con la autoridad autónoma competente. La Generalitat Valenciana, en este caso.
Ribera: "Episodios de esta envergadura tendrán mayor frecuencia y todo dependerá de la prevención, la preparación y de la emergencia"
El sistema no falló...
En este sentido, respalda el papel jugado por la AEMET y la CHJ, percutiendo en que los avisos han de ser activados por la comunidad autónoma en concreto. La Agencia Estatal de Meteorología cuenta con cuatro niveles de avisos: verde, amarillo, naranja y rojo. El último se corresponde a una “intensidad excepcional. Este último entraña mayor riesgo. Por ello, piden medidas de prevención como la adoptada por Protección Civil de Cádiz.
El relato de Ribera blinda a los sistemas de prevención, principal fruto de las furias del Partido Popular tanto a nivel nacional como desde la Generalitat Valenciana. Organismos como los mencionados anteriormente mandaron las “alertas adecuadas”. Al menos así lo ha exhibido desde la tribuna, detallando el número de llamadas -hasta un total de 11- que hizo la AEMET desde las primeras horas de ese 29 de octubre hasta las 18:10 horas a Protección Civil de Valencia. Es decir, a la propia Generalitat.
Pero los avisos no se limitaron a llamadas, sino que iban acompañados de otras advertencias a través de otras vías, como por ejemplo hizo la Confederación Hidrográfica del Júcar. La CHJ remitió cerca de dos centenares de correos electrónicos al Ejecutivo autonómico. Por lo tanto, Ribera subraya que no existió el “apagón informativo” que denuncian desde el Govern valenciano y desde Génova. Mención aparte a las comunicaciones de estas instituciones con otros consistorios de la región; momento en el que ha aprovechado para dar las gracias a aquellos servidores públicos que “emitieron la información tal y como era su deber”.
Así las cosas, Ribera refrenda que los organismos dependientes de su ministerio actuaron “con arreglo al protocolo, a la norma y a la norma básica de Protección Civil” que les hace depender del mando único de la emergencia. “Hemos estado disponibles antes, durante y después y lo vamos a seguir estando. Trabajando en Valencia, con Valencia”, prosiguió la vicepresidenta tercera, quien aprovechaba el momento para robustecer el pensamiento científico y crítico. En este sentido, ha asegurado que no se puede perder “un minuto poniendo en duda la credibilidad de la ciencia”. La receta, a ojos de la ministra, ha de contener “ciencia e instituciones”.
Repeliendo bulos como la destrucción de presas, Ribera ha reivindicado que un país como España necesita dedicar “todos los recursos en la gestión del agua” y ha de estar preparada para “los dos extremos”. Por ello, se han actualizado todos los planes de gestión de riesgo de inundaciones dependientes del Estado en 2023. Asimismo, como ya hizo durante la sesión de control, ha recordado que el barranco del Poyo no se ha abordado porque el Gobierno de Mariano Rajoy dejó caer la declaración de impacto ambiental que ella misma firmó el 16 de diciembre de 2011, cuando ocupaba la Secretaría de Estado.
El día de la marmota
Al margen del relato de los acontecimientos de Ribera, el Partido Popular ha continuado por la misma linde: la responsabilidad es del Ministerio y las fallas en la prevención. Ester Muñoz se ha encargado de defender tal posición desde la tribuna. La parlamentaria conservadora cogió la batuta de su formación para refutar el argumentario de la ministra, acusándola de “falta de capacidad y de solvencia” en la gestión de la DANA. La castellano y leonesa cree que la “falta de integridad” de la vicepresidenta tercera le invalida para “todo cargo público en Europa”.
Así las cosas, Muñoz subraya que Ribera “falló tanto en la prevención como en la emergencia. “No puede llevar su incompetencia y su falta de humanidad a Europa. No con nuestro apoyo”, espetaba la diputada popular, minutos antes de que el PPE asumiera la vicepresidencia de la propia Ribera, tal y como ha anunciado a través de un comunicado. Todo ello a pesar de que Muñoz le ha recriminado que su familia europea -los socialistas- busquen los votos en la “ultraderecha de Orban y Meloni”.
Sin salirse del camino de la posverdad, el diputado de Vox José María Figaredo tomaba el relevo de muñoz desde el atril. El ultraderechista no ha dejado escapar la oportunidad de colar el bulo que le atribuye a Sánchez la siguiente frase: “Si necesitan ayuda, que la pidan”. Palabras que nunca pronunció. No al menos así, ni tampoco en este sentido. En cualquier caso, Figaredo ha afeado a Ribera su “fanatismo climático”, deslizando que ha sido el ecologismo de la ministra el que “ha matado a más de 200 españoles”.
“Por su negligencia y sus mentiras, por su nefasta gestión de la situación, usted está absolutamente incapacitada para ser comisaria europea y ministra de España”, ha afeado el ultra. También ha cargado las tintas contra la “incompetencia” del Partido Popular de Carlos Mazón, aunque aplicando la ley del embudo, ya que “los malvados” – el Gobierno central- “se negaron a tomar las riendas del asunto”.
¿Responsabilidad compartida?
Desde la izquierda del PSOE han orientado sus críticas hacia Carlos Mazón. Al menos desde Compromís (Sumar), cuya diputada Agueda Micó fue la primera en abordar las “cinco versiones” que ofreció el president de la Generalitat sobre su comida, de manera que se impidieron que se mandasen las alertas a la población. La parlamentaria valenciana ha percutido en la supresión de la Unidad Valenciana de Emergencias (UVE), así como la negativa del jefe del Ejecutivo regional a dejar entrar a su territorio “ayuda de otras comunidades”. Motivos por los que, a su juicio, deberían forzar la salida de un presidente que, además, los primeros contratos para paliar los daños de la DANA han ido a parar a la empresa de “su jefe de Gabinete y a dos empresas condenadas por Gürtel”.
ERC: "Unos fallaron por debilitar los servicios públicos y otros por el desgaste de la gestión y la prevención"
El independentismo ha navegado entre dos aguas, aunque más claros han sido en Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Desde el atril, Teresa Jordà ha centralizado su ofensiva en la figura de Carlos Mazón, aludiendo a la “incompetencia política” de la Administración valenciana y su “incapacidad” para dirigir una institución. “La política del PP ha costado vidas”, resumía la parlamentaria soberanista, que al mismo tiempo sentenciaba que el Gobierno de Sánchez “también ha fallado”. “Unos por debilitar los servicios públicos y otros por el desgaste de la gestión y la prevención”, resaltaba, mientras advertía que exigirán una rendición de cuentas ante tal “negligencia criminal”.
Los republicanos han compartido el marco con Junts. Al menos de manera tangencial, pues los neoconvergentes han repartido responsabilidades entre la Generalitat y Moncloa. “Hubo una negligencia muy grave de Mazón”, verbalizó Pilar Calvo, percutiendo en que el president valenciano debe dimitir. En paralelo, creen que la ministra Ribera “tampoco sale bien parada”, deslizando que ha tenido la cabeza en “la vicepresidencia de la Comisión Europea”. “Dar la cara tres semanas después de la tragedia, no es buena respuesta”, resumió.
Más laxo con el Gobierno se ha mostrado Oskar Matute. El parlamentario de Bildu ha exigido al Ejecutivo “más pedagogía”, pero dirigió sus reproches hacia Génova 13. El abertzale ha sentido decepción con la intervención de Muñoz (PP). “Quieren más presas y embalses. ¡Ay esos ecos del pasado! Todo para evitar hablar de Mazón”, esbozaba el diputado mientras exigía la cabeza del president. En cambio, Idoia Sagastizabal (PNV) se aferraba a la “prudencia” antes de activar el ventilador de la culpa, lamentando que lo que se ha observado es “desgobernanza” y el propósito de algunos en la “búsqueda de un culpable”. No obstante, estima que en catástrofes de esta índole, la “culpa suele ser compartida”.
Podemos también ha hecho un ejercicio de repartición de la responsabilidad, aunque una cuota importante de la misma recae sobre Mazón. Así lo ha expresado Martina Velarde desde la tribuna, repasando algunas de las crisis que históricamente ha tenido que gestionar la derecha, como el Alvia en Galicia, el Madrid Arena o el Prestige. “Siempre son nefastos”, resumió la parlamentaria andaluza, que exigía al president de la Generalitat que “no meta mano en los fondos de recuperación” para contratar “a dedo a empresas amigas”. No obstante, si bien considera que los conservadores han de pedir perdón, señala directamente a Moncloa por su “inacción” en esta “lucha bipartidista”.