En poco más de 24 horas, Miguel Tellado ha dilapidado el acercamiento al Partido Nacionalista Vasco. El PP estaba sacando la cabeza de ese aislamiento parlamentario que se autoimpuso Génova con un discurso extremadamente duro contra el independentismo, pero la ofensiva de su portavoz en el Congreso hacia los jeltzales a costa de un palacete en París que las tropas de Adolf Hitler arrebataron al PNV en los años 40 durante la ocupación nazi y que posteriormente regalaron al régimen franquista. La devolución del edificio a sus legítimos dueños fue un compromiso adquirido por el Gobierno de Mariano Rajoy, que no pudo cumplir dado que prosperó la moción de censura. Sin embargo, ahora el Ejecutivo de Pedro Sánchez repara esta situación entre los exabruptos del hombre de máxima confianza de Alberto Núñez Feijóo, que tira por tierra la aproximación a los nacionalistas en su guerra de desgaste contra el Gobierno.   

No es una novedad que PP y PNV choquen y confronten en sede parlamentaria. Máxime cuando la tensión entre ambos es creciente desde la moción de censura que descabalgó del Gobierno a Mariano Rajoy, acentuándose desde comienzos de esta legislatura. A finales de 2024, jeltzales y conservadores coincidieron en varias votaciones. También con Junts, alimentando la rumorología de un posible acercamiento de los populares con quienes antaño tuvo de aliados. Pero si hubo una posibilidad para esta vía, que a la postre abriría tímidamente una vía para una futurible moción de censura a Sánchez -o al menos desgastar al Gobierno con derrotas parlamentarias- , Miguel Tellado la ha sellado en un visto y no visto.

La reciente fricción con los jeltzales parte de la devolución del Gobierno a los jeltzales de un edificio de la avenida Marceau de París que actualmente es sede del Instituto Cervantes en la capital gala, pero que en tiempos perteneció al PNV como cuartel general del Gobierno Vasco durante la Guerra Civil (1936). Al menos hasta el año 1941, en tiempos de la ocupación alemana, cuando las tropas nazis ocuparon el edificio para entregárselo después al régimen de Francisco Franco. La liberación aliada de la ciudad francesa provocó en 1944 la huida de los franquistas, hasta que en 1951 el dictador reclamó el edificio. Desde entonces, está en manos del Estado.

Y así ha sido hasta ahora, que el Gobierno de Pedro Sánchez ha hecho efectivo el compromiso que adquirió la Administración de Mariano Rajoy y que no pudo ver saldado porque prosperó la moción de censura. El Instituto Cervantes se mantendrá en el número 11 de la Avenida Marceau de París hasta el año 2030. Durante los próximos cinco años, el Ejecutivo pagará una renta a los jeltzales a “precio de mercado”.

Pasada de frenada

Este motivo, pese a nacer de un compromiso de Mariano Rajoy en 2018, ha desatado algunas lenguas en Génova 13. O más concretamente en la Carrera de San Jerónimo. El portavoz del Grupo Popular en la Cámara Baja, Miguel Tellado, ha iniciado una ofensiva sin paliativos contra los nacionalistas vascos que parte de una escalada verbal que amenaza con tumbar los escasos cimientos que se habían construido en estos últimos meses. Hasta el punto de traspasar la barrera del insulto y calificando de “asqueroso” el posicionamiento del PNV con el palacete parisino.

Así, la hostilidad de Tellado devuelve las relaciones entre las fuerzas conservadoras al limbo donde descansaban los últimos años. Incluso complica la estrategia que parecía seguir el Partido Popular en su búsqueda por colocarse como un interlocutor válido tanto para los independentistas vascos como catalanes. Aunque la vía de Junts se mantiene intacta, la de los jeltzales se ha derrumbado y la retirada de los escombros será costosa para los conservadores.

La ofensiva de Tellado se recrudeció este mismo martes. El portavoz parlamentario conservador tildó al PNV de “rentista” del Estado y de “miserables” por “hacer caja” por un palacete en París. De hecho, este asunto es el principal escollo para los populares en el debate sobre la convalidación del real decreto ómnibus en la Cámara Baja, destacando que está ideado para “regalar un edificio público” a los nacionalistas vascos”. Un comportamiento, insiste, “miserable y asqueroso”. En resumen, un “pago directo” del Ejecutivo al PNV por los servicios prestados. Todo ello, por supuesto, sin mencionar que el germen de este asunto es un compromiso truncado del Gobierno del PP para con los nacionalistas.

Un portavoz “torpe” y “maleducado”

Ante la retahíla de improperios, el PNV no ha rehuido el cuerpo a cuerpo y ha respondido al portavoz parlamentario de los populares, a quien tacha de “torpe” e incluso de “sinvergüenza”. Hostilidad máxima por parte de los diputados vascos, tanto dentro como fuera del Hemiciclo. En los pasillos del Congreso, el portavoz del grupo, Aitor Esteban, calificaba de poco hábil la ofensiva de Tellado. En parte por las consecuencias que acarrea insultar a un potencial aliado. Pero también le ha señalado como “maleducado” y defensor de “ideas neofascistas”.

“Me reafirmo de que es un torpe y un maleducado, pero no puedo esperar gran cosa en cuanto a solidez ideológica de alguien que comenzó en la izquierda nacionalista gallega y que ahora defiende posiciones absolutamente derechistas”, resolvía el portavoz de los jeltzales en los pasillos del Congreso. Sin embargo, ya en pleno debate del real decreto ómnibus, la diputada nacionalista, Idoia Sagastizabal, ha ponderado como “lamentables” sus últimas intervenciones. “Siga haciendo amigos, que le va a ir fenomenal. Tanto como hasta ahora”, advertía la parlamentaria del PNV, antes de calificarlo, en euskera, como un “sinvergüenza”.

Los jeltzales no creen que este encontronazo con Tellado sea el “último” y esperan más episodios “de este hombre”. “Torpe y maleducado, pero es lo que hay”, lamentaba un Aitor Esteban que insistía en la pasada de frenada de quien se presentaba como un aliado potencial de futuro y ha dilapidado esa estrategia en menos de lo que dura un parpadeo.

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