La Ley de Amnistía tiene un nombre propio y ese es el de Carles Puigdemont. El líder neoconvergente, principal interesado en que el acuerdo saliera adelante, tuteló la negociación con el Partido Socialista desde el primer momento. Será uno de los beneficiados por la medida de gracia, de ahí que la pregunta a la totalidad de los dirigentes del PSOE y del Gobierno se replique por doquier: ¿Cuándo volverá el expresident catalán? A ese interrogante ha respondido el ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática en funciones, Félix Bolaños. Lo ha hecho en una entrevista concedida en El Món a Rac 1, donde ha desvelado que será, “posiblemente”, a partir del “próximo año” cuando uno de los principales instigadores del procés independentistas pueda regresar a España. Es decir, toda vez la ley haya recorrido todo el cauce hasta su entrada en vigor.

El Grupo Parlamentario Socialista registró la Ley Orgánica de Amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña. Lo hizo en solitario, a pesar de que las previsiones apuntaban a que el texto se presentaría con la firma de todos los partidos que votarán ‘sí’ el jueves en la investidura del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. A priori, podría suponer un inconveniente o el último giro de guion en un proceso de negociación hitchcockiano. Sin embargo, el ministro Bolaños ha llamado a la calma este martes desde los micrófonos de Rac1. El articulado verá la luz, a pesar de no contar con la rúbrica de ninguna de las nuevas alianzas parlamentarias del Partido Socialista. “Lo sustancial es que saldrá adelante y tiene una mayoría”, confía el ministro de Presidencia.

La Ley de Amnistía es un texto “muy pactado, avanzado y consensuado” con las diferentes formaciones políticas, especialmente con Junts y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Ante el ruido que había despertado el acuerdo con los neoconvergentes, Bolaños explica que era necesario registrar el articulado lo antes posible para despejar los “comentarios y opiniones precipitados”. En este sentido, el ministro de Presidencia justifica que la medida de gracia es el umbral hacia una “nueva etapa” marcada por el diálogo y la convivencia; sobre todo para atraer a los partidos políticos catalanes a la Constitución. O dicho de otro modo, a que “hagan política dentro de las instituciones”. “Es una buena noticia”, ha abundado.

El regreso de Puigdemont

Asimismo, la ley supone también una puerta -aún cerrada- al regreso a España del expresident Carles Puigdemont, que huyó del país tras el pulso a la Constitución y al Estatut de septiembre y octubre de 2017. Precisamente el de Carles Puigdemont es el nombre propio por excelencia estrechamente ligado a la amnistía. El registro del articulado supuso el “inicio del camino”, aunque aún queda mucha travesía “por recorrer” en su tramitación.

El ministro de Presidencia alude expresamente a la maniobra puesta en marcha por el Partido Popular en el Senado, que a ojos de Bolaños “está por ver si es constitucional”, para “boicotear la ley de amnistía”. La reforma planteada por los conservadores, haciendo valer su mayoría absoluta en la Cámara Alta, es un escollo más en el cauce de la normativa, estirando los plazos hasta su aprobación final. “Viven más cómodos en los tiempos del enfrentamiento y del conflicto que en la nueva etapa de convivencia que abrimos”, ha lamentado el también dirigente socialista. En cualquier caso, en Moncloa confían en que el próximo 2024 sea el año en el que Carles Puigdemont pueda regresar al país. Eso sí, según se apruebe la ley y la casuística del expresident supere el filtro judicial, pues la Justicia deberá pronunciarse “sobre cada caso concreto”.

En este sentido, el ministro Bolaños ha hecho un ejercicio de pedagogía al explicar que el marco legal establece un “perímetro” que no es sino “amnistiar todos los hechos relacionados con el proceso soberanista” desde el 1 de enero de 2012 hasta el 13 de noviembre del 2023. “Queremos que esos procesos judiciales que podían suponer un problema para la normalización social y política sean amnistiados porque es hora de abrir una nueva etapa y mirar hacia el futuro sin la losa del pasado”, ha justificado, al tiempo que recordaba que no hay mención expresa al lawfare en el articulado porque ese concepto se circunscribe en exclusiva al acuerdo político suscrito con Junts que cristaliza en comisiones de investigación en el Congreso. En ellas se analizará “si ha existido algún comportamiento” en esa dirección, separándolo de la Ley de Amnistía, a la que se le ha revestido con un blindaje impecable en términos constitucionales. “Incluso ante quienes tenían alguna inquietud”, ha puntualizado.

Una oportunidad

Interrogado por las contradicciones que pudiera suscitar la hemeroteca, Bolaños ha replicado que las declaraciones de miembros del Ejecutivo del Partido Socialista que dibujaban la amnistía como “inconstitucional”, se referían a la iniciativa que Junts y ERC presentaron en 2021. En un documento de 40 páginas, Moncloa se refirió “de manera tangencial” a la propuesta de los grupos independentistas, que entonces marcaba el debate público. No obstante, ha comparado las exposiciones de motivo de ambos articulados para contrastar las “diferencias sustanciales y de fondo” que tienen. El texto del 2023, en cambio, está “perfectamente avalado por la Constitución e incluso respaldado por sentencias del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo. “Lo hemos estudiado concienzudamente”, ha abundado.

De este modo, rechaza así que el cambio de criterio se fundamente en una cuestión de aritmética parlamentaria derivada de las elecciones generales del 23 de julio. “No hace falta que hable nadie por el pueblo porque ya habló hace cuatro meses”, ha precisado, en alusión velada al relato de la derecha. De una confección compleja del Congreso nació, sin embargo, “una oportunidad” que, según Bolaños, les permite enfocar los procesos judiciales pendientes y arrastrar a los partidos catalanes a hacer “política desde las instituciones”. “Eran una losa y es lo que la ley trata de abordar”, ha subrayado, al tiempo que rechaza que busquen una renuncia de las formaciones a sus ideas. “Ni siquiera al PP. Cada partido tiene las suyas”, ha proseguido.

En un ejercicio de política-ficción, considera que, si al Partido Popular se le hubiese presentado “esta oportunidad”, también la hubiese aprovechado. “Sin ninguna duda”, ha apostillado. De hecho, considera que lo ha intentado, aunque el problema de los conservadores es su “falta de respeto al resto de grupos”, como ocurrió en la intervención de Alberto Núñez Feijóo ante el PNV en su debate de investidura. “Tienen un problema de concepción de lo que es la pluralidad”, ha justificado.