En el corazón de la Rioja Alavesa encontramos Laguardia, un municipio vasco de gran importancia histórica y cultural conocido, sobre todo, por su exquisita producción vinícola. Sin embargo, este pintoresco pueblo amurallado, resguardado por la Sierra de Cantabria y rodeado por vastos viñedos es mucho más que unas sobrecogedoras vistas panorámicas y un singular entorno natural. La excelente preservación de su arquitectura le ha valido esta hermosa localidad del País Vasco el reconocimiento como uno de los pueblos más bonitos de España, llevando a muchos apasionados del turismo a comparar Laguardia con la idílica Toscana

Además, su situación estratégica en lo alto de un cerro, su antigua muralla medieval, sus callejuelas empedradas y las prestigiosas bodegas que confirman su estatus como capital vinícola de la comarca, convierten a Laguardia en un destino repleto de experiencias históricas, culturales y gastronómicas que no dejan indiferente a nadie que decida explorarlo.

Importante cultivo de viñedos en Laguardia, pueblo de la Rioja Alavesa, País Vasco.

Importante cultivo de viñedos en Laguardia, pueblo de la Rioja Alavesa, País Vasco.

Historia de Laguardia: de fortaleza a villa vinícola

En primer lugar, se cree que el origen de Laguardia se remonta a un periodo prerromano en el que esta zona era conocida como Biasteri, un poblado euskérico muy antiguo. No obstante, su historia oficial comienza tras su fundación en el siglo X, originalmente concebida como una fortaleza para proteger el Reino de Navarra contra las ambiciones de Castilla.

Durante el siglo XII, Sancho el Sabio de Navarra otorgó a Laguardia el fuero de población en 1164, un hito que marcó el inicio de su desarrollo como comunidad. Más tarde, en 1486, una orden de los Reyes Católicos incorporó Laguardia a Álava, manteniendo su estructura medieval prácticamente intacta hasta la actualidad.

A lo largo de los siglos, este enclave estratégico cambió en repetidas ocasiones de manos y nombres, siendo el primero de ellos "La guarda de Navarra", debido a su importancia militar y económica en la región. Aunque antes de ser conocida por su nombre actual, la villa pasó también por otras denominaciones como Leguarda, Gardia y Guardia, derivando finalmente en Laguardia, que significa "La Guardia de la Sonsierra Navarra", un nombre que resume su función histórica de vigilancia y defensa.

Asimismo, la relevancia histórica de Laguardia no se limita solo a su papel en conflictos medievales, ya que también es reconocida por su riqueza arqueológica y vinícola. El yacimiento de La Hoya que alberga la localidad nos muestra un asentamiento de la cultura berona prerromana que abarcó desde el siglo XII ante de Cristo hasta el siglo II antes de Cristo. 

Yacimiento arqueológico de La Hoya descubierto en Laguardia, en la Rioja Alavesa. esukadi.eus

Yacimiento arqueológico de La Hoya descubierto en Laguardia, en la Rioja Alavesa. esukadi.eus

Durante el siglo XV, la Sonsierra fue el escenario de numerosos conflictos entre navarros y castellanos, entre los que destacan los enfrentamientos de 1429 que requirieron el esfuerzo completo del Reino de Navarra para resistir la invasión de Castilla. A pesar del sacrificio de los navarros, en 1461 Enrique IV de Castilla se hizo con el control de Laguardia, que quedó bajo dominio castellano. A pesar de que este cambio en el poder supuso un antes y un después en la historia de la región, el pueblo se mantuvo como una fortaleza estratégica. 

Además de ser la cuna de figuras como el escritor de fábulas Félix María Sánchez Samaniego, Laguardia se conoce por haber sido un lugar de encuentro para la realeza de Navarra y Castilla durante cientos de años. La característica hospitalidad y lealtad de sus habitantes fue recompensada por los reyes y las reinas durante la época medieval y parte de la Edad Moderna otorgándoles ciertos privilegios y libertades.

¿Qué ver en Laguardia?

Para explorar Laguardia se puede comenzar por sus murallas, que aún conservan sus cuatro puertas originales y una quinta añadida en el siglo XVI, siguiendo por la Torre Abacial que data de entre los siglos XII y XIV, y muestra la arquitectura defensiva medieval de la villa. Se cree que pertenecía a un monasterio templario.

Torre Abacial de origen medieval, característica de Laguardia, País Vasco. laguardiaparticipa.eus

Torre Abacial de origen medieval, característica de Laguardia, País Vasco. laguardiaparticipa.eus

Continúa el recorrido contemplando el impresionante pórtico policromado de la iglesia de Santa María de los Reyes que es una obra destacada del arte vasco. En cuanto a construcciones religiosas se refiere, Laguardia también cuenta con otra en su territorio, la iglesia gótica de San Juan Bautista construida entre los siglos XIII y XIV que alberga un retablo y una capilla de estilo barroco en su interior.

Pórtico policromado de la iglesia de Santa María de los Reyes en Laguardia.

Pórtico policromado de la iglesia de Santa María de los Reyes en Laguardia.

No puedes perderte tampoco la Plaza Mayor, siempre llena de vida, donde encontramos el Ayuntamiento, un extraordinario edificio del siglo XIX que tiene un singular reloj de autómatas. A un lateral de la plaza está situado también el Antiguo Ayuntamiento del municipio cuyo origen se remonta al siglo XVI.

Es digna de mención la Casa Palacio de Samaniego, un ejemplo de la arquitectura del siglo XVII donde podemos hacernos una idea de cómo vivía la nobleza de la época y, particularmente, el famoso escritor. Finalmente, la visita por Laguardia no termina sin caminar por la Ruta de los Dólmenes, donde se pueden descubrir vestigios de poblados neolíticos y admirar dólmenes milenarios erigidos por los primeros habitantes de estas tierras.

Vista de uno de los Dólmenes de la Ruta construido durante el neolítico.

Vista de uno de los Dólmenes de la Ruta construido durante el neolítico.

Más de 300 cuevas y túneles subterráneos

Las cuevas subterráneas de Laguardia son un tesoro histórico y enológico profundamente arraigado en su cultura. En un primer momento creadas como refugio frente a ataques durante la época medieval, estas cuevas se han transformado a lo largo de los siglos en bodegas subterráneas donde se almacena y se elabora el vino, aprovechando la temperatura constante y fresca para su perfecta conservación.

Sus más de 300 cuevas o túneles que se interconectan formando un auténtico laberinto bajo el casco histórico amurallado de la villa impiden el tráfico de vehículos en el centro del pueblo por el peligro que existe de que ocurran hundimientos. No obstante, aunque los vecinos no pueden acceder con el coche, cada una de las viviendas de Laguardia cuenta con su propia bodega, que pueden alcanzar profundidades de hasta ocho metros. Las cuales se utilizan, en su mayoría, para guardar barricas de vino en proceso de envejecimiento.

Entre las bodegas subterráneas más destacadas de Laguardia se encuentra Bodegas Casa Primicia, considerada la más antigua de Rioja Alavesa y que ocupa el edificio civil más viejo del pueblo. Otra bodega notable es Bodegas El Fabulista, ubicada bajo el Palacio de los Samaniego, actual sede de la oficina de turismo de la localidad. Ambas bodegas, así como muchas otras, son esenciales para la producción de vino de la región.

Bodegas Casa Primicia situadas bajo el pueblo vasco de Laguardia. bodegascasaprimicia.com

Bodegas Casa Primicia situadas bajo el pueblo vasco de Laguardia. bodegascasaprimicia.com

Visitar las bodegas subterráneas de Laguardia se ha convertido en una experiencia única tanto para amantes del vino como para aquellos interesados en la historia y la cultura local. Además de las visitas guiadas y degustaciones de vino, algunas bodegas ofrecen experiencias adicionales como catas de aceite de oliva y visitas a los viñedos, brindando una inmersión completa en la tradición vinícola de la Rioja Alavesa​. Para quienes planeen visitarlas, se recomienda llevar calzado cómodo y reservar con antelación.

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