Siete vidas tiene un gato, dice el refranero español, y ese camino, el de la metamorfosis de humano a felino que siempre cae de pie y se salva, es el que parece que acompaña a Pedro Sánchez. La agilidad y la flexibilidad de los felinos se manifiesta en las características de su anatomía, que le otorgan el reflejo de enderezamiento para caer casi siempre sobre sus patas y sobrevivir a caídas en las que otros animales morirían. Pedro Sánchez es como un político-gato en un alambre haciendo equilibrismo, que deambula por él, sin red ni defensa, y al final sale ileso porque cae, como los gatos de pie y vuelve a levantarse inmune al peligro. Pedro Sánchez Pérez-Castejón es en realidad gato por partida doble porque nació en Madrid un 29 de febrero de 1972. A sus 52 años tiene una biografía de resistente, resiliente, combativo, audaz, osado y valiente en sus decisiones, que nadie en la esfera de políticos europeos actuales, ni tan siquiera se le acerca. Podríamos pensar, a luz de sus movimientos y decisiones en el alambre, que más que Perro Sanxe, habría que denominarle GatoPedro, un equilibrista con siete vidas en un alambre sin red.

Paso por alto su acceso al poder, sus accidentadas primarias, sus derrotas temporales mutadas luego en victorias definitivas, su llegada a la Moncloa en una compleja moción de censura que diseño contra Rajoy… Estos días han servido para recordar toda esa infecta montaña rusa que ha vivido y de la que siempre, al final, sale victorioso.

El talón de Aquiles: su familia

Pero a este perro-gato y equilibrista en el tejado de la política marrullera y sucia en la que la fasciogalaxia ha convertido la política española, le dieron un gancho enorme al mentón seguido un barriobajero puñetazo en la boca del estómago. Le han mentado a la familia primero creando un fantasma sexual de su mujer, luego llamándole hijo de puta, más tarde fueron a por sus hijas, continuaron con el hermano (prodigioso músico) negándole sus éxitos por mérito propio, prosiguieron con su suegro y, de no parar, de no dar un golpe seco, de no plantarse, el vendaval de la “fábrica de fango”, la fachosfera, va a continuar hasta hundirlo. De hecho, esos ataques lo han hecho pisar la lona, caerse sobre el ring, pero en cinco días se recuperó y vuelve con más fuerza, con más ganas, recuperado para seguir combatiendo, tal vez con nueva estrategia, ideas concretas y, desde luego, con un respaldo social más amplio, con un partido detrás como nunca lo ha tenido un líder del PSOE y con una decisión con impulso familiar enmarcada en la máxima de Cela de 'El que resiste, gana'

Contaba el poema incompleto de Estacio, que cuando Aquiles nació, Tetis intentó hacerlo inmortal sumergiéndolo en el río Estigia. Sin embargo, su madre lo sostuvo por el talón derecho para sumergirlo en la corriente, por lo que ese preciso punto de su cuerpo quedó vulnerable, siendo la única zona en la que Aquiles podía ser herido en batalla. Al GatoPedro o al Perro Sanxe, le vieron su parte vulnerable, su única zona vulnerable como Aquiles. Es su familia. Y ahí le han dado permanentemente y desde distintos rincones del ring y con distintos púgiles al mismo tiempo. Ha sido un combate en minoría frente a unos cazadores de recompensas electorales, políticas, económicas, empresariales, mediáticas e ideológicas. Era difícil, más bien imposible, no derrumbarse y perder por KO. Pero de nuevo sorpresa del GatoPedro qué hundido, caído, noqueado en la lona, como en Million Dollar Baby, como en Rocky, como en Toro salvaje, como en The Hurricane o como en Creed, se levanta y finalmente y de manera épica vence.

Pero no seamos ingenuos, Umberto Eco le dio la cita acertada a Sánchez en su Carta a la Ciudadanía con 'La Fábrica de fango'. Tendrá que seguir leyendo al semiólogo, escritor y filosofo de la Alessandría piamontesa y rebuscar en su obra para hallar su tesis sobre el 'Fascismo eterno' (Ur-fascismo), ese que ha estado latente tras la Segunda Guerra Mundial y que como advertía Eco: “Está a nuestro alrededor, a veces vestido de paisano”. Añadiría que vestido de Armani, con caras amables y como también advirtió Saramago con rostros normales, sin botas (incluso con votos) ni tanques ni cartucheras.

Están ahí como Pedro Sánchez ha podido comprobar en sus propias carnes y no van a parar el acoso, y mucho más el familiar sabiendo que es su talón de Aquiles. Pero si de algo ha servido este enclaustramiento de cinco días, es para trasladar a una buena parte de la ciudadanía, este hecho. Si para algo ha servido, es para que otra parte de la sociedad, que no vota izquierda o simplemente es equidistante o abstencionista en las urnas, esté advertida. No será tan fácil, que no imposible, que vuelvan a repetir la misma estrategia, pero más debilitada y descubierta.

Pero lo que parece derivarse de las palabras de Sánchez a la puerta de La Moncloa, es que con más fuerza y con más ganas, con el 120 por cien de su partido a su lado, con el mundo de la cultura apoyándole, con los sindicatos dedicando la movilización del 1 de Mayo a la defensa de la democracia, con la otra izquierda también en la calle y con la gente decente emocionada, los malos lo tienen más complejo. De esta ganan los buenos. De esta los agazapados en siglas liberales o cambian o se meten ya del todo en el saco de la “Máquina del Fango”. Llevan tiempo enlodazados, detrás de la cortina. Hoy han sido desenmascarados, expuestos en la plaza pública y deberán separarse d esas prácticas. En caso contrario, la historia los pondrá en el lado oscuro y las urnas en su casa.

Por cierto, les doy un dato a aquellos que busquen vendetta y volver a la estrategia contra Sánchez. Para quienes somos de países latinos, el gato tiene siete vidas.  Pero en la cultura anglosajona y de otras partes de Europa, el felino tiene nueve vidas. Abandonen toda esperanza. Un gato herido puede ser un león y, además, ese temible rey de la selva, está más acompañado y con fuerza que nunca.

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