"Si permitimos que se vuelva a relegar el papel de la mujer al ámbito doméstico teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de la de su marido, si en definitiva permitimos que la sinrazón se convierta en rutina, la consecuencia será que habremos hecho un daño irreparable a nuestra democracia. Exigir resistencia incondicional a los líderes objeto de esa estrategia es poner el foco en las víctimas y no en los agresores". Esta ha sido una de las frases claves del discurso en el que Pedro Sánchez ha comunicado que se queda como presidente del Gobierno tras cinco días de reflexión. 

Una decisión que el presidente del Gobierno se ha visto obligado a tomar por el acoso de la derecha y ultraderecha -política y mediática- a su mujer, Begoña Gómez, por su labor profesional durante la pandemia de coronavirus. La mujer de Sánchez ha sido objeto de portadas y acusaciones, incluso en el ámbito judicial, por presuntas relaciones con Air Europa durante la pandemia. Una serie de acusaciones que el pseudosindicato Manos Limpias llevó la semana pasada ante la justicia, ante lo que el presidente respondió con una carta el miércoles por la tarde en la que comunicaba la suspensión de su agenda oficial durante cinco días para "parar y reflexionar" si "realmente merecía la pena" continuar como presidente del Gobierno. 

Una carta que pilló por sorpresa a toda la población, incluido gran parte del Partido Socialista, y que el presidente del Gobierno ha reflexionado durante estos cinco días con la única presencia, según fuentes conocedoras, de su mujer. Además del apoyo y la opinión de su pareja sobre su decisión -que se ha saldado finalmente este lunes con la permanencia como presidente del Gobierno- el PSOE en su totalidad ha ratificado su apoyo al líder durante las movilizaciones de este fin de semana. Un apoyo histórico que ha quedado constante con las 12.500 personas que se acercaron a la sede socialista de Ferraz el sábado por la mañana para pedir al presidente que se quedara en La Moncloa. Una concentración socialista que tiñó de rojo Ferraz, con líderes del partido incluidos, bautizada como Operación Quevedo por el "Quédate" del cantante con Bizarrap. 

Tras cinco días de silencio y reflexión, el presidente del Gobierno ha comunicado su decisión desde las puertas de La Moncloa, centrando parte de su mensaje como una lucha contra los ataques de la derecha y la ultraderecha contra la democracia. "Tras estos días de reflexión, tengo la respuesta clara: si aceptamos todos como sociedad que la acción política permite el ataque indiscriminado a personas inocentes, entonces no merece la pena. Si consentimos que la contienda partidista justifique el ejercicio del odio, de la insidia y de la falsedad hacia terceras personas, entonces no merece la pena. Si permitimos que las mentiras más groseras sustituyan el debate respetuoso y racional basado en evidencias, entonces no merece la pena", arrancaba Pedro Sánchez su discurso, poniendo sobre la mesa de nuevo los ataques de la ultraderecha a su pareja y su familia. 

"Por muy alto que sea, no hay honor que justifique el sufrimiento injusto"

Tanto en la carta a la ciudadanía publicada el miércoles como en el discurso de este lunes, el presidente del Gobierno se ha referido al "no todo vale", especialmente cuando los objetos de ataque son los familiares de los protagonistas políticos. "Por muy alto que sea, no hay honor que justifique el sufrimiento injusto de las personas que uno más quiere y respeta, y ver cómo se intenta destruir su dignidad sin el más mínimo fundamento", ha continuado Sánchez este lunes tras sus cinco días de reflexión. 

Asimismo, el presidente ha alertado durante su discurso que "confundir libertad de expresión con libertad de difamación es una perversión democrática de desastrosas consecuencias. Por tanto, la pregunta es sencilla: ¿Queremos esto para España?". En este momento, Sánchez volvía a hacer referencia al papel de su mujer: "Mi mujer y yo sabemos que esta campaña de descrédito no parará. Llevamos 10 años sufriéndola. Es grave, pero no es lo más relevante", para cerrar la frase con un mensaje de resistencia: "Podemos con ella".

El presidente del Gobierno es plenamente consciente de que las denuncias a su mujer pasan precisamente por ser su esposa. Algo que ya dejó claro en la carta del miércoles: "No soy un ingenuo. Soy consciente de que denuncian a Begoña no porque haya hecho algo ilegal, ellos saben que no hay caso, sino por ser mi esposa. Como soy también plenamente consciente de que los ataques que sufro no son a mi persona sino a lo que represento: una opción política progresista, respaldada elección tras elección por millones de españoles, basada en el avance económico, la justicia social y la regeneración democrática". 

Este lunes, el líder del Ejecutivo, desde la propia sede de La Moncloa, ha asegurado que parte de su decisión de mantenerse en el Gobierno pasa por no permitir "que se vuelva a relegar el papel de la mujer al ámbito doméstico" -como aboga gran parte de la derecha y la ultraderecha- "teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de la de su marido". Una realidad más propia del siglo pasado, cuando la mujer tenía que quedarse en casa cuidando de la familia, de los hijos y dedicarse al hogar, y muy diferente a la igualdad real y efectiva a la que se intenta llegar a día de hoy, con la mujer en cualquier puesto profesional.