Con la lectura del RD 282/2022, publicado en BOE y BOCYL el 13 de abril, por el que se nombra presidente de Castilla y León a Alfonso Fernández Mañueco, comenzó el acto de toma de posesión en las Cortes, abriendo la undécima legislatura, definida por el presidente del Parlamento Autonómico, Carlos Pollán, como “el inicio de otra forma de hacer política, que será la seña de identidad de este Gobierno, poniendo en el centro la mejora de la vida de los castellanos y leoneses”.

Mañueco juró escuetamente su lealtad a las normas y las instituciones, incluidas la Corona y la Constitución, sin olvidar “el Estatuto de Autonomía que, a lo largo de 39 años, ha venido configurando e impulsando nuestra Comunidad en España”, dijo, en un discurso posterior de 11 folios de extensión, durante el que agradeció la presencia en el acto institucional de todos los suyos, el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, expresidentes de la Junta como Juan José Lucas, Jesús Posada y Juan Vicente Herrera, la vicepresidenta segunda del Congreso, Ana Pastor, y la secretaria general de su partido, Cuca Gamarra; todos ellos en ausencia de Alberto Núñez Feijóo, de quien sin embargo, Mañueco afirmó tener “su respaldo, en lo político y en lo personal desde hace muchos años, pero especialmente desde que es presidente del partido”.

El nuevo presidente de Castilla y León no ahorró epítetos en su intervención sobre la Comunidad que quiere: activa, en continuo progreso, ambiciosa, firme, orgullosa, responsable y con valores, de igualdad de oportunidades; y aquí se refirió a las mujeres, “que avanzan decididas a ocupar el protagonismo que merecen”, y a los jóvenes, “que trabajan duro para abrirse camino en un entorno cada vez más exigente”. Mayores, emprendedores, agricultores y ganaderos… el presidente no dejó de citar a ningún colectivo, y habló de “moderación, diálogo y tolerancia”, un tono institucional que abandonó después, durante la rueda de prensa en la que dio los nombres de quienes serán sus diez consejeros, sólo tres mujeres, que tomarán posesión mañana, todos excepto una, nombres heredados del gobierno de la pasada legislatura, en cuanto se le pidió valoración en torno a las ya conocidas diferencias entre los socios y las advertencias del Gobierno de Pedro Sánchez.

La opinión del secretario general del PSOE en Castilla y León y cabeza del Grupo Parlamentario, Luis Tudanca tras escuchar el discurso de toma de posesión de Mañueco ahondó en el respeto institucional al presidente en una democracia “que costó mucho en este país”, si bien reiteró en su preocupación ante un día “que es la culminación de un camino irreversible para el PP, que ha hecho la peor elección, la de la ultraderecha frente a la derecha europea, y el poder antes que los derechos y libertades de los castellanos y leoneses”, que supone una deriva.

“La única afirmación que ha hecho hoy el señor Fernández Mañueco con la que estoy de acuerdo es que España nos observa, y nos observa Europa, pero nos observan avergonzados, enormemente preocupados por su capitulación ante aquellos que quieren acabar con décadas de avances y progreso en nuestro país y nuestra Comunidad Autónoma”, señaló.

Ayuso y Abascal, felices

En el otro extremo, Ayuso y Abascal rivalizaron en elogios y aplauso para el nuevo gobierno de coalición entre el Partido Popular y Vox. “Es un día de gran alegría y satisfacción, un gran pacto, y es un honor estar hoy con Alfonso Fernández Mañueco”, comenzó la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, para pasar al ataque de inmediato, una vez más, contra el presidente del Gobierno, del que “le sorprende” que, según sus palabras “sea quien decide quién tiene que pactar, cómo y con quién, una persona que no sale a la calle y utiliza la Moncloa para acusar de corrupción”, felicitándose finalmente de que Castilla y León siga siendo una Comunidad Autónoma “socialismo free”,  lo que es “para celebrar”.

El líder de la ultraderecha, mientras tanto, tras lamentar que el nuevo gobierno ha sido demonizado “antes de echar a andar”, y cuidándose mucho de criticar la ausencia de Alberto Núñez Feijóo, sí deslizó que “no había hoy ningún sitio en España más importante para nosotros que estar en esta toma de posesión para apoyar a este gobierno que se ha convertido en la principal esperanza e ilusión para muchos españoles que lo ven como posible alternativa para toda España”.

El Gobierno, vigilante ante el retroceso de derechos

Durante su intervención en el hemiciclo, en nombre del Gobierno, la ministra de Educación, Pilar Alegría, comenzó expresando su felicitación, deseando al nuevo presidente todo el éxito en su gestión, ofreciendo “la máxima colaboración del Gobierno de España, cooperación, cogobernanza y lealtad institucional”, pero también reclamando la defensa del Estado de Derecho, de las autonomías, de los avances conseguidos para las mujeres y “la mejor Constitución que hemos tenido en nuestro país, fruto de la cual vivimos en la descentralización del estado de las autonomías, respuesta al fracaso absoluto del centralismo” y que ha hecho posible “el estado democrático fuerte y bien asentado que tenemos”, dijo.

De hecho, en declaraciones posteriores, y ya al margen de la corrección política de los discursos, avisó de que el Gobierno de España estará “vigilante” para que desde la Junta de Castilla y León no se produzcan retrocesos en los derechos de las mujeres ni en Memoria Histórica, con todos los instrumentos legales al alcance, a lo que Mañueco respondió que desde la Junta también se estará vigilante con el Gobierno de España “para que cumpla con todos y cada uno de los españoles, y de Castilla y León”, y advirtió que “tenemos un servicio jurídico magnífico que ha ganado al Gobierno de España y al PSOE en el Tribunal Constitucional, Supremo y Tribunal Superior de Justicia”.

El vicepresidente comparece en soledad para reafirmarse “líder”

A pesar de que la toma de posesión había sido precedida de comparecencias ante los medios de Ayuso, Gamarra y Abascal, y a su finalización estaba prevista una rueda de prensa del presidente, -obviamente el protagonista de la jornada, puesto que vicepresidente y consejeros no tomarán posesión de sus cargos hasta mañana-, pocos minutos antes de la rueda de prensa en el hall de entrada de las Cortes de Castilla y León se improvisó una atención a los periodistas del líder de Vox en el Parlamento (y aún no vicepresidente), Juan García Gallardo.

Más allá de manifestar su contento por el “gran día para la democracia en Castilla y León”, García Gallardo no aportó mucho nuevo a lo ya dicho: que el pacto derecha-ultraderecha es un ejemplo para otros que puedan venir, que no puede “terminar con las autonomías, que es un estado fracasado y una máquina de dilapidar dinero público” porque no tiene la mayoría suficiente, pero esto no es incompatible con trabajar sin renunciar a “su objetivo fundacional” desde dentro, y que aunque no tenga “cartera”, tiene unas funciones que ya se explicaron en una nota de prensa el 5 de abril.

Sin embargo, a preguntas de los periodistas, subrayó que “este es un gobierno de coalición, existe un líder del Partido Popular, que es el presidente, y yo soy el líder de la parte de Vox; el líder político de la parte de Vox seré yo”.