Perder la memoria significa borrar las lecciones que nos enseña el pasado. Y, mirando las últimas encuestas, España parece estar perdiendo paulatinamente la suya. Este lunes 14 de abril se cumplen 94 años de la proclamación de la Segunda República Española, que cayó por el auge de una extrema derecha que creció descontrolada hasta que fue demasiado tarde. Tres años de sangrienta guerra acabaron con la democracia y trajeron casi cuatro décadas de represión bajo el régimen ultraconservador de Francisco Franco.
En el año en que se cumplen 50 años del fin de la dictadura franquista, la amenaza de la extrema derecha tiene otra pinta, aunque sigue unos pasos muy parecidos a la de los años 30 del pasado siglo. Su auge en España coincide con las figuras de grandes líderes ultraconservadores en otros países del mundo. Los Trump, Milei, Putin o Orban con los que comulgan los partidos de ultraderecha hoy en día guardan muchas diferencias con los Hitler y Mussolini que inspiraron los pasos de Franco, pero la historia parece estar avanzando en la misma dirección: un contexto internacional convulso, desconfianza por la clase política y el auge de discursos radicales, en este caso sobre materias como la inmigración o el feminismo.
Las encuestas recuerdan al pasado
Es conveniente tener presente la Historia, pues este 14 de abril coincide con el momento de mayor esplendor para los partidos de ultraderecha en mucho tiempo. Según una encuesta de 40dB para El País, Vox obtendría a día de hoy un 14,1% de los votos, dos puntos más que en las últimas elecciones generales. A esto hay que sumar a Se Acabó la Fiesta, el partido del agitador ultra Alvise Pérez. La formación, más a la derecha si cabe que la de Santiago Abascal, debutó en las elecciones europeas de 2024 con más de 800.000 votos, y se estrenaría en sus primeras generales con el 2,7% de los votos, según la citada encuesta.
Esto quiere decir que, si se votase hoy, la extrema derecha conseguiría el 17% de los votos en nuestro país. Es muy significativo que, justo cuando los homólogos de Abascal en todo el mundo protagonizan titulares, su apoyo sea más fuerte que nunca. Ni la guerra comercial de Donald Trump, ni la condena de Marine Le Pen, ni la decadente economía de Argentina bajo Javier Milei son suficientes para mermar a Vox, el socio de todos ellos en España, en las encuestas.
Las encuestas ofrecen más datos que explican la necesidad de reivindicar la memoria histórica, y más en días como este 14 de abril. De todas las franjas de edad, Vox y SALF suman una mayor intención de voto en la que va de los 18 a los 24 años. La citada encuesta revela que el 28% de los votantes más jóvenes apoyaría a la extrema derecha en las urnas.
Vox, o cómo el PP normalizó a la ultraderecha
El auge de la ultraderecha no es imparable, pero frenarlo requiere de una colaboración de la derecha que no parece llegar nunca. Mientras las fuerzas conservadoras en otros países europeos tienden cordones sanitarios a la ultraderecha, el Partido Popular español ha normalizado pactar con Vox siempre que lo necesita. Fue el partido de Alberto Núñez Feijóo el que abrió las puertas de las instituciones a la ultraderecha, asumiendo parte de sus discursos.
De esta manera, ya es inevitable que un partido neoliberal que cuestiona el feminismo, la inmigración y el cambio climático, y que camina al ritmo que marcan Trump, Musk, Milei y sus motosierras, siga siendo la tercera fuerza política de España. Las elecciones generales de 2023 dejaron atrás los tiempos en los que Vox ocupaba 52 escaños en el Congreso, una amenaza que vuelve a estar presente en la actualidad. Según la encuesta mencionada, Vox está a solo un 1% de igualar su resultado de 2019.
La amenaza de Alvise pone en aprietos a Vox y el PP
Si al partido de Feijóo ya le resulta incómodo -por mucho que no tenga problemas en pactar con ellos- tener a Vox en auge a su derecha, la irrupción de Se Acabó la Fiesta complica todavía más las cosas. Resulta preocupante que el partido de un personaje como Alvise Pérez consiga 800.000 votos en sus primeros comicios, pero todavía más que mantenga estos resultados en las encuestas pasado casi un año de las europeas.
El incendiario discurso de Alvise pondrá a prueba hasta donde están dispuestos a llegar la derecha y ultraderecha en el caso que, en las próximas elecciones, SALF consiga un resultado que le permita ser determinante en una hipotética investidura de Alberto Núñez Feijóo: ¿Será el partido de un agitador que publica noticias falsas, insinúa públicamente que una ministra ha llegado a su cargo "gracias a su vida sexual" y ha sido imputado por financiación ilegal demasiado radical para el PP y Vox? Solo el tiempo lo dirá. Mientras, hay tiempo para recuperar la memoria.