España continúa impulsando su propuesta para que el catalán, el euskera y el gallego sean reconocidos como lenguas oficiales dentro del marco institucional de la Unión Europea. Sin embargo, este martes, durante la reunión del Consejo de Asuntos Generales en Bruselas, la medida vuelve a encontrarse con resistencias entre varios Estados miembro, que han mostrado sus reticencias legales y presupuestarias y han pedido posponer la votación.
Suecia, Finlandia y Austria son algunos de los países que han expresado abiertamente sus dudas respecto a la viabilidad de esta reforma del reglamento lingüístico europeo. A pesar de que el punto figura en el orden del día del Consejo como sujeto a posible adopción, fuentes diplomáticas citadas por Europa Press han advertido de que los servicios jurídicos del Consejo todavía no han despejado todas las cuestiones legales. La votación, por tanto, sigue envuelta en incertidumbre, aunque es evidente, según las mismas fuentes, que el Ejecutivo español está haciendo un importante esfuerzo político para sacar adelante la medida.
El ministro de Asuntos Europeos de Finlandia, Joakim Strand, ha sido claro en su postura al llegar a la reunión: "Realmente espero que no tengamos que votar hoy". Ha subrayado que persisten preocupaciones de índole legal que deben abordarse con cautela. Aunque ha reiterado el compromiso de su país con la diversidad lingüística y ha asegurado que Finlandia ha mostrado siempre una actitud constructiva, Strand considera que llevar el tema a votación sería prematuro: “Creo que no está suficientemente maduro para decidirlo ya”.
Dudas razonables
En una línea similar se ha expresado la ministra de Asuntos Europeos de Suecia, Jessica Rosencrantz, quien ha reconocido que entiende la importancia de esta cuestión para España, pero ha recordado que su país ha planteado reservas desde el principio. Dado que es la primera vez que la solicitud del Gobierno español se discute a nivel ministerial, Rosencrantz ha preferido escuchar al resto de Estados antes de adelantar cuál será la posición definitiva de Suecia. "Hace falta unanimidad", ha recordado, lo que implica que cualquier objeción puede frenar la iniciativa.
Austria también ha manifestado su cautela. Su ministra de Asuntos Europeos, Claudia Plakolm, ha señalado que aún existen "algunas dudas abiertas" tanto desde el punto de vista legal como económico. "Dependiendo de las respuestas que se planteen en la reunión, veremos si hay base para proceder a la votación", ha añadido.
Otras delegaciones, como la de Croacia, han adoptado una postura más expectante. La secretaria de Estado para Europa, Andreja Metelko-Zgombic, ha pedido esperar a que se desarrolle el debate entre los ministros y ha destacado la necesidad de conocer mejor las implicaciones legales y financieras que tendría la oficialidad de estas lenguas en la UE. "Apreciamos los esfuerzos de España, pero hay que estudiarlo con atención", ha comentado.
Por su parte, el representante húngaro, János Boka, ha sido prudente y ha evitado pronunciarse antes de que concluya la reunión: “Es la primera vez que esto se debate a nivel ministerial, así que permítanme disfrutar del momento. Responderé después”.
En medio de todas estas voces, el titular polaco de Asuntos Europeos, Adam Szlapka, cuya delegación ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, ha confirmado que el tema figura como punto de votación en el orden del día. Según ha anunciado, "se tomará una decisión este martes", y el debate sobre las lenguas debería producirse hacia el mediodía.
La iniciativa del Gobierno de España, enmarcada en un contexto de compromiso con la pluralidad lingüística del Estado, requiere unanimidad para salir adelante. Sin embargo, el escepticismo de varios socios europeos, sumado a las dudas jurídicas y económicas aún sin resolver, podría posponer una votación que, por ahora, parece no contar con el respaldo necesario.