Sin desmesurados sobresaltos, con algunas salidas de tono y pequeños ramalazos de luz contra el fascismo. Este es el resumen que se puede hacer de la moción de censura de Vox al Gobierno de Pedro Sánchez que este martes ha ocupado todos los focos y micrófonos del Congreso de los diputados en su primera sesión. Un pleno dilatado hasta más allá de las 8 de la tarde que ha servido para evidenciar lo que ya se preveía: los embistes de Santiago Abascal al Partido Popular, la defensa del Ejecutivo de su gestión y la soledad de la extrema derecha en el hemiciclo. Esto último, al menos, en lo que a este evento se refiere y que se ha convertido desde primera hora de la mañana en un sonado "espectáculo", tal y como ha criticado buena parte de la oposición.

En medio de la partida de tenis de datos y ataques entre reprobados y reprobantes se han podido ver asuntos y momentos curiosos, como el afán de copar las portadas de un pseudo moderador Ramón Tamames, el evidente borrado de los de Alberto Núñez Feijóo y el enterramiento de las armas entre Yolanda Díaz y otras ministras de la coalición. Todo para debatir en una sesión larga y descafeinada una moción que nace y se desarrolla sin esperanza y que, si todo sigue como hasta ahora, no va a salir adelante con el voto en contra -abstención del PP mediante- de todos los grupos parlamentarios este miércoles, cuando el parlamento tiene previsto reanudar su discusión con la posterior apertura de las votaciones.

El "circo" de Tamames y Abascal

Las formaciones de la oposición a Sánchez, pero también a Abascal, han certificado en su turno de posicionamiento ante este procedimiento democrático el "circo" que desde hace semanas muchas voces apuntaban que se iba a producir este martes en la Cámara Baja. Un "esperpento" sin fin que se ha extendido casi 12 horas y que ha aburrido incluso a su candidato. Tamames se ha llevado un chasco con un procedimiento demasiado largo -a la luz de sus insistentes peticiones al Gobierno de abreviar sus intervenciones en pro del "tiempo"- y plagado de dardos sobre sus contradicciones, evidenciadas expresamente a lo largo de su discurso. Un alegato que tanto el Ejecutivo como sus socios y críticos han coincidido en tildar de vacío, inútil y a falta de un programa alternativo. 

Desde la coalición, sin embargo, han aprovechado la oportunidad no solo para contraponer los modelos contra la ultraderecha sino de sacar pecho de todas las políticas llevadas a cabo, especialmente las sociales. Así lo han manifestado el propio presidente del Ejecutivo y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quienes han presentado con todo el rigor que una moción se merece -tal y como han defendido en los últimos días- su modelo a cuenta de la subida del SMI, la reforma de las pensiones o la lucha contra la violencia de género, entre otras muchas cosas. Y es que Tamames ha optado por cambiar su discurso filtrado para adecuarlo más a los tiempos actuales. Concretamente para acercarlo a los preceptos ideológicos de Vox ya que, aunque más corto, el candidato ha intervenido con un texto antieuropeísta y revisionista de la Guerra Civil

La oposición evidencia la soledad de Vox

Los grupos parlamentarios, por su parte, han constatado el aislamiento de la ultraderecha en cuanto a la moción. Menos el PSOE y el PP, que intervendrán en la sesión de este miércoles, el resto de formaciones han subido al estrado para dar cuenta de su visión y posición al respecto de esta reprobación. Sin réplica de Tamames, que solo ha respondido a Sánchez y a Díaz, mientras Espinosa de los Monteros ha decidido intervenir en su lugar como miembro del partido convocante. Así, las posturas de la oposición se han dirimido entre algunas críticas contra el Ejecutivo, pero aparentemente insuficientes para apoyar la propuesta de Vox, y la denuncia de la poca utilidad de la moción. En el primer caso se han situado desde el PdeCat o Ciudadanos, sin embargo, la segunda opción ha sido la mayoritaria.

Especialmente incisivos han sido Joan Baldoví, Íñigo Errejón y Gabriel Rufián, quienes han cuestionado el papel de Tamames -exdirigente comunista- y su acercamiento con la ultraderecha -partido que "ha votado en contra de todas las medidas que mejoran la vida de los españoles"-. Los representantes de Compromís, Más País y ERC han dado un repaso al candidato sobre las actuaciones de Vox y el historial de algunos de los diputados, condenados por diferentes delitos. "¿Qué tiene esto de antifranquista, de constitucionalista y de espíritu de la Transición?", ha sostenido el líder catalán desde el estrado en referencia a las constantes menciones a la Constitución que ha pronunciado el catedrático antes de recordar a Abascal que "le ha aplaudido todo el mundo menos Tamames".

Profunda miseria moral que late del fascismo

A su vez, el valenciano ha cuestionado con tono muy elevado y mucho ahínco el reproche que Abascal ha realizado sobre la vestimenta. "El decoro y respeto a esta institución no consiste en llevar corbata y chaqueta, sino utilizar la institución para fines electoralistas. La dignidad se lleva en el alma, no en una corbata o pulsera", ha dicho. Mientras, Errejón ha sostenido que Vox nació del "rencor contra Cataluña, el feminismo y el 15M". "Vox, con todo el rencor y odio, es un partido desnortado. Cuando tiene una ocasión de presentarse ante España, solo se le oye una profunda miseria moral que late del fascismo", ha argumentado. Y es que todas las izquierdas han denunciado la herencia del franquismo que representan los ultras, principal argumento frente a un excomunista Tamames.

El PSOE, sobre ruedas

Entre tanto, los grupos están satisfechos con el devenir del debate, sobre todo para los socialistas. En dos de los puntos de acción política de este agitado martes parlamentario las emociones son las mismas. En Moncloa y en el PSOE están contentos con la deriva de la primera jornada del debate de la moción de censura. Voces del entorno del presidente del Gobierno transmiten que el pleno no se ha separado de lo que se esperaba: contraponer proyectos y recordar el complejo, pero fructífero camino de la coalición progresista. Se ha esbozado un "balance realista", pero en absoluto autocomplaciente, máxime en un año como este 2023, con nada más y nada menos que tres citas electorales. 

Las tesis que extraen en la residencia presidencial es que queda probado que no existía "urgencia o gravedad" para recurrir a una herramienta constitucional como la moción de censura. Otras voces socialistas recalcan que el show de este martes apuntala a la coalición en la Moncloa, dado que se ha ratificado la imagen de un Ejecutivo que "se preocupa por la gente", frente a la dupla PP-Vox, a quienes estas fuentes sitúan como "voceros de las grandes fortunas de este país". "Quieren ganar más y pagar menos. Ante eso, justicia social y fiscal. Eso es lo que defendemos en el PSOE y en el Gobierno progresista", rematan. 

Las consideraciones que se manejan en el cuartel general del PSOE, por su parte, es que la moción "ha descolocado" a un Feijóo aferrado al comodín del silencio. Consideran que la abstención del Partido Popular no es sino un "pasito" más hacia la ultraderecha, pero "sin que se note mucho". En cualquier caso, certifican que la moción de censura es un toque de atención al principal partido de la oposición, a quienes califican de "irresponsables" al no "oponerse" con contundencia a la ultraderecha. Y es que los socialistas auguran pactos futuros entre el Partido Popular y Vox: "De momento una abstención y ya vendrán los pactos tras las elecciones". No obstante, afean que el líder de la oposición se esconda y mantenga al PP "en el limbo", próximo a la ultraderecha, pero encomendándose a toda la corte celestial para que "nadie se dé cuenta".

Feijóo se esconde en la moción

Al otro lado del triunfalismo de los socialistas, los populares. Los de Feijóo se esconden en la moción, plagada de referencias de unos y otros a la formación, algo que a juicio de Génova responde a la "debilidad" de los contrarios. "Como se intuía, la moción de censura nos ha ofrecido un debate de dos partidos, Vox y PSOE, contra el Partido Popular, que afianza cada día más su posición como la alternativa que necesitan los españoles", sostienen en declaraciones a los medios. Palabras que han pronunciado en torno al medio día, cuando casi no había acabado de intervenir el presidente del Gobierno. Según su versión, este ha sido un debate "en el que las múltiples referencias" a Feijóo "lo único que reflejan es su gran debilidad y que carecen de proyectos serios y sensatos que ofrecer a los ciudadanos".

"En el PP continuamos trabajando para dar respuesta a los problemas e inquietudes de la mayoría de los españoles, que están ocupados y preocupados por su cesta de la compra, la evolución real del empleo, la marcha real de la economía y la necesidad de abordar con seriedad reformas en aspectos tan importantes como la sanidad, la seguridad social o la educación", han declarado los populares, que insisten en presentar su proyecto como alternativa. Todo mientras se ponen de perfil ante la ultraderecha con una abstención anunciada.