La moción de censura que ha presentado Vox contra el Gobierno de Pedro Sánchez ha dejado varios instantes reseñables, más allá de la evidencia de la verdadera intención de Santiago Abascal: la de adelantar por la derecha al Partido Popular. A las 9 de la mañana de este martes ha empezado el espectáculo en el Congreso de los diputados con tintes de verdadero show, comenzado con el juego de ping pong entre el líder ultra y el presidente del Ejecutivo. Estos se han replicado mutuamente hasta en tres ocasiones, es decir, seis turnos de intervención, pero con distintos objetivos.

El primero, poner contra las cuerdas a Alberto Núñez Feijóo; el segundo, contraponer los modelos sacando pecho de las políticas de la coalición frente a un discurso vacío del flamante candidato. Y es que precisamente las múltiples intervenciones de Ramón Tamames y la presentación de Abascal de este procedimiento parlamentario han permitido aflorar distintos chascarrillos y alguna que otra salida de tono por parte de los personajes proponentes que van a quedar como parte de la intrahistoria de esta reprobación.

Las bromas de Abascal

Ha abierto el fuego de la sesión en la Cámara Baja el presidente de Vox, Santiago Abascal, quien ha dejado una intervención a la altura de la política macarra. Y es que pocos minutos después de empezar, el líder ultra ha criticado la forma de vestirse de los diputados. "¿No creen que sería conveniente vestirse correctamente y no faltar al decoro?", ha comenzado preguntando. "No digo que alquilen un esmoquin como a las fiestas del cine o para Ramsés, solo que hagan el favor de observar a los ujieres, a los policías, que vienen dignamente uniformados y vestidos", ha añadido tachando a los diputados de una "mezcla entre una taberna y una casa okupa".

En medio de todo esto, Abascal ha querido dejar el primer chascarrillo y ha admitido que es "lo primero" que se le ha ocurrido y que lo ha dicho para hacer reír a los asistentes. Un primera "broma" que ha venido seguida de otras cuestiones a su juicio graciosas. Y es que como parte de su larga lista de despropósitos durante su turno de palabra, el presidente de la formación de extrema derecha ha acusado al Gobierno de intentar "ridiculizar un argumento que ya es universal", en referencia al coronavirus, al tiempo que ha cuestionado si va a "pedir explicaciones" e "indemnizaciones" a la "ruina del comunismo chino". "Se reía usted en la moción de hace dos años, como se reía del virus chino", ha dicho entre sonrisas sarcásticas.

Un Tamames con prisa

El plato fuerte -con permiso de la intervención de Sánchez y Yolanda Díaz con datos y políticas para refutar la reprobación- ha sido el turno de palabra del candidato. Ramón Tamames ha cumplido su palabra y ha "actualizado" su discurso tras la filtración de la pasada semana. En concreto, ha expuesto un texto más corto pero antieuropeísta y revisionista de la Guerra Civil, en línea con los argumentos ideológicos de Vox, partido que se ha empeñado en presentarle como "claramente independiente". Y ha sido durante su defensa y sus respuestas al Gobierno cuando ha dejado algunas anécdotas que pasarán a la historia junto con esta moción, la primera con menos apoyo en los 40 años de democracia. Uno de los momentos reseñables ha sido cuando Tamames ha preferido no aplaudir a Abascal al término de su participación.

Pero también otros instantes, como cuando las cámaras de la televisión interna del Congreso y de los medios han apuntado en varias ocasiones a un casi dormido nonagenario durante las largas intervenciones de los grupos parlamentarios. La extenuación ha sido tal que Tamames se ha envuelto de una capa transformadora en moderador y ha intentado parar el discurso de Pedro Sánchez, que no tenía límite temporal, y ha amenazado con superar el tiempo. "Ha lanzado un discurso de una hora y 40 minutos. Tenemos todo el tiempo del mundo por delante", ha dicho ya en su réplica. Pero antes ha criticado que haya subido al estrado con "un tocho de 20 páginas". Un análisis que ha extendido también a Díaz, quien ha dado un repaso con datos para defender las políticas del Ejecutivo frente a un Vox sin programa alternativo.

De hecho, el candidato ha planteado la necesidad de cambiar el reglamento de la Cámara Baja para "limitar los tiempos" de intervención ya que "no hace falta hablar tanto". "Tenemos un bien precioso que es el tiempo. Le pido que sintetice para poder apreciar su programa más tranquilamente. Si se me autoriza y debido a que dice que no tengo programa no haría más comentarios y plantearía seguir la sesión más adelante", ha dicho emplazando a la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, a suspender la jornada para ir a comer. 

Otros chascarrillos del candidato

Entre otros comentarios sorprendentes, Tamames ha afirmado que la filtración de su discurso se debe a un hacker. "Alguien dominando los sistemas técnicos encontró mi discurso", ha dicho. Además, ha pedido una moción y la disolución de las cortes a cuenta del cambio del Código Penal por la modificación de la sedición y la malversación cuando es precisamente el objetivo de la moción que él defiende. Asimismo, ha defendido que "el 80% de los votantes de Vox reconocen la verdad del calentamiento global" o que lo inmigrantes encuentran un empleo antes. "Tres millones de parados y los que vienen de Hispanoamérica y de Marruecos encuentran trabajo al día siguiente. ¿Los españoles estamos malditos?", ha sostenido.

La mayoría de estas palabras han encontrado una complicidad por parte de los diputados de Vox, que han aplaudido y reído de forma abierta, mientras han provocado el murmullo del resto de los grupos parlamentarios. Algunos de ellos han insistido en calificar la moción de "espectáculo", "circo" o "fake".