La fama del asesor del Partido Popular en Murcia, José Antonio Martínez-Abarca no se limita a amenazar con “estampar” una taza “en la cabeza” de sus rivales políticos, o a cobrar 24.240 euros de dinero público. El asesor también escribe columnas en el diario regional La Opinión, en las que a veces imita el estilo machista de Salvador Sostres.

Como una titulada Follamigas, publicada en 2016 y que ahora ha vuelto a la actualidad con su salto a la fama por sus formas para defender la presunta corrupción en el PP de Murcia.

“La situación de “follamiga” (de la de “follamigo” no me toca a mí hablar) se basa casi siempre en una confusión en la cual la chica guarda expectativas hacia la otra persona que no se cumplirán”, es el impactante arranque de su columna.

“Es la expectativa insensata de que lo que ella sabe que es mentira se convierta en verdad”, señala, tachando a la mujer como una ingenua que aspira a tener una relación seria que él no le dará nunca.

“Así durará un tiempo la relación de 'follamigos'. Hasta que un día telefoneas y la chica –ocurre menos si es chico- dice ‘para qué, si no va a ningún lado’”.

“Ser follamiga es una experiencia pasajera, aunque a veces no tan pasajera como el matrimonio, que, en las relaciones hetero, suele acabar regular. Pero no siempre acaba así de mal: hay veces en que acaba peor”, añade.

Porque Martínez-Abarca no cree en el éxito del matrimonio y apenas en la amistad: “Sí, puede haber camaradería entre un hombre y una mujer. Como la puede haber entre entre un carnívoro y un hervíboro al que el primero indulta de ser devorado (naturalmente, el herbívoro puede ser a veces el hombre). Pero a condición de que ambos hayan fracasado antes miserablemente en la cama”.

Algo en lo que insiste poco después: “No creo en la amistad entre géneros si antes no ha acabado en desastre sin enmienda la tensión sexual, aunque siga latente hasta la muerte. La amistad entre hombre y mujer empieza a surgir -algo vagamente similar a una amistad- cuando la cama se da por supuesta, por resignada y, cómo no, por definitivamente derrotada”.