La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha enviado una esperpéntica carta a la ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, con una batería de 14 medidas con el objetivo de “reducir el consumo de gas, disminuir nuestra dependencia del gas y rebajar el precio de la luz”. Lo llamativo, de ahí el adjetivo “esperpéntica”, es que buena parte de ellas ya están en marcha, forman parte de la hoja de ruta del Gobierno de Pedro Sánchez o fueron aprobadas hace una escasa semana.
Moncloa trabaja desde hace tiempo en un plan de contingencia para complementar las medidas del decreto de ahorro energético. Este nuevo paquete se espera que esté listo en otoño previa consulta con los grupos parlamentarios, comunidades autónomas y otras entidades y administraciones. Como parte de esta interlocución, Ribera solicitó a Ayuso su terna de propuestas para reducir el consumo de energía y afrontar el “duro” invierno que se avecina.
Génova, con Alberto Núñez Feijóo a la cabeza, afeó a Pedro Sánchez que no negociara con el PP las medidas del plan de ahorro energético. Sin embargo, ahora, Ayuso censura que la responsabilidad de elaborar el plan de contingencia corresponde a Moncloa y “a día de hoy no ha compartido ni un solo documento”. ¿En qué quedamos? ¿Mal no dialogar previamente, peor preguntar antes de ultimar el plan?
Bienvenida a la Agenda 2030
El grueso de las propuestas de Ayuso alcanza la friolera de 14. El titular tras una primera aproximación es breve, pero conciso: Ayuso, sea usted bienvenida a la Agenda 2030. Aquella que tanto ha denostado y negado. “Si queremos reducir nuestra dependencia del gas, necesitamos configurar un mix energético con fuerte penetración de las energías renovables”, urge Ayuso en su punto número tres. En el cuatro, insta a impulsar la fotovoltaica, el autoconsumo, comunidades energéticas, aprovechamiento de residuos forestales e hidrógeno verde, entre otros. Y en el cinco, se aventura a exigir una mayor inversión en la “repotenciación de instalaciones renovables”.
Todo esto no solo forma parte de la hoja de ruta de un Gobierno que elevó el Ministerio de Transición Ecológica a categoría de Vicepresidencia, sino que además, forma parte de la columna vertebral de la Agenda 2030.
El punto 7 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) recoge la necesidad de “garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos”. El 12, “garantizar las modalidades de consumo y producción sostenibles”. ¿Se pliega Ayuso a la Agenda 2030? Quién lo hubiera dicho.
Propuestas que ya están aprobadas
La presidenta de la Comunidad de Madrid ha sugerido “activar masivamente un Plan Renove de calderas, con el objetivo de renovar calderas antiguas de gas natural por calderas de condensación aprovechando los fondos europeos”. Espera ahorrar, así, entre un 15% y un 20%.
Encomiable iniciativa si no fuera porque el Gobierno ya lo ha aprobado. El Consejo de Ministros de la semana pasada aprobó destinar 1.9000 millones de euros de los fondos europeos para la rehabilitación de viviendas y la construcción de otras de carácter social. Las comunidades autónomas recibirán liquidez para financiar los proyectos, que van desde la edificación de nuevas viviendas hasta el cambio de ventanas o instalación de calefacción alimentada con energías renovables.
El tope al gas
La excepción ibérica es una de las grandes victorias de Pedro Sánchez en Europa. Costó y mucho dado el rechazo de los halcones europeos, los cuatro grandes guardianes de la disciplina fiscal: Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Austria. Finalmente lo consiguió, aunque no gracias a la ayuda de un PP empeñado en dinamitar la imagen del Gobierno de España en Bruselas. El impacto fue inmediato y los expertos aseguran que el precio de la luz sería un 14,1% más caro sin el tope al gas. Desde su implementación, hay días que los consumidores se benefician de una rebaja que ha llegado a ser de entre el 30% y el 40%. De hecho, los hogares españoles pagan la luz un 41% más barata que Italia y un 27% más que Alemania.
El tope al gas ha mitigado la escalada imparable de la factura de la luz y Ayuso, en un alarde de imaginación, apuesta por revertirlo. Es el primer punto de sus propuestas, la revisión del “mecanismo del tope del gas”. A su juicio, los efectos son perversos porque ha aumentado el consumo de gas, de facto, aumentado su dependencia.
Sin impuestos y contra Europa
Es su mantra por antonomasia y no iba a abandonarlo. Isabel Díaz Ayuso ha solicitado a Ribera “sustituir los ocho impuestos estatales que gravan actualmente la producción de energía” por “un impuesto que internalice daños ambientales”. También apuesta por suspender de forma temporal el impuesto al CO2.
Resulta curioso, que no sorprendente, que Ayuso no mente la sugerencia de su líder, Feijóo, de rebajar el IVA del gas del 21% al 5%.
Por último, cabe destacar que insiste en que el plan de ahorro debe esbozar recomendaciones, no imposiciones o prohibiciones; a pesar de que Europa ha alabado el modelo de Sánchez e, incluso, países como Alemania van a imitarlo.