El Bilbao de la década de los 80, un asesino en serie real que sembró el miedo en Escocia y un policía al borde de la muerte que trata de darle caza, son los ingredientes principales que componen la última y esperada novela de la 'escritora de tormentas', -como ella misma se define- Dolores Redondo: Esperando al diluvio (Editorial Destino, Grupo Planeta).

Con un café cortado en mano y una cercanía que invita a conocer los entresijos de su nueva historia, la autora donostiarra desgrana en esta conversación con ElPlural.com su tormenta interna y qué le motiva a escribir.

PREGUNTA: Esperando el diluvio aborda la busca y captura del asesino en serie escocés John Biblia, además del diluvio de 1983 que arrasó Bilbao. ¿Por qué cruzar estos dos acontecimientos?

RESPUESTA: El diluvio del título hace más referencia al juicio final o al Apocalipsis, que es el que se está produciendo dentro del protagonista porque se está muriendo, y sí que va a la par de los acontecimientos de 1983 que se estaban produciendo en Bilbao, una ciudad que bullía en mil cosas a punto de culminar.

El diluvio es más una cuestión metafórica que tiene que ver con la propia muerte del protagonista. Porque el diluvio que cayó sobre Bilbao no esperaba a nadie. Si se hubiera esperado hoy en día, con los avances en meteorología, todavía se podría prevenir, pero no ocurriría de cualquier manera. El diluvio del que habla la novela es el propio final de uno mismo, Noah está esperando su diluvio. Es el Noé que espera el fin del mundo, espera su propio fin.

Su propio nombre, Scott Serrington, rinde homenaje el Nobel de Medicina en 1935 que descubrió el pensamiento deductivo, las cosas que sabemos con toda certeza pero que no tiene capacidad de ser probadas y, sin embargo, llegas a esa conclusión. Todo el personaje en sí es pura metáfora.

Unir John Biblia y Bilbao fue tener buena suerte. En muchas ocasiones, los escritores tenemos pequeñas inspiraciones o grandes inspiraciones sobre cosas que querríamos escribir, temas que están ahí, que, a veces, están años en reposo, como la historia de lo que había ocurrido en Bilbao, que yo siempre supe que la quería contar, pero no sabía dónde.

De pronto, descubrí la figura de John Biblia e iba leyendo cómo era Glasgow en los tiempos en los que se convirtieron los crímenes, veía los parecidos tan enormes y, por supuesto, la comunicación que siempre ha existido entre las dos ciudades a nivel marítimo y a nivel comercio. Me pareció un canal perfecto para unirlos. Bilbao era una ciudad tan decadente como Glasgow: la heroína, el clima policial y político, y los aspectos climatológicos, además del concepto marítimo.  

Si fuésemos capaces de proteger la infancia, nuestra sociedad se libraría de una gran violencia en el futuro

P: En la presentación del libro en el Teatro Arriaga de Bilbao dijo que lo que le motiva a escribir es la rabia. Entonces, en esta novela, ¿fue el mismo motivo?

R: La rabia está presente en dos aspectos. Uno, en el desperdicio de la vida que se lo plantea Noah, porque no está en un momento cumbre de su existencia, cuando ve que ya no le queda tiempo.

Otro, que se va a repetir en todas mis novelas y que ya ocurría con Amaia Salazar, es una rabia inspirada en la realidad. Fue una noticia real la que inspiró la trilogía de Baztán, el asesinato de una bebé por parte de sus padres que formaban parte de una secta satánica en Baztán. En esta vuelve a ocurrir.

Si fuésemos capaces de proteger la infancia, una generación entera de niños, sin duda, nuestra sociedad se libraría de una gran violencia en el futuro. Mi rabia siempre va a provenir de la defensa de los más débiles, de cualquiera que no tenga voz.

P: ¿Resultó difícil encuadrar un personaje metódico como es un policía como Noah con las creencias y la cultura de un pueblo de Bilbao?

R: El choque es atractivo, el choque de alguien que no está nada receptivo porque ha llegado a Bilbao siguiendo su corazonada de que John Biblia está ahí, pero en un momento de su vida en el que está muy enfermo, en el que está esperando al diluvio, a su final, pero con un objetivo claro: cazar a John Biblia.

Pero cuando las otras cosas se van colando -amistades, gente que aparece, otras facetas de la vida- y le muestran que se puede seguir adelante, independientemente de las condiciones en las que se esté, se va a producir un aprendizaje y, por supuesto, una lucha interna entre querer vivir y saber que no tienes tiempo.

P: Las corazonadas son las que guían a Noah. Es algo a lo que ya nos tenías acostumbrado con el instinto de Amaia Salazar.

R: Noah se apellida Scott Serrignton para hacer homenaje a este tipo de pensamiento. Cuando se descubrió la conexión neuronal que hace que lleguemos a ese pensamiento deductivo, los escritores de la época, tales como Agatha Christie o Arthur Conan Doyle, les implementaron esta capacidad a sus personajes, lo hace Hércules Poirot y Sherlock Holmes.

El pensamiento deductivo a veces parece mágico. En ocasiones, para las personas que lo experimentan, ellos mismos no son capaces de darse cuenta de por qué lo saben y, por eso, lo llaman corazonadas, pero no saben evocar la razón. Es una mezcla de señales que han ido apareciendo en un orden y te han llevado a esa conclusión y, muchas veces, se les llama corazonadas pero no vienen del corazón, sino del cerebro.

Es información que hemos ido recibiendo también colada por tus propios instintos, por tus propias experiencias de la vida. Además, es un tipo de pensamiento que se puede entrenar. De hecho, los policías entrenan constantemente y aprenden a establecer esas diferencias entre las cosas. Tanto Amaia como Noah tienen la mente entrenada.

P: ¿Podrían trabajar juntos?

R: Sí, perfectamente. De hecho, Amaia, en La cara norte del corazón, está recibiendo un curso en el FBI en el que su formador da una conferencia sobre la victimología y les cuenta que hubo en Escocia un policía que dio los primeros pasos para desarrollar una lista de posibles víctimas en base a mujeres de la zona que habían desaparecido sin saber si quiera si había sido por voluntad propia y, por la cual, fue estableciendo qué conexiones había entre ellas.

Así, llegó a la conclusión de que, aunque no había ninguna señal de que ellas no se hubieran ido voluntariamente, se las habían llevado, de que había un gran depredador en la zona.

Lo bonito es poder hablar en pasado, de las cosas malas que pasaron y que no queremos que vuelvan

P: La situación política es también otro de los factores clave de la novela, como las relaciones que tenía ETA con el IRA. Pero quería enfatizar en que, en tus novelas, siempre haces un retrato fiel del Norte de España, tanto para con la situación política -que en este caso refleja, entre muchas cosas, las relaciones del ETA con el IRA- la cultura o la sociedad de estas zonas. ¿Sientes alguna clase de presión?

R: Afortunadamente, podemos ser muy felices porque el tiempo de ETA pasó y la sociedad vasca es muy madura. Tenía muchas ganas de vivir y celebrar en paz. Cuando era pequeña vivía con el deseo de que se acabara, la gente ahora es feliz. Se decía: “Cuando todo esto pase la gente vendrá, verán lo bonito que es, disfrutarán de nuestra comida, bailes y canciones”.

En el País Vasco siempre se ha hablado mucho de política y de las posibles soluciones a lo que pasaba, de las vías con el gobierno español, francés e inglés. No olvidemos que ETA, en ese momento, estaba en Francia y les permitía estar al otro lado de la frontera.  

La sociedad vasca es muy madura y no tiene ningún problema en hablar porque, al fin y al cabo, es pasado, y es muy bonito que sea pasado. Al igual que hablar sobre que hubo un momento en que la heroína campaba a sus anchas en las calles y que se llevó a un par de generaciones en toda Europa, además de la crisis económica bestial que vino después y que afectó a los puertos pesqueros, a la construcción metalúrgica, a la construcción naval, y que fue terrible porque, por lo menos a mí, esa es la que más afectó a mi casa y a mis vecinos.

Lo bonito es poder hablar en pasado, de las cosas malas que pasaron y que no queremos que vuelvan a pasar. No hay ninguna nostalgia en mi novela sobre lo que ocurría en aquellos tiempos, de los que destacaría el espíritu de trabajo, era la generación de nuestros padres, que lucharon mucho en el ámbito obrero, lo hicieron pensando en que nos dejarían un futuro laboral mejor, y lo han hecho en cuestiones de maternidad o en la integración de la mujer al mundo laboral.

P: La radio también es un factor fundamental que no solo hace alusión a la cultura de aquellos tiempos, sino también que sirvió de altavoz para la gente cuando fueron en los momentos críticos de la inundación.

R: La radio siempre es fundamental, aún más en tiempos de catástrofes, Ahora mismo en Ucrania con la guerra, hay pequeñas emisoras que siguen emitiendo, porque lo hacen con un equipo electrógeno, con unas baterías que, al fin y al cabo, es lo que le queda a la gente para que puedan escucharse y comunicarse.  

Es el único medio de comunicación -y la única esperanza- por el que se puede saber si una zona ha sido liberada, de hacer recuento de fallecidos, de que las familias se pongan en contacto o de realizar llamadas de emergencia.

P: Se define como una ‘escritora de tormentas’, pero a pesar de que refleja una tormenta real y exterior, en la novela también hay tintes de una tormenta interior.

R: El último agradecimiento de esta novela es para Mari, la diosa vasca de las tormentas. Tengo que hacérselo porque soy su cronista, estoy contando todas las grandes tormentas que han ocurrido a nivel a nivel atmosférico. Me sirven como un escenario que transita casi a la vez de la tormenta que se está librando en el interior del personaje.

Estoy convencida de que, en los momentos en los que nos sentimos más atormentados, una de dos: o esa tormenta nos fulmina y acaba con nosotros; o se convierte en un momento del que podemos aprender mucho si tenemos la calma suficiente para parar a pensar en lo que ocurre.

Creo firmemente en vivir el presente y en aprovechar todo el tiempo que tienes con las personas que te quieren, preocuparse menos por otras cosas más superficiales. No digo que el trabajo no sea importante, yo soy una apasionada del mío, pero sin que sea nunca lo primero. Lo primero siempre ha de ser tú, con tus emociones y necesidades.