Bajo el cielo nublado de Bilbao, Dolores Redondo pasea por el Casco Viejo transportándose a aquella ciudad de los años 80, la del enclave marítimo, en la cuna de Aste Nagusia -Semana Grande, en euskera-, y en el epicentro de aquellas catastróficas inundaciones del 26 de agosto de 1983, un fenómeno que la autora pudo presenciar con sus propios ojos. Es la capital vizcaína a la que, tal y como se basa su nueva novela Esperando al diluvio (Editorial Destino), el asesino en serie más buscado de Escocia, John Biblia, habría puesto rumbo, dejando a su paso un rastro encriptado. A día de hoy, la incertidumbre de su paradero sigue alimentando la leyenda.

La “escritora de tormentas”, antes de que su novela viese la luz en todas las librerías este miércoles 16 de noviembre, mostró los entresijos de la misma al equipo de periodistas que la acompaño por la ría de Bilbao, de txikiteo por las Siete Calles y en el Teatro Arriaga. Este título supone un “nuevo ciclo” dentro del mundo literario de Redondo, pero del que no pierde la vista de sus inicios, de El Guardián Invisible y de la Trilogía del Baztán que, hace diez años atrás, la catapultaron a la cima de la novela negra con una estelar proyección internacional.

Esperando al diluvio presenta unos personajes y un escenario completamente distintos a los que nos tenía acostumbrados la inspectora Amaia Salazar, a quien le toma el relevo el policía escoces Noah Scott Serrington –comparado por Redondo con un “Noé bíblico”-, que, a pesar de su delicado estado de salud, no duda en perseguir al misterioso John Biblia desde Glasgow hasta Bilbao.

A pesar de que la novela se compone de un halo de crímenes y misterio, Redondo apunta que, en realidad, se trata de “una metáfora del fin de la existencia”: “Es el duelo por la propia vida, el modo por el que desperdiciamos el tiempo pensando que habrá más. La vida y la muerte son constantes en mis novelas porque las he vivido la cerca”, dos elementos que, unidos de la mano, provocan “un auténtico cataclismo”.

El Bilbao de Dolores Redondo

A orillas del rio Nervión, con vistas al Museo Guggenheim y recibiendo de frente la brisa gélida de noviembre, la autora transforma, con el don de la palabra, la ciudad de hoy a la del diluvio del 83. “Hablamos de una enorme destrucción; no solo agua y lodo procedente del rio, sino que las laderas que rodean Bilbao se desplomaron y cayeron en el centro del Casco Viejo, sepultando calles enteras. Se tuvo que excavar como si se tratase del antiguo Egipto”, describió. Aquel desastre se cobró la vida de 34 personas, afectó a varias localidades del País Vasco y dejo pérdidas valoradas en más de un millón de euros.

Respondiendo a las preguntas de ElPlural.com, la escritora de tormentas desvela que, en aquella época, la radio –además de ser un elemento imprescindible en su vida personal- fue el motor que unió a los bilbaínos desamparados en aquellos días posteriores al diluvio: “La ciudad se sumió en la edad de piedra, sin ningún método de comunicación, solo siguió funcionando la radio, que fue lo que daba información a la gente. Los reporteros de la época, los que trabajaban en la radio, hicieron una labor tremenda aquella noche y en los días siguientes; no solo informando, sino también haciendo de servicio de emergencias, la gente llamaba y se organizaba la limpieza de las calles. He querido rendirles un homenaje porque fueron vitales”, añadió.

Yendo un paso más allá, Dolores Redondo aseguró que la idea de ambientar su última novela en Bilbao no solo responde a la narración de las inundaciones o de teorizar la historia desconocida de John Biblia, sino que era una deuda pendiente con sus gentes, una promesa que hizo cuando recibió la Pluma de Plata de los libreros bilbaínos en 2014. “Es un maravilloso escenario negro, con su bruma, con la ria contaminada, las ratas, los yonquis, la tensión política y un ambiente de fiesta que intentaba sobresalir, es un también un escenario histórico. La novela me ha obligado a hacer una amplísima documentación para tratar la Guerra de las Banderas, las cumbres de ETA y del Gobierno español y la posible colaboración entre ETA y el IRA (Ejercito Republicano Irlandés, según las siglas en ingles)".

Dolores Redondo en el Teatro Arriaga de Bilbao. Imagen Carlos Ruiz B.K.

Dolores Redondo en el Teatro Arriaga de Bilbao. Imagen Carlos Ruiz B.K.

John Biblia, el enigma sin resolver del criminal que aún vive en la memoria de Escocia

Dolores Redondo, para escribir Esperando al diluvio, recoge una teoría que rodea el misterio sobre John Biblia, el asesino más conocido de Escocia y del que se perdió la pista por completo después de tres asesinatos de lo más escandalosos. Tan solo se sabe que las víctimas eran jóvenes con buenos perfiles académicos, que fueron por última vez vistas en la discoteca Barrowland de Glasgow. El escenario donde se encontraron los cadáveres denotó un elemento por el que se le adjudicó a Biblia la condición de asesino en serie: todas ellas tenían la menstruación en el momento de su muerte y aparecieron rodeadas por productos de higiene femenina colocadas de manera intencionada a su alrededor.

A pesar de que la novela de Redondo se sostiene en una teoría, dado que alega que “Glasgow es Bilbao”, la escritora cuenta cómo el autor de los asesinatos huyó de su ciudad natal rumbo al destino vizcaíno para huir de la justicia y, quién sabe, continuar en ella sus atrocidades. “La investigación me obligó a plantearme el modo de narrarlo. En conversaciones con los expertos, se habló de que podría sufrir un dolor inmenso, como algo que purgar”, un hecho que le habría obligado a cometer estos asesinatos.

El caso de John Biblia continúa siendo un misterio en Escocia, Irlanda y Reino Unido, tanto que sigue a la orden del día. La BBC estrenó en enero de 2022 un documental arrojando todos los datos que se conocen sobre el criminal, The Hunt for Biblie John.

“Cuando escribo, me debo a la historia”

Redondo también confesó en petit comité ese “miedo” que siente cada vez que un nuevo título nace y se coloca al pie del cañón en todas las librerías del país: “Cuando escribo, me debo a la historia. Cuando ya está físico, siento estar como en una montaña rusa, muerta de miedo. Solo quiero que la novela les guste a los lectores, me siento empezando de cero, como con El Guardián Invisible”, desveló.

De la misma manera, y poniendo de relieve sus orígenes de escritura, la autora confesó que su primer amor “no fue la novela negra, sino la literatura”, aunque reconoce que el crimen, siempre que se trate de ficción, “es muy divertido”.