Ya es oficial la lista de cintas nominadas a los Globos de Oro 2025, y entre todas las candidatas La Sustancia de Coralie Fargeat destaca con 5. El metraje de la francesa será candidata dentro de Categoría de Mejor Comedia o Musical, dónde aspira a ganar los premios de Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Guión, Mejor Actriz (Demi Moore) y Mejor Actriz de Reparto (Margaret Qualley).
El rotundo de éxito de taquilla que ha conseguido recaudar más de 50 millones de dólares frente a los 17 millones con los que contaba, se traduce ahora en una firme candidatura a las nominaciones más preciadas dentro de la industria del cine. De esta manera, el fenómeno del momento acudirá a la cita de la madrugada del 5 de enero al 6 de febrero a las 2:00 am con la 82º edición de los premios concedidos por la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood con muchas posibilidades de hacerse con más de un galardón.
Antes de que llegue la fecha señalada, te recomendamos un análisis del complejo y novedoso filme de Fargeat que ya puedes ver en plataformas como Prime Video.
El siguiente análisis contiene spoilers sobre la película.
Demi Moore, de 62 años, se mira frente al espejo. Bajo un odio visceral, instintivo, examina su cara con detenimiento en el baño antes de salir de casa. Baja la vista hacia su pecho medio descubierto, luego a sus caderas. Intenta adornarse, cambiar el embalaje: con pintalabios rojo, sin pintalabios rojo, prueba una melena recogida, una gasa blanca para disimular el escote. Ningún cambio al alcance de su mano la satisface. No es más que una ridícula excusa para una mujer en comparación con su otro yo. Se da cuenta de ello. No acude a su cita.
A pesar de las prótesis, el body horror y la cantidad de sangre en pantalla, muchas espectadoras han coincidido en que esta es la escena más terrorífica de La Sustancia (Coralie Fargeat, 2024). Y sabemos de lo que hablamos. Porque no hay mayor momento de horror que el de mirarse a una misma con repugnancia, el de saberse alienada por un sistema de control que está insertado también en nuestra propia cabeza y pensar que jamás hallaremos una escapatoria.
Margaret Atwood (Ottawa, 1939) -la autora de El cuento de la criada- habla de ser “una mujer con un hombre dentro observando a una mujer”, y precisamente esa premisa resulta mucho más nauseabunda que cualquier miembro apuntado o deformidad.
Cuántas mujeres aplastadas por la sombra de lo que fueron, empequeñecidas por las miradas juiciosas y desesperadas por seguir encajando en el mecánica del mundo se inyectarían la sustancia en la vida real.
This was definitely the hardest scene to watch in The Substance. I can’t count the amount of times I’ve let body dysmorphia win, cancelling plans because I’d added weight or just didn’t like my body. Damn. Definitely one of my favorite films this year.
— Harper Stern’s Pixie Cut (@TheConradJay) November 2, 2024
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La alianza de la mujer y el monstruo
Fargeat acierta de lleno con las claves de este fenómeno de taquilla, y bajo paradigmas parecidos a otras cineastas compatriotas de su generación como Julia Ducournau (Titane, 2021) aborda un mensaje preciso a través de lo grotesco. En contra del esquema tradicional, la película apuesta por la unión entre la mujer y el monstruo, ese que hasta hace no tanto la secuestraba, la violaba, hacía de ella un rehén, planeaba hacerse con su pureza o la desafiaba como a una heroína de época, en esta historia se funde con ella. No es una coalición, es una simbiosis hasta sus últimas consecuencias.
El espectador se encuentra con que, bajo la mirada de la directora, lo 'femenino' se mezcla con lo aberrante, creando un equilibrio que todos sabemos que acabará por romper la balanza en favor de uno de los dos extremos. Qué otra posibilidad iba a haber. Es en este marco, donde se muestra al cuerpo deseable como la única condición para la identidad y su preservación. Sólo eres alguien si les gustas. A la industria, a "ellos", al mundo, al hombre de tu cabeza que te observa desde dentro en todo momento.
Muchas mujeres podrán sentirse identificadas cuando el mismo joven que no duda en acostarse con Sue (Margaret Qualley) desprecia a Elisabeth a la mañana siguiente, ignorando que se trata de la misma persona. Es aquí cuando empieza el declive de la protagonista: la belleza acapara tanta atención que ya no queda tiempo para el ser humano.
La violencia ejemplarizante
Dentro de la mitología de la película, Elisabeth acaba revelando su última versión, aquella en la que consigue aterrorizar a todos los que complacía con sonrisas amables y sexualidad explotable, afianzando la idea de que es el sistema el que nos empuja hacia el abismo y cuándo nos precipitamos, se horroriza. El monstruo Elisasue es el cúlmen de este proceso materializado, y es en este punto donde la protagonista debe devolver toda la violencia recibida y ejercida sobre su propio cuerpo.
La propia directora dijo hace no mucho en una entrevista que "estamos acostumbradas a enfrentarnos con violencia a nuestros cuerpos", haciendo referencia al escrutinio público que, aunque presente durante toda nuestra vida, se acentúa a partir de cierta edad, tal y como le ocurre al personaje de Demi Moore.
Otro punto fundamental que vertebra el aclamado filme de Fargeat son los mecanismos moldeadores de la sociedad para consterñir a la mujer dentro de un arquetipo determinado, pero no sólo para el deleite masculino, sino como bien de consumo. La crítica principal se sostiene a partir de una industria hostil que funciona como vector del capitalismo. La belleza es explotable y exprimible, por eso Elisabeth, al cumplir cincuenta años, es víctima de un doble rechazo. Es expulsada del mundo laboral y del social al mismo tiempo.
Todo ello se ve potenciado por una condición de soledad latente, que refleja el individualismo salvaje. El personaje de Demi Moore se encuentra totalmente sola, no existe una red de apoyo o cuidados a su alrededor que pueda sostenerla. Su particular desdoblamiento es la única vía por la que accede a la interacción social, a ser parte de un todo, de un "nosotros". Este es otro síntoma de la sociedad capitalista y desenfrenada que la película ataca constantemente.
El cine dentro del cine
Sin embargo, La Sustancia no es sólo mensaje, es un mensaje envuelto en varias capas de códigos, referencias y esquemas cinematográficos que no dejan de aparecer a lo largo del metraje. Bebe del cine de terror, de la ciencia ficción y de la fantasía, las reintepreta bajo un esquema actual, pero nunca deja de atender a sus predecesores. Alusiones a algunos de los clásicos del horror y el gore son evidentes en ciertos planos, donde se confuden los rostros y las posiciones en escena.
La importancia de los espacios y el color renace bajo una estética poco común, centrada especialmente en el detalle del plano corto y el zoom desde la perspectiva de la protanogista, de dentro a fuera, desde el cuerpo a la vorágine de violencia que lo rodea.
La cantidad de referencias en “La sustancia (2024)” es impresionante.
— Cinefilia Cult (@cinefiliacult) October 22, 2024
Sin duda, es una de las experiencias más increíbles de este año, y este vídeo de thecinemanerd.ig👇🏼TREMENDO 🙌♥️ pic.twitter.com/xh5kEvkzZN