Marta y Micó son Marta Boldú, una mujer que canta, y José María Micó, un hombre que escribe; un dúo de música de autor que canta la literatura y que a ritmo de balada, blues, son cubano, tango, bolero, fado, ranchera y otras melodías, dignifica el género de la canción de autor con una gran calidad musical y literaria. 

No en vano, Micó es poeta con importantes premios (Hiperión y Generación del 27 de Poesía, Premio Nacional de Traducción en España e Italia y Premio Cultura Mediterránea) y el reciente traductor de la Comedia de Dante. Marta y Micó han publicado los discos En una palabra (Picap, 2015) y Memoria del aire (Picap, 2016), trabajo finalista de los premios MIN. Este último cuenta con la colaboración especial de Joaquín Sabina, que escribió unos versos y los canta con ellos en el tema Pájaro en mano: “Marta y Micó, la gente que yo quiero / sombreros para mi alma de poeta”.

Su nuevo disco, Mapa de sombras cotidianas (Satélite K, 2020) es su tercera creación, compuesto por once temas de géneros distintos que se hermanan y complementan. Y en él participan los músicos Mario Mas (guitarras y laúdes), Marcelo Mercadante (bandoneón), Albert Bover (piano), Carlos Cortés (percusión) y Eduard Iniesta (guitarra portuguesa). 

Pregunta - ¿Cómo estáis llevando esta situación?

Marta: Han sido unos días de perplejidad y resignación, con aspecto de realidad paralela, unos días que poco a poco han ido adoptando la forma de una nueva normalidad a la que llegaremos no sabemos cómo ni cuándo.

Micó: Yo ya había vivido momentos parecidos a este, porque durante bastantes períodos de mi vida he estado encerrado en casa trabajando, como cuando traducía el Orlando Furioso de Ariosto o más recientemente la Comedia de Dante, aunque no era lo mismo porque se trataba de encierros voluntarios. Estos días he seguido una rutina, mezcla de irrealidad e incertidumbre, que puede tener apariencia de eternidad. También me he dedicado a leer y escribir sin pensar en compromisos académicos, a componer nuevas canciones y a tocar la guitarra más de lo habitual.

P- Habéis sacado en plena crisis vuestro nuevo trabajo, Mapa de sombras cotidianas, y el 19 de junio saldrá en formato físico. ¿Qué tal está funcionando? ¿Qué diferencias habéis encontrado respecto a un momento de normalidad?

R - Mapa de sombras cotidianas se ha publicado en formato digital, está funcionando bien y estamos contentos. Quizá este período de reclusión, confinamiento y largos silencios haya favorecido que nuestro trabajo se haya podido escuchar más o con más atención. Además, hace un par de semanas publicamos el vídeo del Romance a Gabriel, una de las canciones del disco, con la letra en subtítulos, y ese vídeo también ha contribuido a que el público esperara oír el resto de los temas. La gran diferencia es la imposibilidad de actuar en público y en estos meses teníamos programados varios conciertos que eran importantes para nosotros.

P - ¿Notáis que debido a esta situación en la que la gente ha estado tanto tiempo en casa, se está consumiendo mayor producto cultural?

R - La gente ha consumido más de casi todo, y aunque no está claro que el aumento en el consumo de productos culturales sea proporcional al de otros productos como el alcohol, el tabaco o la levadura, no es mala cosa que las personas interesadas en la literatura y en la música hayan acentuado sus virtudes, hayan tenido más tiempo para alimentar sus gustos y para hacer descubrimientos.

P - ¿Qué incidencias consideráis que está teniendo y tendrá el Covid-19 para la industria cultural?

R - La situación es grave en todos los ámbitos, y la cultura está viviendo mucha desprotección, mucha precariedad. No sabemos qué nos deparará el futuro, pero quizá sería bueno no pensar en recuperar el anterior sistema cultural sino en regenerarlo o reinventarlo, y del mismo modo que estalló la burbuja inmobiliaria en la anterior crisis, tal vez ahora convendría que estallara la burbuja de la “industria cultural” -no deja de ser paradójico ese sintagma-. Y ojalá vuelva a tenerse en cuenta la calidad de las cosas, y no solamente su provecho o valor comercial.

P - El hecho de estar en casa, desde una perspectiva pragmática, puede servir para crear más. Sin embargo, estar encerrado puede bloquear la vena creativa debido a la falta de estímulos externos y la socialización. ¿Habéis pasado por alguna de estas situaciones?

R - Marta: En estos dos meses largos de confinamiento ha habido momentos de todo, pero superados los primeros días de desconcierto y tristeza, hemos intentado ser positivos y aprovechar este “mundo raro” que nos ha traído la pandemia para mantener viva en la medida de lo posible nuestra vena creativa. Como somos pareja artística y de vida, hemos ensayado más de lo habitual.

R - Micó: Mis estímulos siempre han sido más internos que externos, o más de interior que de exterior, como las plantas, en este caso los libros y discos de casa. Casi todas nuestras canciones se basan en poemas míos incluidos en mi libro Primeras voluntades, y ahora he decidido, casi como un desafío, poner música a poemas que había descartado por su complejidad y su falta de estructura cantable. La melodía ha ido tomando cuerpo poco a poco y los estamos empezando a probar, de modo que pensamos ya en un próximo disco.

P - Tenéis programados en Madrid y Barcelona sendos conciertos. Se va a hacer raro los espectáculos musicales bajo la llamada nueva normalidad. ¿Qué esperáis de esta situación de cara a los directos?

R - La salida del disco en formato físico coincide con nuestro concierto de presentación en Madrid, en Libertad 8 el 18 de junio, y el 2 de julio lo presentaremos en la sala New Fizz de Barcelona. No sabemos en qué fase de desconfinamiento estaremos ni cuáles serán las condiciones, pero con seguridad esos primeros conciertos serán distintos, muy emocionantes, muy íntimos. Imaginamos una gran conexión con el público. Nuestros directos ya suelen ser así, pero en esos días todas esas emociones se intensificarán. 

P - Además, todo esto os ha afectado doblemente debido a vuestra condición de profesores

R - Sí, hemos tenido que aprender a teletrabajar, lo cual no es fácil cuando uno está acostumbrado al contacto directo con los alumnos y con el resto del profesorado. José María ha examinado a sus alumnos de la UPF y yo he seguido en contacto con los míos del instituto, atendiendo tanto a sus necesidades curriculares como a sus estados emocionales. Y el resultado ha sido muy interesante, aunque me inquieta el hecho de que en el mes de julio muchos de ellos tengan que enfrentarse a las pruebas de selectividad.

P - En Mapa de sombras cotidianas nos encontramos con canciones a ritmo de ranchera, son cubano, fado, blues, tango o canción napolitana. ¿Con qué estilo disfrutáis más?

R - Marta: Cada canción tiene el ritmo que el propio poema ya tenía, y la melodía ha ido naciendo después, y el resultado ha sido como un traje a medida para cada canción. José María disfruta cuando puede alternar diferentes recursos de la guitarra en un mismo tema, y yo disfruto todos los estilos, aunque me siento muy identificada con los temas de ritmo lento, muy expresivos, con silencios, que con desnudez muestran la profundidad de la poesía que estoy cantando. Y ahí podría citar la ranchera Muchacha vieja, el bolero No, nunca, no, o el casi tango Silbo sin aire.

R - Micó: Añado algo a lo que ha dicho Marta desde el punto de vista del guitarrista que la acompaña y que, aunque se ruborice, debo decir. Yo llevaba toda la vida con la vocación musical inexplicablemente escondida, pero si estamos en esto es porque, contra todo pronóstico, Marta se crece en el directo y mejora las canciones. Lo hacía al principio con los tangos (interpretábamos en locales bohemios cosas como Los mareados, La última curda, Sin piel y otras composiciones aún más comprometidas) y ahora lo hace con mis canciones, de manera que, cuando las escribo, no solo pienso en dar protagonismo a la letra, sino en encontrar melodías y armonías variadas que puedan crecer en la interpretación.

P - En 'En la puerta del mercado' contáis la historia de un joven africano que ayuda a la gente que hace la compra en el supermercado. Una escena común en los miles de comercios de nuestro país. Y en una situación de crisis como la que estamos viviendo, el sector más desfavorecido de la sociedad es quien más sufre y da la sensación que nadie se acuerda de todos aquellos los que Pedro Guerra citaba en su canción 'Dirán'

R - Marta: Así es. En el disco decimos que se trata de “una canción protesta, aunque no lo parezca”. Hay escenas de nuestra vida cotidiana que, por el hecho de ser absolutamente habituales, ya casi no nos sorprenden. Este joven africano, que cada día está en la puerta del supermercado, saluda con amabilidad a los vecinos y cuando nadie entra o sale del establecimiento, canturrea en su idioma. A mí, como cantante, me conmueve, porque pienso en la situación inversa.

R - Micó: Hay que decir que se trata además de nuestra primera canción con letra de Marta, y curiosamente la música me salió entera muy pronto: melodía, armonía, puente instrumental y estribillo (“Himnos de guerras perdidas”, que era otro posible título). El resultado es el tema más pop de todo el disco.

P - Joaquín Sabina colaboró en vuestra canción ‘Pájaro en mano’ del álbum ‘Memoria del aire’. Y escribió esto de vosotros: "Marta y Micó, la gente que yo quiero / sombreros para mi alma de poeta". ¿Cómo surgió vuestra amistad con él?

R - Micó: Resulta que Sabina conocía mi obra poética y filológica. A mí me han gustado siempre mucho sus canciones y nos presentó en Barcelona un amigo común. Nos caímos bien y fue una noche divertida porque hablamos de todo y regresé a casa a las nueve de la mañana con una excusa inverosímil: “He estado con Joaquín Sabina”. Hablo de hace casi veinte años, cuando aún no se me había pasado por la cabeza volver a tocar la guitarra. Escribí un soneto dedicado a él, “Pájaro en mano” y fui su presentador en un festival literario. En estos años nos hemos visto pocas veces, pero siempre ha sido generoso, primero conmigo (algún día contaré una divertida anécdota de cuando le di en mano, en su camerino del Palau Sant Jordi, mi traducción del Orlando furioso) y ahora con los dos. Cuando supo que yo había convertido mi soneto en un blues, nos pidió que se lo cantásemos en su casa, y así fue: Marta le soltó cuatro tangos y “Pájaro en mano”. Todos nos emocionamos, y nos dijo que le gustaría hacer algo. Fue pasando el tiempo y pensamos que no se acordaría, pero un día nos llegó el archivo con su voz, haciéndole los coros a Marta y añadiendo varios versos de su autoría que no cito aquí para que el lector de esta entrevista vaya a buscarlos. Fue muy generoso.

P - ¿Cómo está tras su accidente en su concierto con Serrat en el Wizink? ¿Habéis podido hablar con él recientemente?

R - No, no hemos podido hablar. El 13 de marzo, durante su convalecencia, yo estaba en Madrid, pero era el fin de semana en que empezaba el confinamiento y preferí no molestarlo. Hemos estado en contacto a través de su gente, y sabemos que le ha llegado nuestro disco.