Dionisio Rodríguez, el Dioni, es un buen tipo. Robó 300 millones de pesetas del Banco Hispano Americano, pero es un buen tipo. Un caradura, qué duda cabe. Pero es el nuestro. El paradigma moderno de la picaresca española. Un neo Luis Candelas. La España en la que se hizo famoso ya no existe, pero nuestra idiosincrasia es fiel a encumbrar a este tipo de figuras. Ruiz Mateos disfrazado de Superman, el puñetazo de Jesús Gil a un directivo del Compostela, Poli Diaz contra Whitaker, Lola Flores pidiéndole una peseta a cada español y el peluquín de El Dioni. Retratos de una España que nunca volverá y que solo queda en nuestra memoria y en cintas VHS. 

Entre todos esos recuerdos destaca el de aquel hombre que, motivado por la venganza, dio el palo que todos soñamos con dar. Arriba El Dioni y abajo La casa de papel. Antes Dionisio Rodríguez que George Clooney en Oceans Eleven. Encima es feo y simpático. Quién no va admirar a un tipo que roba esa cantidad y dice no haberlo hecho “por dinero”.

En Yo robé un furgón blindado de la editorial Mueve tu lengua, El Dioni cuenta su cruda verdad. Espera a ElPlural.com, Bloody Mary en mano en un bar de Moratalaz, su barrio. 

Pregunta (P) - Te robo un cigarro Dioni, que me lo he dejado en casa.

Respuesta (R) - Pero porque te dejo.

P - Lo primero que quiero que me cuentes es qué se siente cuando Joaquín Sabina te dedica una canción.

R - Es una pasada. No me enteré de nada. Me mandaron la letra a la cárcel, en Brasil. Pensaba que era una broma para levantarme los ánimos. Cómo iba Joaquín Sabina a dedicarme una canción. Pero cuando vine aquí, precisamente en el furgón de la policía, me dieron un walkman y la escuché. Flipé.

P - Con un par empieza con “lo primero que hizo el Dioni al llegar a Río, fue brindar con el espejo y decir qué tío”. ¿Qué fue lo que viste en ese espejo?

R - Dije “joder qué feo”. Llevaba una peluca rubia de mujer, me puse unas gafas tipo John Lennon y unas lentillas azules. Ahora me he operado, pero en aquella época era bizco. Por ese defecto me podrían localizar más fácilmente.

P - Menudo aprendiz de brujo, nariz a lo Indiana Jones, peluquín de lujo.

R - Exacto.

P- Robaste 300 millones de pesetas y España te quiere. ¿Por qué un tipo como tú se convierte en un héroe del pueblo?

R - En primer lugar soy el español menos hijo de puta de todos los que han robado. A los españoles no les he quitado ni un céntimo. Y a eso súmale que dejé 40 millones de las nóminas de los trabajadores y que soy feo y simpático; una especie a extinguir.

P - Pero eso, al fin y al cabo, tampoco justifica cometer un delito de esa magnitud.

R - Hombre, si me comparas con todos los que han robado… El pieza que es Urdangarín, el Blesa, el Rato, la que roba las cremas, la que aparca en mitad de Gran Vía y tira una moto, los 700 encausados del Partido Popular. Esos chorizos sí que son golfos y traidores al pueblo español. Yo no he robado a los españoles y ellos sí. Comparado con ellos soy un santo.

P - Me he dado cuenta de que hay gente que no te conoce. Sobre todo, la generación más joven, que no fue testigo de los espídicos años 90.

R - El Dioni era un tipo normal, muy trabajador. Era guardaespaldas. Tenía un piso en la avenida de Oporto, una casa en el campo y un Audi. Yo no era un segurata, yo era guardaespaldas. Yo era élite. Conducción evasiva en el Jarama, tirador de élite de pistola y revólver. Yo era la polla de Bedoya. Cuidaba a directores generales de bancos y presidentes de empresas como Telecinco, Cepsa o La Once. En aquella época España era un polvorín. Estaban ETA, GRAPO, Tierra Lliure y Ejército Galego. Era jodido y yo estaba dispuesto a comerme una bala por la persona que estaba protegiendo. Si entonces la empresa me desplaza sin ninguna razón a un puesto de trabajo humillante, me baja el sueldo y por eso me arruina la vida, tu verás.

P - El destino te brindó una oportunidad única porque no lo tenías preparado. 

R - Es más, el día antes del robo había el doble de dinero. 

P - ¿Cómo lo hiciste?

R - Yo era el jefe de tres furgones. Iba en uno de ellos junto a dos compañeros. En un momento hicimos una parada en la cafetería Mallorca de Alberto Alcocer y les mandé bajar. Entonces pasó todo. Me puse al volante y me fui.

El Dioni en un yate

El Dioni en un yate

P - No les tuvo que hacer mucha gracia.

R - Uno de ellos era un borrachín. Ese día le invité a dos gintonics. De hecho, me dicen que sigue trabajando en seguridad y sigue siendo igual: borracho y chivato.

P- Y en un momento dado, te viste solo y rodeado de sacos con más de 300 millones de pesetas. ¿Qué sientes ahí?

R - Mi única preocupación era separar el dinero del banco de las nóminas de los trabajadores. Pensé, “esto es demasiado pa´ mí”. Otra cosa que tenía por seguro era que me iban a coger.

P -¿No te entró el característico remordimiento de cuando cometes un error? De decir, “venga Dioni, voy a devolverlo”

R - Un poco. Pensé, “la que he liao”. Pero al final le pedí a Dios, “no me ayudes, pero tampoco me jodas la marrana”. Uno de los amigos a los que di dinero me presentó a una pareja de chilenos que me ofrecieron la oportunidad de poder ir a Brasil.

En aquel momento, el Dioni consigue llegar a Lisboa, falsifica el pasaporte, se pone unas gafas oscuras, peluca rubia y coge un avión a Río de Janeiro. Lo había conseguido. Dionisio Rodríguez había sido capaz de robar 1,8 millones de euros y, bajo el nombre de Carlos Patricio Martínez Valenzuela, aterrizaba en el Jardín del Edén. De Moratalaz a Copacabana. A gastar dinero. El mundo es tuyo, Dioni, como Tony Montana. "Chicas al salón que El Dioni está en la ciudad", canta Sabina.

P- ¿En qué te gastaste tu primer billete?

R - Botella de Don Perignon y una lata de caviar de beluga. Para mí sólo. 

P - Menudo mes, Dioni.

R - En Río estuve en los mejores hoteles. Empecé viviendo en Barra Palace y luego me fui a Barra de Tijuca, que era la zona de millonarios. Ahí vivía con Ayrton Senna, Pele, Roberto Carlos (cantante) y Xuxa. Y yo les veía en avión, limusina, jet privado. E hice lo mismo. A todos lados iba en limusina, cogía aviónes y helicópteros. Viajaba. Fui a las cataratas de Iguazú, Argentina, Paraguay. Comía siempre con Don Perignon, Moët & Chandon, Veuve Clicquot, Cristal, langosta para comer… lo que me salía de la polla. Y me follaba a todas las misses. Ni Julio Iglesias. Que, por cierto, es un bocas. 

Tras un mes de exceso, Brasil le descubrió y un grupo de policías se presentó en las puertas de su suite. No sabe cómo paso. Descarta a los servicios secretos españoles porque “eran gilipollas, Mandaron a Brasil la foto de Javier Anastasio en vez de la mía". Entró medio muerto a la cárcel tras las palizas que sufrió. Todo para que revelara el lugar en el que estaba el dinero. ¿Cómo explicar que estaba en España? El 28 de julio de 1989 fue el día del robo y el 19 de septiembre estaba a punto de morir por él. "El destino es un maricón, te da champage y despúes chinchón. Ay Dionisio", reza Con un par.

Tras palizas, electrodos en los testículos y manguerazos de agua helada, Dioni fue tirado como un perro en una cárcel brasileña. Hacinamiento humano entre ratas, cucarachas y escorpiones. Allí pasó 10 meses. Dice que le salvó la vida el narcotraficante corso Laurent Fiocconi y le ofreció compartir con él su celda.

Finalmente se hizo efectiva su extradición a España. Entre dos policías, Dionisio Rodríguez, se sentó una mañana de julio de 1990 en un avión comercial repleto de turistas españoles. El comandante, consciente de a quién estaba transportando, comunicó por el altavoz un icónico “tenemos el placer llevar de vuelta a el Dioni a España”. Tras esas palabras, un atronador aplauso. El mismo que le brindaron los 1.600 presos en su llegada la cárcel de Carabanchel. En ese momento el hombre adquiría conciencia de su transformación en leyenda.

P - Compartiste cárcel con otros ilustres de los 90 como Jesús Gil y Mario Conde.

R - Con Jesús Gil estuve en Alhaurín de la Torre y siempre me ganaba al parchís. Era muy listo. Luego nos hicimos amigos. Soy del Real Madrid, pero me hice del Atleti por él. Me invitó varias veces al palco. Menuda afición tiene. Un día me llevó a una reunión de peñas a Albacete, me sentó entre el Obispo y él. Le dije que igual no era conveniente que los periodistas le grabaran junto a mí. Me dijo: “Yo a estos me los paso por los cojones”. Te cuento una anécdota. Hice unos billetes en los que en vez de la cara del rey, salía la mía. Le di un taco y al día siguiente estaban en el Marca y el As bajo el titular: “El Dioni, el hombre del maletín del Atleti” (se ríe). Tenía predilección por mí. 

P - Me apetece saber tu visión de la política. ¿Votas? Tienes un mes para pensarlo, porque todo apunta a que nos vamos a nuevas elecciones.

R - La política la veo como un desastre. Tenemos a los políticos más corruptos e interesados del mundo. No se interesan ni por la patria ni por los españoles. Todos ¿eh? Desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda, pasando por el centro.

P - Quizás los mayores problemas que tiene España sean el auge de la extrema derecha y el intento de independencia en Cataluña.

R- Esto es como una casa. A mi me da igual que un vecino cante el Cara al sol y otro La Internacional. Que uno hable catalán, gallego o portugués, me da igual. Pero al final, la limpieza del edificio la tienen que pagar entre todos. Educación, Sanidad o Ejército lo tenemos que pagar entre todos.  En cuanto a Vox, si hay gente que les vota se merecen estar ahí. Y el Partido Comunista, también. Eso es la democracia.

P - Estás para que te fiche Ferreras para 'Al Rojo Vivo', Dioni.

R - Sólo me falta ser político y montar en globo. 

P - Se está estudiando el proyecto de convertir el libro en una serie. ¿A quién verías haciendo de El Dioni?

R - José Mota. Un poco bajito, pero que le pongan tacones y que le den un puñetazo en el ojo y le pongan bizco.

P - Por el dinero escondido ni te voy a preguntar.

R - Ninguna novedad. Lo de siempre.