Tiene poco más de 300 habitantes y es el único pueblo de España que empieza por W, pero tiene otras curiosidades que lo convierten en único. Se trata de Wamba, una localidad vallisoletana a 17 kilómetros de la provincia y sobre la que hay que desplazarse a su historia para saber el porqué de su nombre.

El único pueblo que empieza por W

Según explica la página web de su Ayuntamiento, el origen de esa nomenclatura se debe a los reyes godos: “Se elige al nombre Wamba como monarca godo en este lugar como sucesor del anterior, Recesvinto, que murió en estos parajes”.

Otras curiosidades

No obstante, no es lo único que destaca en este curioso lugar, y es que el pueblo de Wamba resalta también por disponer de una de las pocas iglesias de estilo mozárabe que se conservan en nuestro país. Se trata de la iglesia de Santa María, cuyas partes principales se corresponden al siglo X. La construcción se amplió y modificó posteriormente, mientras que el cuerpo del lugar eclesiástico es de estilo románico.

Dentro de la misma se pueden apreciar varios retablos. Entre ellos, uno de estilo flamenco realizado en el siglo XVI con oro y plata. Al lado de la iglesia se encuentran algunas paredes del claustro de un monasterio que se mantuvo adosado al edificio, mientras que en su centro se encuentra la tumba en el que está enterrado el rey Recesvinto (o esto se cree).

Con el paso de los siglos tuvieron importancia sobre este templo épocas como la de la Reconquista. Y es que el templo se convirtió en una de las primeras construcciones mozárabes de la zona, aunque con pocas influencias del sur e infinidad de elementos de la arquitectura de la repoblación. Así las cosas, en Santa María de la O (así se llama también este templo en relación a la Virgen embarazada) se puede disfrutar también de composiciones mozárabes, románicas y gótica (como la capilla de Doña Urraca)

Un osario con más de 1.000 calaveras humanas

Sin embargo, uno de los sitios más sorprendentes del lugar es el que se ubica detrás de una de las puertas del claustro que se puede visitar en este municipio vallisoletano. Se trata del osario de la Orden de San Juan, en el que se encuentran nada más y nada menos que unas 1.000 calaveras humanas, según relatan las fuentes consistoriales. Nada más entrar al sitio, el mensaje que se puede leer pone los pelos de punta: “Como te ves, yo me vi, como me ves te verás. Todo acaba en esto aquí. Piénsalo y no pecarás”.

Cabe destacar que se trata de un osario en el que los fémures y el resto de los huesos están perfectamente ordenados, como si de un puzle se tratara. Se acumulan restos de más de 2.000 personas que se recopilaron desde la Alta Edad Media por razones que a día de hoy todavía no se explican. Así las cosas, en la actualidad todo siguen siendo hipótesis en esta localidad que se encuentra en los Montes Torozos, con pasado visigótico, mozárabe y que vio cómo la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén pasaban por ella hasta asentarse de manera definitiva.

Un poco más de historia

La capilla de los huesos vallisoletana fue mucho mayor de lo que se aprecia hoy en día, de manera que el paso del tiempo y los muchos descuidos alcanzaron su máximo esplendor en los años 50, cuando el doctor Gregorio Marañón llenó dos camiones enteros de huesos para estudiarlos en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), pero nunca regresaron al pueblo.

Si bien en líneas anteriores se ha señalado que no se conoce el origen del osario, esto es cierto; pero lo es también que hay hipótesis que apuntan a que este lugar tan tenebroso surge como resultado de que se vaciara un viejo camposanto que ya no existe en el municipio. También hay casos que exponen que se recogieron cadáveres de hospitales y otros cementerios de distintas localidades de Castilla y León. En resumidas cuentas, se entremezclan explicaciones motivadas por la practicidad y que se aprovechaban junto a la necesidad de la época para dejar mensajes claros de muerte y reflexión a quienes estaban vivos.