Alfonso López García de Viedma ha sido doctor en atención primaria y exdelegado sindical de Amyts, la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid. Después de 46 años ejerciendo la profesión, se jubiló en agosto de 2021 sin recibir un solo agradecimiento o despedida por parte de la Gerencia de Atención Primaria. Ahora, el médico retirado ha recibido una invitación de su gerente, Rosario Azcutia, para un acto de homenaje por su jubilación organizado por la Comunidad de Madrid, a la que Alfonso ha contestado con una carta en la que expone los motivos por los que no acudirá.

El médico, que fue cirujano infantil, se niega a ir a al evento que se celebrará el próximo 22 de mayo en su conmemoración y la de otros compañeros jubilados y ha expuesto sus motivos en una carta publicada en ElPaís. Y entre los motivos se encuentra la “deshumanización tan brutal que existe en la Gerencia”, según explica Alfonso en su escrito. El ex doctor ha denunciado el trato que recibió por parte de la administración de la Comunidad de Madrid, por la cual no recibió en toda su carrera ninguna analítica o prueba de salud para comprobar que no había desarrollado ninguna enfermedad contagiosa. “En lugar de ser tratados como personas, somos simples peones de una gran empresa de Salud”, ha expuesto Alfonso. 

A continuación, se muestra el escrito con todos los motivos de López García de Viedma publicado en el citado medio.

La carta íntegra del ex doctor a la Gerencia

Estimada Rosario, he recibido una carta tuya invitándome a un homenaje por mi jubilación y la de otros compañeros, el 22 de mayo. Quiero que sepas que no pienso acudir por varios motivos. En primer lugar, esta carta llega muy tarde. Yo me jubilé en agosto de 2021 y la pandemia podía justificar no realizar un acto público como el que queréis hacer ahora, pero lo que carece de justificación es que la Gerencia de Atención Primaria que diriges desde diciembre del año pasado no tuviese el detalle de ponerse en contacto conmigo a lo largo de 2021, 2022 y 2023 mediante llamada, mensaje o carta, felicitándome por mis 46 años en activo y agradeciendo mis servicios. Eso no ocupaba tiempo ni lugar, ni dependía de la pandemia.

Sí hubiese agradecido recibir un simple ‘gracias, adiós y hasta siempre’. Vamos, lo que haría cualquier “jefe” con cualquier trabajador en mis condiciones y más si el “jefe” o los “jefes” son compañeros médicos que me han conocido a lo largo de tantísimos años. Esto, Rosario, no fue culpa de la pandemia. Fue culpa de la deshumanización tan brutal que existe en la Gerencia. En lugar de ser tratados como personas, somos simples peones de una gran empresa de Salud. Yo he vivido, en otros tiempos, gestos de cariño de la Gerencia por las jubilaciones de compañeros o por el fallecimiento de familiares, entre ellos mi padre. Entonces, recibí una corona de flores y visitas al tanatorio de varios directivos. Pero más recientemente sufrí el silencio más absoluto cuando falleció mi madre.

Afortunadamente, mi centro de salud (Benita de Ávila) al que me incorporé cuando se inauguró (1993) me hizo una fiesta de jubilación inolvidable. Acudieron muchísimos compañeros, mi mujer y mis hijos. En definitiva, me rodeó la gente que me quería y quería estar a mi lado en ese día tan importante para mí.

Otro motivo para no acudir al homenaje es que la empresa nunca se ha preocupado por mi salud. Jamás se me hizo una analítica, ni una exploración de mi capacidad cognitiva. Nunca os habéis preocupado por si tenía alguna enfermedad contagiosa y más en mi caso que por mi especialidad como cirujano infantil desarrollé un programa de Cirugía Menor como creo no se ha hecho en ningún equipo de Atención Primaria en Madrid, y quizás en España, habiendo realizado unas 6.000 intervenciones quirúrgicas.

Además, sabrás que me he caracterizado durante los últimos 25 años por la defensa de los derechos de los médicos. La administración nos ha maltratado, incumpliendo acuerdos firmados en desconvocatoria de huelgas. Está desmantelando y abandonando la Atención Primaria, permitiendo que haya equipos con solo un 50% de la plantilla, que no haya médicos de tarde o en las urgencias extrahospitalarias. ¿No os importa el sufrimiento de la gente? ¿Podéis dormir con la conciencia tranquila?

Si acudiese al homenaje no sería yo, traicionaría mis principios y defraudaría a tantos médicos para los que he sido un ejemplo, pero sobre todo defraudaría a mis hijos.

Siento tener que enviarte esta carta a ti, puesto que te tengo especial cariño desde que hace muchos años, trataste a mis padres como su médico de familia de manera ejemplar, con cariño y humanidad, pero ahora estás en este puesto gerencial y una de las cosas que conlleva son daños colaterales. Esta carta es un daño colateral.

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