En el Partido Popular deben estar aplaudiendo con las orejas. Los dos partidos que amenazaban con quitarle la hegemonía de la derecha, tuvieron un fin de semana para olvidar. Aunque no lo hubieran confirmado las nuevas encuestas, que lo han hecho, estaría bastante clara la vuelta al redil de muchos de sus votantes.

El espectáculo brindado por Jesús García Conde, líder de Vox en Castilla y León, y su fallido ventrílocuo, Javier Ortega Smith, ante la elogiable insistencia de la periodista Laura Cornejo, dejan al partido al pie de los caballos. El discurso de Vox se ha diluido como un azucarillo con una sola pregunta, realizada de forma reiterada, ante la falta de respuesta. La demagogia y el populismo quedaron en evidencia. No hay respuesta, no hay propuesta, no hay conocimiento de la situación, ni de las leyes, solo hay eslóganes.

Al mismo tiempo, Albert Rivera hacía un ridículo internacional al quedar al descubierto sus mentiras acerca de una supuesta felicitación de Macron y del Elíseo, a cuenta de los pactos alcanzados con la ultraderecha. Begoña Villacís, flamante vicealcaldesa de Madrid, se apresuraba a justificar al partido, diciendo que eso era una anécdota. Emanuel Macron no se está inmiscuyendo en la política española, como afirman los ofendidos de siempre. Es su responsabilidad hacer planteos a Ciudadanos, para saber si decidirán seguir siendo sus socios en Europa.

Todo esto, después de que los naranjas hicieran unas cuentas inentendibles en Barcelona, con las que, para evitar entregarse al independentismo, propiciaban un gobierno independentista en la Ciudad Condal. Una excusa para quitarse de encima el lastre de Manuel Valls, que afeaba una y otra vez los pactos de Ciudadanos con los radicales de extrema derecha. Aunque la periodista Isabel San Sebastián se empeñe en afirmar, desde su columna en el ABC, que “el problema de España no es la extrema derecha”, lo cierto es que sí lo es.

Y si se trata de cuentas inentendibles, Ciudadanos se coloca otra medalla con un inexplicable hilo en Twitter, en el que pretende demostrar que Pedro Sánchez tiene como socios preferentes a los nacionalistas. No hace falta abundar en explicaciones, ya que, como no podía ser de otra manera, los tuiteros hicieron sangre de semejante despropósito. Lo dicho: cuentas mal hechas, pero no solo, también burdas manipulaciones y gráficos hechos de esa manera.

El PP las ve pasar. Por una vez, el locuaz Pablo Casado estuvo más discreto. El fin de semana, se pronunció solamente sobre la actitud del PSN en Navarra, que impide un gobierno de derechas en la comunidad foral. Los genoveses jugaron más fuerte, y en eso adelantaron a Ciudadanos. Nunca ocultaron que pactarían con Vox, salvo en el tímido amago, después de la debacle de las elecciones generales, cuando su líder calificó como extrema derecha a los de Abascal.

Y mientras tanto, para saber lo que viene, en su primera semana, el alcalde Martínez Almeida, con su Concejala de Cultura, Andrea Levy, fueron a saco contra las actividades culturales organizadas por los vecinos de Madrid. Es difícil saber si se trata del primer pago a Vox en la capital del Reino, o si la irrupción de la ultraderecha nos ha hecho olvidar dónde ha estado siempre el PP. Y nada hace suponer que se vaya a mover de allí.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com