"Cuando llegue a ser presidente, mi primera medida será aprobar el 155 en el primer Consejo de Ministros, sin esperar ni a consensos ni diálogo. Nos avala la nación española".

Así se ha despachado Pablo Casado el pasado fin de semana, basándose en quién sabe qué datos para asegurar que cuenta con ese aval. A priori, no parece un acierto jactarse de no buscar consensos. O quizá sea la prueba fehaciente que demuestra que la derecha se ha transformado en ultra derecha, por si había alguna duda. La ultra derecha, por definición, impone. E imponer es lo contrario a buscar consensos.

En todo caso, no se debe dar por muerta la política de distensión con Cataluña; no se puede decir que no funciona, como si otras soluciones fueran viables y como si la distensión, mágicamente, estuviera obligada a dar sus frutos en un par de días. Por eso es de lamentar la tibieza de Iñaki Gabilondo, el sábado en La Sexta Noche. Aplaudía a los partidos que hacen magníficos diagnósticos de la situación, pero les descalificaba por no plantear soluciones. Algo que él tampoco hizo. Aunque, eso sí, al explicar la irrupción de Vox, olvidó que el giro hacia la ultra derecha no es privativo de España. Dicho todo esto desde el cariño.

La derecha se ha transformado en ultra derecha, por si había alguna duda. La ultra derecha, por definición, impone. E imponer es lo contrario a buscar consensos

Mención aparte merece el inefable Eduardo Inda que, sumándose, vaya sorpresa, a las tesis de Casado, incluyendo, cómo no, a ETA en su discurso, tuvo un enfrentamiento con la directora de ElPlural.com, Angélica Rubio. Ante la enésima interrupción de Inda, Rubio le dijo “si te comportas como un maleducado, es que eres un maleducado”. Pese a tratarse de un condicional, Inda dijo haber sido insultado… Quien se pica, ajos come. Y como toda respuesta la acusó de haber sido Ssecretaria de estado de Comunicación de Zapatero. Así está el patio.

En la misma intervención en la que prometió “aplicar el 155”, Casado llamó desequilibrado a Quim Torra, que podrá gustarnos más o menos, pero es el presidente de la Generalitat de Catalunya y representa a millones de votantes. Como tal, merece respeto institucional. Luego añadió, sin un atisbo de vergüenza que, si no fuera por el PP, hoy Cataluña sería independiente. No, señor Casado, si Cataluña hoy no es independiente, es gracias a la Constitución y no gracias al PP. Esa Constitución que usted, su partido y sus aliados de ultraderecha pretenden retorcer y pisotear para acomodarla a su gusto. Un gusto sin consensos.