Aquellos que han pasado tiempo investigando la historia de los helados saben que muchas historias compiten en información contradictoria, y poca o ninguna evidencia para respaldar esas afirmaciones. Con la ayuda de la historiadora de alimentos Sarah Wassberg Johnson y otros que han dedicado tiempo a buscar en archivos de periódicos y documentos primarios, hemos respondido algunas de sus preguntas más apremiantes relacionadas con los helados.

Nos gustan tanto que somos capaces de comerlo tan rápido que nos desata dolor de cabeza. Es un básico del verano, aunque ya se consume durante todo el año. ¿Pero desde cuándo? Se sabe que los orígenes del helado se remontan al siglo II a. C., aunque no se ha conseguido especificar, fuera de dudas, la fecha concreta de su descubrimiento. Se sabe que Alejandro Magno disfrutó helados de miel y néctar, y durante el Imperio Romano, Nerón Claudio César (54-86 d. C.) enviaba con frecuencia corredores a las montañas en busca de nieve, que luego se condimentaba con frutas y jugos.

Al igual que con muchos aspectos de la historia de la comida, no hay forma de saber definitivamente quién inventó el helado o de qué país se originó. Las primeras referencias a las casas de hielo y a comer nieve provienen del siglo XI a. C. en China. Luego, alrededor del año 200 a. C., hay referencias a personas en China que comían [una combinación de] leche y arroz congelado en la nieve.

¿Un invento chino, italiano o inglés?

Más de mil años después, Marco Polo regresó a Italia desde el Lejano Oriente con una receta que se parecía mucho a lo que ahora se llama sorbete. Muchos historiadores creen que esta receta se convirtió en helado en algún momento del siglo XVI. Parece que Inglaterra habría descubierto el helado al mismo tiempo, o quizás incluso antes que los italianos.

El cream ice, como se conocía, se servía con frecuencia en la mesa de Carlos I durante el siglo XVII.

 

Café Procope, zona cero del helado

Francia conoció postres congelados similares en 1553, y los popularizó la italiana Catalina de Medici cuando se convirtió en la esposa de Enrique II de Francia. No fue hasta 1660 cuando el helado estuvo disponible para el público en general. Se introdujo una receta ya muy refinada que mezclaba leche, nata, mantequilla y huevos en el Café Procope, uno de los primeros café de París en servir helado.