El 26 de abril es una jornada conocida, sobre todo, por ser el Día de la Visibilidad Lésbica, día en la que muchas personas aprovechan para apoyar la lucha de las mujeres homosexuales; sin embargo, no es la única celebración que tiene lugar este día. También es el Día Internacional del Pene, fiesta que viene de un país del lejano oriente: Japón.

Ciertamente, a veces... bueno, muchas veces, nos resulta difícil comprender la cultura japonesa. Tan lejana y tan ajena que nos sorprende y nos fascina. Poco a poco vamos intentando asimilarla. Una de las primeras manifestaciones que se extendieron fue la gastronomía. Luego han venido el cine, el cómic, la ropa. Ahora, seguro que vamos a necesitar más tiempo para asimilar el Festival del Pene.

Pene de Metal

Así pues, hoy se celebra la edición anual en Kawasaki. La denominación japonesa es Kanamara Matsuri, que traducido significa Festival del Pene de Metal. La celebración es de origen sintoísta. Es un festival de veneración del pene. El miembro viril se representa en todos los tamaños, formas y materiales y tienen lugar procesiones en las que los porteadores llevan grandes falos sobre los hombros. También se crean con esta forma velas, bastones, esculpidos en vegetales e incluso dulces… ejem. Toda una ciudad rendida a la adoración del pene.

Protección a las prostitutas

El origen de la celebración está en un templo local en el que las prostitutas pedían protección. Ante un falo colocado en un altar, rogaban para evitar enfermedades venéreas y por un negocio próspero. También existe un viejo mito que explica el por qué del pene de metal. Una leyenda sobre un demonio que habitaba en el aparato reproductor femenino. Después de la noche de bodas, el demonio castró a dos hombres. Hasta que un valeroso guerrero diseñó un pene metálico que rompió los dientes del diablo.

Símbolo de fertilidad

En la actualidad la fiesta ha cambiado un poco de signo. Se enfoca más hacia pedir a los dioses fertilidad. Y eso no es un tema menor en Japón, dónde existe una auténtica crisis demográfica. En el templo, los feligreses piden por los felices alumbramientos, la prosperidad y buenas relaciones de las parejas y la protección divina de los negocios. Eso sí, siempre con el pene a cuestas.