La ficción distópica (o antiutópica) vive un momento expansivo tanto en el cine como en la literatura, después de años condenada a la inanición al considerarse un subgénero de la ciencia ficción propio del siglo pasado. La visión del mundo que ofrece la distopía es tan fascinante como apocalíptica, y lo peor es que se basa en premisas del presente. Estas creaciones nos traen malas noticias sobre lo que podría esperarnos en ese futuro que aún no existe pero quizá se acerque a una velocidad cada vez mayor: controles de cada paso que damos, dominios del mundo basados en el odio y el rechazo al diferente, visitas extraterrestres, macroexpansiones víricas o algo que hoy nos puede resultar especialmente familiar: lo que Stanislaw Lem llamó farmacocracia y, tal como ha recordado Beatriz Preciado, ya existe como estructura de poder. ¿Marcará un antes y un después la crisis del coronavirus en la ficción distópica y la forma como la recibimos? Hasta entonces y en el Día del Libro, recordemos algunos grandes y acertados títulos a este lado de la estantería.

1. Congreso de futurología (1971). Stanislaw Lem: en esta sátira, el astronauta Ijon Tichy, protagonista de todo un ciclo de novelas del polaco Stanislaw Lem -uno de los mejores escritores de ciencia ficción de todos los tiempos-, muere de forma dramática en el 8º Congreso Internacional Futurológico, y, tras un periodo de hibernación, lo reaniman en un 2039 donde la felicidad reina gracias a la psiquímica. No existen ni las emociones ni lo espontáneo.

2. El nombre del mundo es bosque (1976). Ursula K. Le Guin. Mucho más que una escritora de ciencia ficción y género fantástico, Ursula K. Le Guin fue una auténtica creadora de universos, a lo Jorge Luis Borges. En esta novela inspirada en un relato propio, con el que la autora ganó el Premio Hugo en 1973, el ser humano coloniza un planeta del universo del Ecumen, la liga de mundos, que Le Guin diseñó para ambientar varias de sus creaciones. Los humanos irrumpirán en lo que bautizan como Nuevo Tahití perturbando los ciclos de vida, acabando con los ecosistemas y utilizando a los pobladores como mano de obra barata. La narración se aborda desde dos puntos de vista distintos. Brillante.

3. Bienvenidos a Metro-Centre (2006). J. G. Ballard. Es el último título que escribió otro icono de la ciencia ficción, en este caso británico y autor del mítico El imperio del sol. Aquí, Ballard explora un gran centro comercial como arquitectura de una realidad delirante y de pesadilla, en línea con la forma como exploró un edificio-colmena en Rascacielos, las autopistas y la ingeniería salvaje de La isla de hormigón o los parques industriales en Super-Cannes. La historia narra un nuevo fascismo basado en el consumismo.

4. El círculo (2013). Dave Eggers. En su quinta novela, Eggers, un autor de estilo cambiante pero eficaz siempre, evoca a Orwell actualizando la intensa vigilancia contra la que nos alertó el escritor británico en el imperio de Google, Twitter y Facebook, cuando el deseo de pasar inadvertido es un acto de rebelión. James Ponsoldt llevó el libro al cine con Tom Hanks como protagonista, y guión del propio Eggers.

5. Por último, el corazón (2016). Margaret Atwood. Especialmente conocida por El cuento de la criada y Alias Grace, Atwood, muy especializada en destacar lo mal que pueden ir nuestras vidas de seguir por ciertos derroteros, comenzó a publicar por entregas y de forma online esta historia en la que una pareja que lo ha perdido todo a causa de la crisis económica participa en un experimento social por el que los integrantes de una comunidad alternan mensualmente su modo de vida entre la cárcel y la opulencia.

6. Nunca me abandones (2005). Kazuo Ishiguro. Los niños de la bucólica y aristocrática escuela Hailsham no reciben una educación normal. Es más, no son niños normales: son clones, y se han creado para convertirse en donantes de órganos. A cambio, sufren una existencia oprimida y perturbadora. El cineasta Mark Romanek llevó al cine esta ucronía del autor de origen japonés, Premio Nobel 2017.

7. Los peligros de los viajes en el tiempo (2019). Joyce Carol Oates. En su novela número cuarenta y seis, esta autora neoyorquina desarrolla músculo en la narración distópica sin perder pie en el género del misterio. Inspirada en la toxicidad del presente político de su país, rebautizado para este relato como Estados de América del Norte, en esta narración se utiliza la aniquilación como forma penal para condenar la traición al Estado. Eso implica la desaparición del individuo y todos sus rastros, incluidos los que deja en los recuerdos de su familia.