El vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, ha ensalzado este lunes al ejecutivo ultraderechista de Viktor Orbán en Hungría y lo ha tomado como referencia para su labor de gobierno. Estas polémicas declaraciones van acompañadas de las medidas que desincentivan al aborto que ya están presentes en dicho país.

Hungría ya aprobó en septiembre un decreto que obliga a las mujeres que quieran abortar a escuchar antes el latido del corazón del feto. En el formulario de solicitud de aborto se incluye la garantía del ginecólogo de que ha mostrado a la mujer una “clara identificación de los signos vitales del feto”.

En una entrevista en El programa de Ana Rosa, el dirigente de Vox ha subrayado que el país húngaro obliga a las mujeres a escuchar el latido del feto antes de tomar la decisión de abortar. Una medida que, según él, está ayudando a mejorar los índices de natalidad.

La presentadora del espacio, se ha mostrado muy sorprendida por la defensa que García-Gallardo hacía del gobierno húngaro marcadamente ultraderechista. En la línea de Ana Rosa, la contestación no se ha hecho esperar y también ha atizado a la izquierda asegurando que no le gustaría vivir “ni en Cuba, ni en Venezuela ni en Hungría”.

Hecho que el vicepresidente de Castilla y León sigue sin comprender: “es un país que está en la UE, va como un tiro, se están elevando los índices de natalidad, la economía crece y se respetan los derechos de todo el mundo. Para mí es un ejemplo”. No ha dudado en admitir.

Sin embargo, la presentadora del espacio ha vuelto a redundar en la cuestión. Insisto, no me gustaría vivir en Hungría. Si usted sí, estupendo”. Es entonces cuando el vicepresidente de la Junta de Castilla y León ha hecho público el motivo por el que parece no importar cambiar su residencia al país húngaro. “Estoy acostumbrado al frío, no me importaría vivir allí”, ha espetado el dirigente de Vox ante una perpleja Ana Rosa.